Mientras los lanzamientos espaciales continúan expandiendo las fronteras tecnológicas, es crucial equilibrar el progreso con la conservación del medio ambiente.
El despegue de poderosas naves espaciales, liberan grandes cantidades de gases de efecto invernadero y partículas contaminantes que contribuyen a la degradación de la capa de ozono.
Explosión de la Starship de SpaceX. / RR.SS.
Los lanzamientos de cohetes, esenciales para la exploración espacial y el avance científico, han generado preocupación por su impacto ambiental en el planeta Tierra. Estos eventos, que implican el despegue de poderosas naves espaciales, liberan grandes cantidades de gases de efecto invernadero y partículas contaminantes en la atmósfera, contribuyendo al calentamiento global y a la degradación de la capa de ozono. Además, los restos de cohetes y otros desechos espaciales pueden caer en océanos y áreas terrestres, afectando ecosistemas sensibles.
El despegue y posterior explosión del cohete Starship de SpaceX el 20 de abril de 2023 en Boca Chica, Texas, ha iniciado una intensa discusión sobre los impactos ambientales de los lanzamientos espaciales. Starship, descrito como el cohete más poderoso del mundo, despegó e inició su vuelo inaugural por tres minutos y cincuenta y siete segundos antes de explotar y caer al mar en forma de escombros. Aunque el CEO de SpaceX, Elon Musk, calificó el evento como “emocionante” y los ingenieros lo consideraron un “desensamblaje no planificado rápido”, las consecuencias fueron más severas de lo esperado.
El lanzamiento no solo destruyó el cohete sino también la plataforma de lanzamiento, ubicada en una zona ecológicamente sensible. Rodeada de parques estatales y reservas nacionales de vida silvestre, el sitio alberga plantas protegidas y aves migratorias. La explosión creó un cráter en la estructura de la plataforma, enviando arena, suelo, trozos de metal y concreto volando hasta 10 kilómetros de distancia.
La NPCA (National Parks Conservation Association) expresó su preocupación sobre los daños ambientales. “La cantidad de destrucción ambiental causada por los escombros y la posibilidad de incendios, la contaminación del aire y el agua es alarmante”, dijo Sarah Gaines Barmeyer, vicepresidenta del programa de conservación de la NPCA. En respuesta, varias organizaciones ambientales presentaron demandas contra los reguladores gubernamentales por permitir el lanzamiento.
SpaceX, tras admitir que una “placa de acero refrigerada por agua masiva” destinada a proteger la plataforma no estaba lista a tiempo, ha reconstruido la plataforma con un diseño mejorado. Sin embargo, la explosión dejó al descubierto la fragilidad de los entornos cercanos a los sitios de lanzamiento espacial. En diversos lanzamientos, como los de SpaceX y las operaciones documentadas por agencias como NASA, se ha observado acumulación de partículas de aluminio y variaciones de pH en aguas adyacentes.
NASA, con su larga trayectoria de monitoreo ambiental desde cabo Cañaveral, Florida, ha documentado los efectos a largo plazo de los lanzamientos espaciales. “Los impactos primarios fueron la acumulación de partículas de aluminio y daños a la vegetación”, afirmó Don Dankert, jefe del equipo de gestión ambiental del Centro Espacial Kennedy. A pesar de los cuidados tomados, existe preocupación por nuevos proyectos de lanzamiento en áreas protegidas.
La estación espacial de Baikonur en Kazajstán es un recordatorio de las ambiciones espaciales mal reguladas, dejando vastas áreas contaminadas con combustible cancerígeno. En contraste, la base europea de Kourou en la Guayana Francesa ofrece un ejemplo positivo de preservación del entorno mientras minimiza el impacto de los lanzamientos. “Dentro del perímetro del puerto espacial no hay agricultura, por lo que no hay químicos ni pesticidas, y la caza está prohibida”, dijo Luce Fabreguettes, jefa de infraestructura de la ESA.
La NPCA también advirtió sobre los riesgos potenciales de ubicar nuevos sitios de lanzamiento cerca de áreas protegidas. Actualmente, están en campaña contra el desarrollo de un sitio comercial en Georgia cerca de una zona silvestre protegida, considerando que el crecimiento de las operaciones espaciales podría poner en riesgo ecosistemas importantes.
Mientras los lanzamientos espaciales continúan expandiendo las fronteras tecnológicas, es crucial equilibrar el progreso con la conservación del medio ambiente. “Realmente creemos que podemos encontrar un equilibrio y que la industria y la conservación pueden coexistir”, expresó Barmeyer. Esto es vital para asegurar que los beneficios del espacio no lleguen a costa de nuestros ecosistemas terrestres únicos. @mundiario
DIEGO TUDARES
Abogado.
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El autor, DIEGO TUDARES RORÍGUEZ, colaborador de MUNDIARIO, es abogado egresado de la URBE, aficionado a la política internacional, a los derechos humanos y al medioambiente. Seguidor de series de ficción, se confiesa lector y amante de los animales. @mundiario
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