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NOTAS SOBRE LA TEORÍA DE LA RENTA

¿Cuáles son los orígenes históricos de la renta y cuáles son los diferentes papeles que ha jugado la renta en el capitalismo? 

VV AA

Versión original en catalán: 

Desde el Grupo de Trabajo de Teoría de la Renta [del Sindicat de Llogateres de Catalunya] nos hacemos una pregunta básica: ¿por qué pagamos el alquiler? Esta pregunta atraviesa la experiencia inquilina que todas tenemos e indaga sobre los orígenes y las teorías de la renta que nos permiten conocer mejor tanto la raíz de nuestros problemas cotidianos como ampliar las estrategias que tenemos para encararlos.

El Grupo de Teoría de la Renta sale precisamente de esta inquietud: de la necesidad de pensar juntas sobre el pago del alquiler y comparar las disertaciones teóricas con nuestra praxis sindical. Los objetivos que nos planteábamos al empezar eran básicamente dos: 
-Contribuir a construir un pequeño corpus teórico alrededor del concepto de “renta de alquiler”.
-Generar propuestas y materiales formativos para extender el trabajo.

Y partíamos de esta hipótesis:

En la actual fase del capitalismo financiero, no se puede comprender el capital sin actualizar la teoría de la renta adecuada a los modos de extracción de rentas en el mercado inmobiliario.

En otras palabras queríamos explorar el papel específico de la renta actualmente que, como todas sabéis, es diferente al que ha sido en otros momentos histórico puesto que ahora la especulación en materia de vivienda está al orden del día. Pero ¿qué es la renta?

Una definición sencilla de renta sería la siguiente:

Pago realizado por una inquilina con el objetivo de disfrutar temporalmente del uso de un bien, en nuestro caso una vivienda, del cual no es propietaria.

O bien:

Beneficios que puede extraer el propietario de un bien por ceder temporalmente su uso a una inquilina.

Por lo tanto, la teoría de la renta es toda la conceptualización que se ha hecho en relación a sus orígenes, definición y funciones que toma dentro de los sistemas sociales (en concreto, nos hemos centrado en el capitalismo de nuestros tiempos). Estos meses hemos estado leyendo diferentes autoras y teorías que compartiremos, de forma resumida.

Este documento consta de tres grandes bloques donde abordaremos diferentes temáticas: la historia y papel de la renta en el capitalismo, el tipo de rentas y la comprensión de la renta como relación social. En cada uno de estos bloques os plantearemos algunas preguntas iniciales para abrir el pensamiento. ¡Participad sin miedo! Ya veréis como las comprensiones de todas quedan incorporadas a las de los grandes teóricos.Historia y rol de la renta en el capitalismo

¿Cuáles son los orígenes históricos de la renta y cuáles son los diferentes papeles que ha jugado la renta en el capitalismo? Nos proponemos hacer un pequeño esbozo. Las exposiciones breves pueden caer en simplificaciones y en una presentación etapista de la historia, en cualquier de estos sentidos pedimos que se comprenda el pecado. Evidentemente, este texto también está sujeto al debate y la discrepancia. La renta, tal y como la conocemos hoy en día, se conforma a través de tres grandes procesos históricos.

1.1. Del feudalismo al capitalismo

El primer proceso histórico es la lenta transición, en el contexto europeo, del feudalismo al capitalismo. En este contexto la agricultura de subsistencia propia de la vida en la Edad Media se transforma a causa de: los cambios en la organización y distribución de la tierra (concentración de la propiedad en menos personas); la progresiva sustitución de las relaciones entre señor feudal y siervos por una estructura de tres clases: los terratenientes, los capitalistas y la clase trabajadora; la imposición de las lógicas de maximización del beneficio mediante la reducción de los costes de producción; la división de tareas; y las mejoras tecnológicas aplicadas en la producción agrícola.

Así, el antecedente primitivo de la renta moderna es el pago en forma de trabajo o especies que realizaban los siervos a los señores feudales a cambio del uso de una parcela de tierra para habitar y trabajar. En el siglo XIX el modo de producción capitalista ya es el dominante en la economía agrícola europea y la renta ya es un pago dinerario que realiza la clase capitalista o la clase trabajadora a la clase terrateniente (propietarios de las tierras) a cambio del uso de sus tierras, no para producir para el autoabastecimiento, sino para elaborar mercancías que se puedan vender en el mercado.

Es en este escenario donde empieza a desarrollarse una teoría de la renta, que pretende explicar cómo se asigna el precio a pagar por el alquiler de una determinada parcela de tierra, es decir: qué valor tiene. Los autores de esta época consideran que el valor de un bien en la economía capitalista proviene del trabajo, que es el que convierte una serie de materias primas en una mercancía. Esto se conoce como teoría del valor-trabajo y relaciona directamente el valor de una mercancía con el tiempo socialmente necesario para producirla (ya sea considerando el trabajador de forma individual o al conjunto de la sociedad). Dado que la tierra si no se trabaja no puede producir frutas o verduras que se vendan, en un principio no tendría valor por sí misma, pero como no todas las tierras tienen la misma fertilidad y una tierra con más fertilidad dará más frutos con la misma cantidad de trabajo, y al fin y al cabo un tipo de verdura se vende a un mismo precio independientemente de qué tierra provenga, se considera que el precio a pagar para alquilar una parcela está relacionada con la fertilidad que tenga esta en comparación con las que la rodean.

En síntesis, la teoría de la renta nace para explicar cuál es el precio de la tierra destinada a un uso en la agricultura y en relación con la producción de mercancías de la sociedad capitalista. David Ricardo y Karl Marx son dos pensadores destacados de esta época. En este contexto, la renta tiene un papel económico en el capitalismo, o bien parasitario (negativo), o bien de acumulación (positivo), dependiendo de la actitud de la clase terrateniente. Si los terratenientes se mantienen al margen de reinvertir las ganancias provenientes del cobro de rentas en la economía productiva, por ejemplo mejorando las infraestructuras de la tierra para aumentar la producción, se considera que tiene un papel parasitario. En cambio, si la renta se reinvierte en la economía cuando se ha acumulado en cantidad suficiente, podría jugar un papel acumulador.

1.2. Urbanización

El segundo proceso histórico es la urbanización: el proceso progresivo de migración humana del campo hacia la ciudad y, por lo tanto, un proceso fruto del cual el centro de la vida económica pasa a ser la ciudad.

La primera teoría que abrió a pensar el precio de la renta en el ámbito urbano a pesar de hacerlo todavía dentro de la lógica de producción de mercancías agrícolas, vino de la mano del economista Von Thünen, quién estableció la cuantía de la renta de una parcela de tierra en función de la distancia a su punto de venta/consumo (el mercado en la ciudad). Cuánto más cerca del punto de consumo está un campo, más renta genera, puesto que ahorra costes de transporte a quien vende la mercancía a un precio (socialmente) fijado. Si antes el valor de una tierra tenía en cuenta su fertilidad, ahora también se tiene en cuenta la localización de la parcela. Este hecho propició que la localización también se empezase a considerar como atributo que otorga valor a la tierra y por tanto influirá en el precio del alquiler y abrió paso a las primeras teorías que relacionan el precio del alquiler en la ciudad con el centro urbano.

La introducción de la renta en el contexto urbano coincide con un crecimiento de la aceptación del pensamiento neoclásico entre los economistas. Para esta perspectiva económica el valor de una mercancía no depende del trabajo necesario para producirla, sino del precio que alguien está dispuesto a pagar por la última unidad disponible de un determinado recurso, asumiendo que estos son escasos. Así, el precio de la renta de una tierra estaría determinado por el equilibrio entre oferta y demanda y el uso de la mejor tierra sería el que le otorgara el actor social (empresario, campesino…) con más capacidad de pago, quien se entiende que por el hecho de estar dispuesto a pagar el precio más alto es quien maximizará su utilidad, y así, progresivamente, se irían asignando los diferentes usos (agricultura, construir una fábrica o un centro comercial, hacer viviendas…) de cada parcela de tierra. El papel de la renta en este marco conceptual es el de coordinar y asignar, a través del mercado, los diferentes usos posibles de la tierra.

No es hasta que el pensamiento marxista vuelve a aparecer durante los años sesenta del siglo XX, que podemos hablar como tal de una teoría urbana de la renta, puesto que el pensamiento neoclásico, mayoritariamente renegaba de la necesidad de diferenciar la renta del capital en el proceso económico. Un pensador destacado en estos momentos será David Harvey, quien señalará que, dado que el espacio contiguo a una tierra le otorga valor y que este espacio no es ya natural, sino que está construido por los propios seres humanos, la escasez de tierra no es un factor natural, sino artificial, y puede ser por lo tanto manipulado para incrementar el valor de las rentas. Pensamos por ejemplo en que el alquiler de cualquier de nuestros pisos o casas siempre contempla los servicios cercanos (escuelas, transporte, jefes) como un añadido que incrementa su precio, o en la capacidad de los propietarios de viviendas de generar escasez manteniendo pisos vacíos.

1.3. La financiarización de la economía

El tercer proceso histórico es la financiarización de la economía. Por financiarización de la economía podemos entender el conjunto de transformaciones económicas que han transformado las finanzas de actor que apoyaba la economía productiva a principal sector económico con capacidad de dirigir y coordinar el conjunto de políticas económicas globales, incluyendo los procesos de producción y consumo. Una de estas transformaciones, por ejemplo, la encontramos en que la banca hoy en día no solo sirve para conceder préstamos o permitir el ahorro, sino que también se dedica a la compraventa de los propios préstamos, convertidos en activos financieros, y a especular sobre los mismos en mercados de activos internacionales. En este escenario, la teoría de la renta se empieza a desarrollar para incluir los efectos que los cambios de la globalización económica y en los mercados financieros están imprimiendo en los mercados inmobiliarios.

Uno de los fenómenos más destacables de esta financiarización de la economía es el que se denomina capital-switching, y que hace referencia a la migración del capital a invertir desde el circuito capitalista de producción de valor llamado circuito primario (beneficios que se generan de la inversión en la economía productiva) hacia el circuito secundario (beneficios generados en la gestión económica de activos financieros y que moviliza mucha inversión inmobiliaria). Este fenómeno reflejaría el camino del capitalismo hacia un modelo donde la extracción de rentas se vuelve fundamental para el sostenimiento del propio sistema, lo que para nosotros confirma la hipótesis original de la introducción cuando decíamos que uno de nuestros puntos de partida era que el capitalismo financiero no se puede entender sin la renta.

La síntesis sobre esta nueva teoría de la renta nos lo aporta Anne Haila cuando nos dice:En primer lugar, que hay una “tendencia de los propietarios a tratar sus propiedades como un activo financiero puro”.
Y en segundo lugar, “la renta tiene un papel coordinativo en el capitalismo”.

¿Qué significa que la tierra se trate como un activo financiero? Pues básicamente que el precio del alquiler no lo determinarán solo los procesos de producción de mercancías o la interacción de la oferta y la demanda, sino también la expectativa de maximizar el rendimiento de una inversión económica financiada a partir de capital acumulado y movilizado en los mercados financieros. Este fenómeno a grandes rasgos correspondería al aumento del precio del alquiler que hemos vivido a partir de la entrada en el mercado inmobiliario de los fondos de inversión.

Y este papel de coordinación del que habla Haila, ¿es el mismo papel de coordinación de usos que hemos dicho antes? Pues no exactamente, implica dentro del marco de la economía financiarizada un paso más. En la medida en que el sector financiero coge el liderazgo del capitalismo y empieza a definir la dinámica económica global en un mundo altamente urbanizado, determina también como se construye en la ciudad, qué uso se da en cada espacio o qué se produce, y lo hace a partir de la expansión y crecimiento de las rentas urbanas.Tipo de renta y los conceptos principales

Los autores que hemos leído identifican diferentes tipos de renta en función de por qué surge la renta, cómo se genera el pago, entre qué partes, cómo son las personas que pagan y reciben el pago, etc. Los conceptos y tipologías principales de renta que tenemos que tener en cuenta, pues ocupan un papel central, son fundamentalmente cuatro, que tendremos que agrupar en dos grupos diferentes: por un lado, la distinción entre renta del suelo y renta de la tierra; y por otro lado, la renta absoluta o de monopolio; y la renta diferencial.

2.1. Renta de la tierra y renta del suelo

La renta de la tierra (land rent) es un pago de dinero para hacer uso de todo aquello que está incluido dentro de esta tierra. Imaginamos, pues, que pagamos una renta por una hectárea de tierra, dentro de la cual hay una masía, con instalación eléctrica y de gas, con luz, y un campo con un huerto, etc. Dentro de la renta de la tierra, pues, también estaría incluido todo aquello que contiene, como el uso de la masía, el derecho a bañarnos en el río, o de cosechar y sembrar las frutas y verduras del huerto. Evidentemente podríamos hacer uso de la luz, electricidad y agua que hay dentro de la tierra. Podemos estar de acuerdo que la casa, la instalación de la luz y del gas, tienen un coste, tanto por su instalación y construcción, como por su mantenimiento.

La renta del suelo (ground rent), sería el precio que pagaríamos si restamos lo que realmente costó construir la casa, así como las otras instalaciones que hay y lo que cuesta mantenerla. La renta del suelo, por lo tanto, es lo que realmente nos interesa, puesto que sería como un tipo de renta “pura”, el pago que hacemos directa y exclusivamente por hacer uso del trozo de tierra que ocupamos, sin considerar la casa o las cosas que hay en ella. Un ejemplo práctico: de alquiler, por un piso en el barrio del Clot pagamos 800 euros. El piso fue construido en 1950 y desde entonces siempre ha habido inquilinas pagando rentas, por lo tanto, la construcción está amortizada: las inquilinas, con los años, ya han pagado lo que en su día costó levantar las paredes, el material, la mano de obra, etc. Aun así, el piso tiene unos costes de mantenimiento, pero estos costes son aproximadamente de 100 euros al mes. Por lo tanto, los restantes 700 euros son un pago que únicamente va destinado al bolsillo del rentista, sin ningún otro destino. Es lo que sería la renta del suelo.

Consideramos que el pago de la renta del suelo, es decir, el dinero que pagamos y que va destinado directamente al bolsillo del rentista, es la gran mayoría de lo que pagamos actualmente en zonas urbanas en Cataluña. La gran mayoría de viviendas del parque de alquiler ya hace años que se ha amortizado su construcción, sería una tarea interesante calcular cuál sería la renta mínima que una vivienda tiene que pagar para sostener su propio mantenimiento. Todo el resto, sería, por lo tanto, renta del suelo.

Por lo tanto, resumiendo, la renta de la tierra incluye la renta del suelo. Podríamos decir que la renta de alquiler es un tipo de renta de la tierra, lo que va destinado a pagar un alquiler de un piso o local. La renta del suelo hace referencia únicamente al dinero que mueve el rentismo. No obstante, dentro de la renta del suelo podemos encontrar diferentes conceptos y tipos de renta, como por ejemplo la renta absoluta y de monopolio, y la renta diferencial.

2.2. Renta diferencial y renta de monopolio

La renta diferencial se origina con el economista clásico David Ricardo, en el S. XIX, quien consideraba que el precio de la tierra en sí se justifica en tanto hay parcelas de campo más productivas (fértiles) que otras y por tanto requieren menos trabajo para producir lo mismo. Esta es una concepción marginal de la renta, puesto que la cantidad a pagar en particular queda determinada por la fertilidad del último campo de tierra que es cultivable en relación al conjunto de tierras arrendadas para cultivar. De hecho, según esta idea, toda renta es renta diferencial. Básicamente, el pago existe para acceder en una tierra más fértil en comparación en una tierra más seca, y como tal, el terrateniente tiene derecho a quedarse con un dinero a cambio.

Marx –que no estaba de acuerdo con la idea de que toda la renta fuese diferencial– distingue entre dos tipos de renta diferencial: la extensiva y la intensiva. La renta diferencial extensiva sería la renta que se obtiene de las diferencias de productividad relativa por la fertilidad inherente entre diferentes tierras. La renta diferencial intensiva sería la renta que se obtiene de la inversión para hacer las tierras más productivas.

En su origen, por lo tanto, la renta diferencial es una renta agraria, donde los capitalistas y los trabajadores pagan a los terratenientes un dinero para hacer uso de sus tierras. Si ponemos un ejemplo más actual estaríamos hablando de que la renta es un pago o transferencia de dinero que proviene, o bien de parte de los salarios que obtienen las trabajadoras por el pago de un alquiler de vivienda, o bien como parte del excedente de los beneficios que los capitalistas han obtenido como inversión en el proceso de producción de una mercancía (para pagar las oficinas donde está localizada una empresa, o una tienda, o una planta de producción, etc.).

Pero según la renta diferencial, el pago siempre se legitima con la idea que hay que compartir con el terrateniente (o propietario) los beneficios obtenidos de las ventajas competitivas que supone producir en una tierra con unas características mejores que otra; o si hablamos del alquiler, de las ventajas que supone vivir en una localización concreta respecto de otra. De este modo, la renta también tiene una función de igualar la competitividad, puesto que iguala los precios (aumentando los costes de producción).

¿Cómo podríamos entender la renta diferencial hoy en día? Casi todos los términos que utilizamos, como veis, están sobre todo ligados a cuestiones agrarias o de producción, pero, ¿podemos poner un ejemplo de renta diferencial actual y en relación al alquiler? Lo que podemos hacer, por ejemplo, es entender la renta diferencial como diferencias en la localización y la accesibilidad con transporte de un apartamento, como reflejo de las teorías que introdujo Von Thünen y que dieron inicio a la economía urbana; no se pagará lo mismo por un apartamento en un centro urbano o en un barrio concreto que en zonas más periféricas o mal comunicadas. Del mismo modo podemos deducir que se genera una renta diferencial si ha habido inversiones de mejora tanto en el mismo apartamento como en el entorno urbano donde se ubica.

Aun así, la renta no se puede explicar únicamente de manera diferencial. El propio Marx, ya en el S. XIX introdujo la idea de renta de monopolio y absoluta, que es una variante de la renta de monopolio. La renta de monopolio surge porque existe un monopolio independientemente de la renta: el producto que se obtiene de trabajar este campo es insustituible. La renta absoluta, por otro lado, surge porque existe una clase coordinada de propietarios que forma un monopolio con diferentes fórmulas para evitar la existencia de competencia.

La renta absoluta, además, contempla relaciones de poder y la política en la definición de la renta, y no únicamente factores espaciales, de inversión o cualitativas. En este tipo de renta, por lo tanto, se ponen de relevo los derechos de propiedad y cómo estos operan y son capaces de imponerse, y de la capacidad de la clase rentista de coordinarse y actuar de forma que puedan subir o exprimir al máximo su capacidad de extraer rentas. Esta idea emerge con la relectura marxista que David Harvey hace de la renta a finales de los años 70, cuando los procesos de urbanización y el poder que la clase rentista ejercía claramente favorecía, y favorece, la extracción de rentas. Harvey denominó a esta renta como “renta de monopolio de clase”, pero en realidad, nos encontramos ante una versión contemporánea de lo que Marx había bautizado, acertadamente, como renta absoluta, puesto que se basa en el absolutismo del soberano propietario rentista para imponer el pago de una renta sobre sus inquilinas.

Algunas aportaciones consideran que toda renta es de alguna manera absoluta porque cualquier tipo de renta existe porque al menos los propietarios terratenientes hacen valer sus derechos de propiedad, exigiendo un pago para ceder el uso de sus tierras o viviendas. ¿Podríamos decir que toda la renta que pagamos de alquiler es, en realidad, absoluta, con algunas diferencias de renta diferencial según las calidades y localización? Es una hipótesis. Lo que está claro es que a día de hoy hemos podido observar cómo los rentistas, a través de sus organizaciones, colegios profesionales e intermediarios, tienen capacidad de actuar de manera coordinada, por ejemplo, a la hora de rechazar la regulación de precios, de buscar la trampa para seguir subiendo alquileres, de poner la cláusula Berlín, etc.

Además, la renta absoluta nos permite ver la función ideológica y social que tiene la renta. La función ideológica sería la de apoyar la institución de la propiedad privada. Sin la apropiación en exclusividad de la tierra por parte de un grupo social no podría existir la renta tal y como la conocemos, pero a la vez pagar la renta otorga legitimidad en la propiedad privada, no solo de la tierra o de las viviendas, sino de forma general. La función social es la de producir, reproducir y perpetuar las relaciones sociales necesarias en la sociedad capitalista: si excluimos a una parte importante de la sociedad de medios autónomos para vivir, como es la vivienda, se ven obligados a vender su fuerza de trabajo.La renta como relación social

Después del contexto histórico (con las diferentes etapas, la evolución y formas de entender la renta) y el mapa conceptual (los diferentes tipos de renta) que hemos introducido, el objetivo es explicar cómo se estiró del hilo de Marx, quien situó la renta dentro de una relación social determinada, y cómo todavía nos atraviesa.La renta es una relación social. Partimos de cómo concibe la renta el propio Marx: igual que el capital, la renta es antes que nada una relación social. Esto quiere decir que es una relación derivada del modo de producción –en este caso, capitalista– en la que están insertos diferentes actores sociales. Hay que destacar que Marx lo dice en diálogo con David Ricardo y otros economistas clásicos, quienes estaban investigando la renta para justificarla desde un punto de vista capitalista, en vez de criticar y cuestionar por qué hay una organización social que funciona de forma rentista, es decir, con personas que extraen valor económico de la tierra y el suelo por el simple hecho de ser propietarias. Marx pone énfasis en las relaciones socioeconómicas.

¿Qué es lo que posibilita que haya una renta? Para ponerlo más claro: que exista una renta, y una teoría de la renta que se elaboró para justificar la renta, esconde dos detalles que se dan por hechos, pero que tienen fecha histórica, a saber: que exista la propiedad privada (cierre de espacios y tierras comunes) y una clase de propietarios dispuesta a pedir y extraer beneficios por el hecho de poseer esta propiedad privada. En otras palabras, por muy obvio que parezca, lo que crea la renta es la institución de la propiedad privada y una clase rentista que vive de ello. Por lo tanto, Marx traslada la teoría de la renta de la economía a la economía política: ya está apuntando aquí al antagonismo, es decir, al conflicto, a que la renta también está o estará sujeta a la lucha de clases.La organización de las clases propietarias y la organización inquilina. En 1974, David Harvey traslada la teoría de Marx al estudio de la realidad del mercado inmobiliario, a través de un análisis empírico en la ciudad de Baltimore. Utilizando el concepto de “renta de monopolio de clase” (class-monopoly rent) quiere poner énfasis en que la clase de propietarios (con la ayuda y colaboración activa de las instituciones estatales) pueden crear escasez artificial (por ejemplo: dejar pisos vacíos). Para que surja la renta de monopolio de clase se necesita: por un lado, las políticas de las instituciones estatales y financieras, y por otro lado, submercados distinguidos geográficamente. No obstante, David Harvey, mientras explica cómo se organizan los intereses de la propiedad, también deja claro que solo a través de la organización inquilina se consiguen ganar y garantizar derechos sociales en el campo de la vivienda.

Existen formas específicas de propietarios. En 1978, dos académicas en el ámbito de la geografía crítica, Doreen Massey y Alejandrina Catalano, proponen el concepto de “formas específicas de propietarios”: quieren diferenciar la tendencia a tratar la clase propietaria como una clase homogénea (como solo la propiedad privada de forma abstracta). Creen que hay muchas formas de propiedad y por tanto formas de renta. Para poner algunos ejemplos: instituciones arcaicas (la Iglesia, el Rey), instituciones financieras (los bancos), hasta pequeños propietarios y grandes tenedores o las administraciones públicas. Por lo tanto, siempre se tiene que estudiar el caso concreto de propietario porque tendrá una conducta u otra. Esto no quiere decir, no obstante, que no haya una tendencia hacia la uniformidad en la conducta de los arrendadores.

Aparición de nuevos actores rentistas. En 1988, Anne Haila ya hace referencia a que han aparecido nuevos grupos, agentes, identidades y formas de calcular en la clase propietaria. En los años 80, Haila afirma el punto anterior sobre “las formas específicas de propietarios” al ver como aparecen nuevos inversores y compradores como los bancos, las compañías de seguros y los fondos de inversión. Estos nuevos actores son vehículos para juntar capital de diferentes inversores para comprar bienes inmobiliarios. La hipótesis de Haila, acertada a nuestro parecer, afirma: el comportamiento de estos nuevos actores es diferente al de los propietarios particulares. Introducen una nueva forma de racionalidad (maximización de la renta como un bien especulativo, es decir, financiero). Por lo tanto, para entender la relación social que impone la teoría de la renta, hay que hacer investigación sobre la conducta de estos nuevos actores propietarios.

9/7/2021

https://sindicatdellogateres.org/es/notes-sobre-la-teoria-de-la-renda/

Traducció: viento sur

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Fuente:

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