Tanto la Tierra como la Luna habrían heredado la mayor parte del agua de sus precursores
Pablo Javier Piacente
Los cuerpos que al colisionar en el llamado “Gran Impacto” dieron lugar a la Tierra actual y a la Luna, ya disponían de la mayoría del agua y otros elementos volátiles que hoy pueden encontrarse en nuestro planeta. Al mismo tiempo, el aporte desde fuentes externas como meteoritos o asteroides parece ser mínimo.
Una nueva investigación realizada por científicos del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore (LLNL), en Estados Unidos, concluye que el agua de la Tierra no provino mayormente de meteoritos y asteroides u otras fuentes externas: por el contrario, los investigadores creen que el planeta ya contaba en su composición inicial con la mayor parte del agua que posee en la actualidad.
Un análisis de las rocas lunares indicó que los cuerpos involucrados en el impacto que formó el sistema Tierra-Luna no recibieron mucha más agua de la que tenían previamente a la colisión. En consecuencia, la mayor parte del agua presente en nuestro planeta y en nuestro único satélite natural habría sido heredada de sus precursores. El nuevo estudio ha sido publicado recientemente en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
EL AGUA ESTABA ANTES DEL “GRAN IMPACTO”
El grupo de especialistas, liderado por el científico Lars Borg, analizó la composición isotópica de una muestra de rocas de las tierras altas lunares, las cuales cristalizaron hace alrededor de 4.350 millones de años. De acuerdo a una nota de prensa, los resultados muestran que antes del impacto que derivó en la formación de la Luna y de la Tierra como hoy la conocemos, el cuerpo conocido como "Theia" y la proto-Tierra ya estaban fuertemente empobrecidos en elementos volátiles como el agua, en relación con los meteoritos primitivos.
El denominado “Gran Impacto” es la teoría científica más aceptada para explicar la formación de la Luna: la misma se originó como resultado de una colisión entre la Tierra primitiva o proto-Tierra y un protoplaneta del tamaño de Marte, llamado "Theia" o “Tea”. Cuando Theia creció lo suficiente para escapar de su órbita inicial, entró en una dinámica caótica y el impacto con la joven Tierra se hizo inevitable, porque ambos cuerpos ocupaban la misma órbita. Se ha calculado que la enorme colisión ocurrió hace alrededor de 4.533 millones de años.
Según el estudio de los científicos estadounidenses, ambas estructuras precursoras ya disponían del agua que posteriormente se acumuló en el sistema Tierra-Luna, que como sabemos quedó mayormente concentrada en nuestro planeta. Aunque el 70% de la superficie de la Tierra actual está cubierta de agua, en general el planeta es un lugar relativamente seco en comparación con muchos otros objetos del Sistema Solar, según indicaron los investigadores. La Luna, por supuesto, es aún más seca.
AGUA HEREDADA
En función de los análisis efectuados, los científicos sostienen que el agotamiento de elementos volátiles de la Luna no fue un producto del “Gran Impacto”, sino una herencia de las características del protoplaneta precursor. En consecuencia, la distribución del agua y otros elementos volátiles en la Luna y la Tierra actual se heredó principalmente de las estructuras que los conformaron. Todo indicaría que tanto Theia como la proto-Tierra se formaron en el Sistema Solar Interior, un hecho que influyó con fuerza en sus composiciones.
En conclusión, los investigadores creen que la Tierra nació con el agua que tiene actualmente y que los meteoritos o asteroides son fuentes complementarias de una magnitud casi irrelevante. La otra alternativa, según indican, es que el planeta haya sido golpeado en algún momento por algo compuesto en un 100% por agua, una posibilidad que según los conocimientos actuales no tendría ningún sustento.
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REFERENCIA
The origin of volatile elements in the Earth–Moon system. Lars E. Borg et al. Proceedings of the National Academy of Sciences (2022). DOI:https://doi.org/10.1073/pnas.2115726119
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