La bella Xerces azul fue víctima del desarrollo urbano en EE.UU. Ahora, investigadores españoles han secuenciado su 'libro de instrucciones', el primero de un insecto desaparecido y fundamental para 'devolver a la vida' a la especie en el futuro
IIustración de la mariposa Xerces Blue posada en una rama de la planta de la que se alimentaba MARTÍ FRANCH
JUDITH DE JORGE
Madrid
La Xerces Blue (Glaucopsyche xerces), una delicada mariposa de alas azules iridiscentes y apenas tres centímetros de longitud, es prácticamente desconocida en España, pero en EE.UU. se la considera un icono de la capacidad humana para la destrucción. Originaria de las dunas costeras de San Francisco, gran parte de su hábitat quedó devastado por el crecimiento de la ciudad y su población relegada al Parque Nacional del Golden Gate, donde en 1941 fueron vistos los últimos especímenes. Primera especie de insecto extinta en tiempos históricos, da nombre a una famosa asociación conservacionista americana: la Xerces Society.
Ahora, un equipo liderado por investigadores del Instituto de Biología Evolutiva (IBE-CSIC-UPF) y el Museo de Ciencias Naturales de Barcelona ha logrado secuenciar el genoma de cuatro de estas mariposas. El trabajo, publicado en la revista 'eLife', muestra que el ADN contenía una alta incidencia de endogamia, una señal de disminución de la población que podría servir para identificar otros insectos amenazados.
Además, el estudio tiene otra vertiente emocionante: los investigadores creen que la especie reúne las condiciones para ser una estupenda candidata a la desextinción, su vuelta a la vida.
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La Xerces Blue es, de hecho, el único insecto que aparece en las listas de especies que podrían ser 'resucitadas'. «Tendría ventajas respecto a otros candidatos más llamativos pero más complejos como el mamut, el dodo o el tigre de Tasmania», dice uno de los líderes del estudio, Carles Lalueza-Fox, investigador del IBE (CSIC-UPF) y director del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona. El motivo es que su existencia estaba restringida a un período de tiempo muy limitado, unas semanas entre marzo y abril, y a un área de cría muy restringida, por lo que difícilmente se convertiría en una plaga. También juega a su favor el hecho de haber desaparecido hace relativamente poco, por lo que se reduce el impacto ecológico de su reaparición.
Motivos para la resurrección
Según Lalueza-Fox, la obtención del genoma de esta mariposa podría ayudar a su resurrección. «Creo que podría conseguirse mediante CRISPR [el corta pega genético] a partir de los huevos de una especie actual con la que está emparentada, la Silvery Blue, transformando un número limitado de genes relacionados con aspectos únicos del metabolismo o del aspecto físico de la Xerces Blue», explica. Una de las características más distintivas de esta mariposa, además de sus bonitas alas azules, son unas manchas blancas en la parte ventral que, por ejemplo, deberían mantenerse. El investigador estaría dispuesto a intentar esta resurrección, «porque sería todo un reto: no es trivial, hay mucha ciencia básica detrás de algo así», afirma.
Pero, ¿por qué hacerlo? «Hay una respuesta ética: si somos los responsables de haberla extinguido, quizás podríamos ser los responsables de traerla a la vida. Y también una ecológica, por el rol importante que jugaba en el ecosistema en el que vivía», dice.
Precisamente, San Francisco está restaurando el ecosistema de dunas del Presidio, el parque junto al Golden Gate donde habitaban estas mariposas. «Una posibilidad sería completar la restauración con la reintroducción de esta especie, que se alimentaba de dos tipos de flores que siguen existiendo en la zona», apunta el investigador.
Señales de endogamia
Lo que ya ha permitido la secuenciación del genoma de la Xerces Blue es conocer que la mariposa, arrinconada por razones desconocidas a un área geográfica muy restringida, llevaba al menos 100.000 años en declive probablemente por cambios en el clima que no afectaron a la Silvery Blue, hasta que la expansión humana puso la puntilla y acabó con ella. Su ADN tiene señales de endogamia, baja diversidad genética, «típicas de especies en peligro de extinción que incluso se ven en los neandertales», dice Lalueza-Fox.
Al encontrarse tan arrinconada, se llegó a pensar que la Xerces Blue no era una especie, sino una población de la exitosa Silvery Blue, que se extiende por toda Norteamérica y Canadá. Los investigadores también han secuenciado el genoma de siete ejemplares de esta otra mariposa de entre 80 y 100 años de antigüedad, y de uno moderno de Canadá, para compararlo con el de la azul. Así, han confirmado que la Xerces Blue es una especie distinta.
Holocausto de los insectos
Los investigadores creen que estas señales de declive descubiertas en el genoma de la mariposa podrían servir para monitorizar otras especies de insectos actuales que podrían estar en peligro de extinción y hayan pasado inadvertidas. «Es muy fácil ver estas señales en los vertebrados, porque puedes contar el número de individuos que quedan, pero en los insectos la situación pasa desapercibida porque es mucho más difícil censar las poblaciones», dice Lalueza-Fox.
El fin de la Xerces Blue pudo ser el inicio de lo que se conoce como el «holocausto de los insectos», la desaparición y declive de muchas especies de insectos en todo el mundo. «Hay gente que cree que los insectos en peligro por el cambio climático se desplazarán hacia el norte, pero para muchas especies esto es imposible. Su capacidad de desplazamiento es limitada y si hay una fragmentación de su hábitat, como un río, un brazo de mar o una incluso una ciudad, se ven restringidas a lugar sin poder salir. A la Xerces pudo pasarle algo parecido», indica el investigador. Por eso, el genoma de esta pequeña y bella criatura puede ayudar a prevenir la extinción de otros insectos en peligro. Y quizás incluso a devolverle su propia vida.
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