Las únicas naves humanas que han atravesado la heliopausa hasta ahora han sido las legendarias Voyager 1 y 2, desde donde los investigadores han obtenido datos preciados para comprender esta región de nuestro sistema
Por: Ecoo sfera
Al igual que la Tierra que está recubierta por su poderoso campo magnético, el Sistema Solar también tiene su propio escudo protector que lo divide como una célula del espacio intergaláctico. El límite entre nuestro vecindario y la extrañeza del espacio, no está muy clara del todo para los astrofísicos pero creen que algo extraño está sucediendo ahí y está ondulando de manera aberrante.
Nuestra estrella anfitriona es tan poderosa que su influencia no sólo llega hasta el último planeta mayor, Neptuno, sino que sus partículas cargadas de plasma continúan un viaje todavía más extenso hasta lo que se conoce como la heliopausa. El Sol arroja una cantidad inimaginable de material de plasma, un flujo supersónico de gas ionizado que recorre con fuerza todo el espacio que forma parte del Sistema Solar y se extiende hasta el Cinturón de Kuiper.
Pero recordemos que el Universo es tan vasto que nuestra estrella es tan sólo una aguja en el pajar. Es de esperarse que el viento solar pierda fuerza en algún momento de su recorrido, cuando esto sucede, se le denomina choque de terminación y es justamente aquí en donde se encuentra la heliopausa y donde comienza el espacio interestelar, que no hay que confundir con el espacio intergaláctico. Este último sería lo que hay más allá del Sistema Solar, pero de la heliopausa todavía restan millones de kilómetros para salir del sistema.
Ondulaciones en la heliopausa
Las únicas naves humanas que han atravesado la heliopausa hasta ahora han sido las legendarias Voyager 1 y 2, desde donde los investigadores han obtenido datos preciados para comprender esta región de nuestro sistema. Sin embargo, parece que no todo está en calma ahí de hecho, los datos recabados por las naves, evidencian una dinámica cambiante de la heliopausa que parece estar ondulando y no de manera insignificante.
La Voyager 1 cruzó la heliopausa en 2012 a una distancia de 122 unidades astronómicas desde nosotros. En 2016, el equipo midió que la distancia a la heliopausa en dirección a la Voyager 1 era de unas 131 unidades astronómicas; en ese momento, la sonda estaba a 136 unidades astronómicas del sol, todavía en el espacio interestelar, pero con una heliosfera hinchada detrás.
Extrañamente las mediciones de la Voyager 2 también muestran una variación importante. Los datos indican que en 2015, la distancia del equipo a la heliopausa era de 103 unidades astronómicas, con un margen de error de 8 unidades astronómicas a cada lado. En ese momento, la Voyager 2 estaba a 109 unidades astronómicas del Sol, que todavía está dentro del margen de error. La Voyager 2 cruzó la heliopausa en 2018 a una distancia de 119 unidades astronómicas.
Pero las sondas no son las únicas que sugieren un comportamiento ondulante del Sistema Solar, el Explorador de límites interestelares (IBEX) de la NASA, también sugiere lo mismo. En 2014, las mediciones de IBEX marcaron un aumento en la presión del viento solar aproximadamente del 50% hasta por seis meses.
Una burbuja extraña y aberrante
Gracias a estas mediciones, investigadores de la Universidad de Princeton lograron crear una instantánea de la forma de choque de terminación y la heliopausa, en donde encontraron enormes ondas, en la escala de decenas de unidas astronómicas. Recordemos que una unidad astronómica es la distancia que hay del Sol a la Tierra, unos 150 millones de kilómetros.
No se sabe con exactitud qué podría estar causando las ondulaciones en los confines del Sistema Solar. Por ahora lo único que sabemos es que vivimos en una extraña burbuja invisible y ‘arrugada’ que protege a nuestro vecindario planetario del espacio intergaláctico. Pero se espera que en 2025 una nueva sonda sea enviada al espacio para medir las emisiones energéticas del plasma solar y así, descubrir el extraño comportamiento de la heliopausa.
Referencias:
Zirnstein, E.J., Shrestha, B.L., McComas, D.J. et al. Oblique and rippled heliosphere structures from the Interstellar Boundary Explorer. Nat Astron (2022). https://doi.org/10.1038/s41550-022-01798-6
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