...y en realidad defienden los intereses de los propietarios de los grandes periódicos y agencias informativas, es decir, de los empresarios de las multinacionales de la “información” quienes, en última instancia son quienes definen el curso de la información, de las noticias y hasta de la “opinión” de todos los plumíferos a sueldo de sus nóminas...
Hoy nos encontramos con que las instituciones universitarias forman los periodistas, precisamente para satisfacer el mercado de una mediocre pseudo-cultura, obsecuente a los poderes establecidos, distorsionadora de los hechos y de la historia, simuladora, consumista y farandulera, que caracteriza este período de decadencia y catástrofe que representa el capitalismo tardío...
Julio César Carrión Castro
Universidad del Tolima
Con empresas tan rastreras y subordinadas a los intereses de los Estados Unidos, como el diario La República, RCN y sus filiales (NTN24, RCN Radio y RCN Televisión) posando de anfitriones, se realiza en Cartagena una teatral reunión de la llamada Sociedad Interamericana de prensa –S.I.P.–; organismo dependiente de la O.E.A. (oficina de asuntos coloniales del gobierno norteamericano), comprometida con los procesos criminales de lo que ya se conocen como de una Guerra de Quinta Generación, que implica no necesariamente procesos abiertamente bélicos, sino acciones de desestabilización y desgaste de aquellos gobiernos no supeditados al mandato imperial. Se trata de llevar a cabo una serie de actividades no convencionales, de guerra Psicológica y mediática que, como lo publicara el propio aparato militar norteamericano –en la “Circular de Entrenamiento 18-01”, de noviembre de 2010– en el cual la Guerra no Convencional se define “… como el conjunto de actividades dirigidas a posibilitar el desarrollo de un movimiento de resistencia o la insurgencia, para coaccionar, alterar o derrocar a un gobierno”. Acciones encaminadas a golpear económica, política, moral y psicológicamente un gobierno, llevando a la falta de credibilidad y apoyo por parte de los sectores populares, tratando de "demostrar", que el gobierno objeto de las agresiones, “es incapaz de gobernar con efectividad”.
A este tipo de maniobras psicológicas y mediáticas, se suman la publicidad de aquellas funciones que antes eran consideradas como estrictamente humanitarias, como la real o falsa distribución de alimentos a refugiados, la promoción de la deserción entre las tropas, el pago de salarios fuerzas irregulares de seguridad y defensa -paramilitares- y, por supuesto, la total subordinación de los llamados “periodistas”, puestos al servicio de sus jefes...
Es menester repetirlo. Se trata de: plumíferos y cagatintas al servicio del imperialismo...
El periodismo, una de las profesiones más promovidas, ponderadas y deseadas en el diverso y abigarrado conjunto de las ofertas universitarias que se mueven en esta supuesta “sociedad del conocimiento”, que se publicita desde las empresas de la información y la manipulación mediática como una clara actividad “intelectual”, desarrollada por presuntos escritores comprometidos con la comunicación social y la literatura, lo que les permite, astutamente, discutir, reclamar y hasta exigir, por la “libertad de expresión y de opinión”, desde organismos internacionales tan fantoches como la llamada Sociedad Interamericana de Prensa –SIP–, –comprometida hasta los tuétanos con los planes del imperialismo–, y en realidad defienden los intereses de los propietarios de los grandes periódicos y agencias informativas, es decir, de los empresarios de las multinacionales de la “información” quienes, en última instancia son quienes definen el curso de la información, de las noticias y hasta de la “opinión” de todos los plumíferos a sueldo de sus nóminas...
Como lo señalara el escritor palestino Edwar W. Said, –en su texto “Profesionales y aficionados” –, escrito con el propósito de intentar explicar el quehacer ético de muchos intelectuales, profesores, escritores y particularmente, “periodistas”, la real amenaza que hoy pesa sobre los llamados intelectuales no es en sí la academia, ni propiamente el aterrador mercantilismo de periodistas y editoriales, sino una actitud que se podría definir como profesionalismo... Ahora la labor de estos “intelectuales” del tipo periodístico, consiste en manejar como recadistas, razoneros o mensajeros, unos saberes que no dominan en su conjunto, ya que son ignorantes e incapaces de tratar asuntos ajenos a los de sus especializaciones, son una especie de “lisiados al revés”, como les denominara Nietzsche en su “Así habló Zaratustra”: personas a quienes les sobra demasiado de algo careciendo de otros saberes y por supuesto de ética y de compromiso social.
Con esta fuga de los intelectuales o pensadores hacia la especialización y la obediencia acrítica al poder, se abrió el camino a los comunicólogos o periodistas comprometidos exclusivamente en extender los intereses de sus poderosos amos... Con este tipo de recadistas y comunicólogos se ha llegado a la plena realización de lo que profetizara George Orwell en su obra 1984: Esa saturación mediática que se suele denominar “periodismo”, fue señalada por Orwell como un mecanismo valioso para lograr el control social, por parte del poder del Gran Hermano. A esa estructura de vigilancia y control, así como de propaganda del sistema disfrazada de información, que busca el lavado de cerebros y la uniformidad de opiniones, la denominó “doblepensar”, actitud y mentalidad “profesional” con que están pertrechados todos los plumíferos del régimen: “Saber y no saber, hallarse consciente de lo que es realmente verdad mientras se dicen mentiras cuidadosamente elaboradas, sostener simultáneamente dos opiniones sabiendo que son contradictorias y creer sin embargo en ambas; emplear la lógica contra la lógica, repudiar la moralidad mientras se recurre a ella, creer que la democracia es imposible y que el partido (de gobierno) es el guardián de la democracia…”
Hoy nos encontramos con que las instituciones universitarias forman los periodistas, precisamente para satisfacer el mercado de una mediocre pseudo-cultura, obsecuente a los poderes establecidos, distorsionadora de los hechos y de la historia, simuladora, consumista y farandulera, que caracteriza este período de decadencia y catástrofe que representa el capitalismo tardío...
El daño proferido por estos comunicólogos y plumíferos contra la autonomía de los pueblos, en particular latinoamericanos, obedece a las pautas trazadas por la CIA y la famosa SIP, es un daño constante, permanente, como puede verse en la desaforada campaña internacional puesta al servicio de los escuálidos, como llama el pueblo a la oligarquía de Venezuela, dueña de los medios de comunicación,-todas las cadenas de televisión privada (Globovisión, Televén, Venevisión, La tele, Vale TV, Canal I y TV Familia), así como la totalidad de los canales por cable (más de 25), doce diarios escritos y casi 700 emisoras de radio, les pertenecen- y desde estos medios promueven las guarimbas, esto es, la oposición fascista y terrorista contra el gobierno legítimamente constituido y mediáticamente publicitan todo este montaje como una “oposición democrática”. Este artero engranaje de desestabilización terrorista no es reciente, tiene presencia hace ya muchos años.
Como lo exigió Ricardo Restrepo en “Rebelión” ya hace varios años: ¿Cuándo se va a disculpar públicamente la SIP por su apoyo a medios de comunicación que por medio de mentiras impulsaron un golpe de estado en contra del gobierno electo de Venezuela? Mientras que hablaba el Sr. Mantilla sobre los valores y que la democracia es un sistema basado en el consentimiento, omitió decir que golpes de estado contra gobiernos democráticos impulsados por medios de comunicación deben ser ilegales justamente porque violan la base del consentimiento en democracia. Sigue entonces la pregunta de interés público en pie, Sr. presidente de la SIP: ¿debe ser legal que medios de comunicación participen en golpes de estado de la forma en que RCTV y Globovisión participaron en el 2002?
Hay un caso aún más remoto pero que nos permite esclarecer este criminal mecanismo; se trata de lo acontecido contra Fidel Castro y Cuba en los inicios del proceso revolucionario, allá por 1959. Bien vale la pena repasar, por la fuerza que tiene hoy cuando, de nuevo, el imperialismo enfila sus baterías mediáticas, no sólo contra la República Bolivariana de Venezuela, sino contra Nicaragua y otros Estados que se separan del criminal tutelaje de la S.I.P.Edición 630 –
Fuente:
Semana del 5 al 11 de abril de 2019