El robo de Reficar: la joya de la corona industrial en Colombia
por Allan Enrique Bolívar Lobato
“[...] ¡Dos dedos!.../Sos junao por el “taquero”/, No sos un simple ratero/ Sos un punga que valés.../Y dicen.../ Que hasta tiemblan las vitrolas/, Porque sacás las chirolas/ Por las ranuras que ves./ ¡Dos dedos!/, Sos el rey de los afanos/, Si te cortaran las manos/ Vos afanás con los pies [...]. Has nacido con el arte del “choreo”/ Y tu record no pueden igualar [...]”.
Tango, letra y música: Carlos Acosta (Lionel Félix Corbalán, canta Alberto Echagüe)
Finalizó el proceso de ampliación de la Refinería de Cartagena llevado a cabo por Reficar S.A. luego de 6 años de retrasos, sobrecostos del 101 por ciento y un enorme polvorín que amenaza con convertirse en el más grande escándalo de corrupción conocido en Colombia. Lúgubre desenlace al proyecto industrial más importante llevado a cabo hasta ahora en el país. Fueron USD $4.000 millones de dólares gastados adicionalmente los que muchos intentan justificar sin que sus razones hayan suscitado mayor credibilidad en los organismos de control. El país espera los resultados de las investigaciones aunque muchos vaticinan un pésimo desenlace de las pesquisas que buscan establecer responsabilidades y castigar a los responsables de esta grandiosa estafa.
Todo tiene un principio, y un final. En el caso Reficar aún está por cerrarse la historia pues intereses, poderes, maniobras y ocultamientos así lo han impedido.
Como se recordará, a principios del 2016 estalló en el país uno de los escándalos más importantes de la constante corrupción que permea el entramado estatal y privado. Corrupción que en este caso venía incubándose en silencio desde el 2006, a pesar de las advertencias de líderes de la Unión Sindical Obrera (USO) que desde entonces denunciaban lo que estaba en ciernes. Es el caso del saqueo propiciado al Estado por cuenta de la implementación del Plan Maestro de Desarrollo de la Refinería de Cartagena (Pmd), llevado a cabo por Reficar S.A. (1) . Tal plan tenía como meta ampliar tanto la eficiencia como la capacidad de refinamiento (de 80.000 a 160.000 barriles por día), de la segunda refinería de hidrocarburos del país, la de Cartagena. Estamos ante el proyecto industrial más importante desarrollado en Colombia hasta el momento.
El proyecto estimado en un precio de USD $4.000 millones de dólares finalizó costando el doble, es decir, otros 4 mil millones de dólares (101% en sobrecostos), en pesos líquidos nada más y nada menos que 12 billones de pesos, cifra equivalente al 5.58 por ciento del presupuesto del gobierno nacional para el año que cursa.
A una serie de “errores” atribuye el Ministro de Hacienda y Crédito Público, Mauricio Cárdenas, la estocada financiera propiciada al Estado colombiano. Así, con esa diplomacia de la complacencia tratan a los empresarios multinacionales. Pero en realidad se trata más que de “errores”; en realidad fueron pésimos manejos administrativos, un manejo contractual de las obras sin parangón en cuanto a laxitud presupuestal y lamentables comportamientos por parte de de funcionarios públicos (aun por esclarecer), algunos de los causales propiciaron este enorme saqueo al dinero de todos los que habitamos este país.
Insistimos, ¿“errores” o delitos premeditados? Es la pregunta que inquieta a millares de connacionales que de nuevo ven como saquean su patrimonio de manera impune. En el contexto de la serie “Dos dedos” del periódico desdeabajo entregamos este nuevo caso de corrupción.
La investigación para determinar responsabilidades sigue su curso. La Contraloría General de la República adelanta un Proceso de Responsabilidad Fiscal que permitirá esclarecer los nombres de los responsable. Sin embargo, puede darse por descontado la participación cómplice de políticos, asesores, funcionarios, administradores, juristas y personal encargado de la implementación del Pmd de la refinería de Cartagena, funcionarios que desde sus cargos propiciaron el grave desfalco a lo que es de todos, cargos desde los cuales terminaron conspirando y favoreciendo a empresas multinacionales (muy seguramente a cambio de jugosas “mordidas”) para que estas se apropiaran de cientos de millones de dólares que hoy deben moverse paraísos fiscales y gruesas cuentas en el exterior. Vergüenza, estupor e impotencia nacional ante este nuevo caso de megacorrupción.
El zoom sobre el desfalco
¿Cómo lo hicieron? ¿Qué pasó con el dinero saqueado?
Todo empezó a finales de la década de los noventas con el legitimo interés del gobierno nacional por consolidar la capacidad de refinamiento de hidrocarburos en Colombia, necesaria para abastecer la demanda interna de combustibles en los sectores productivos. Buscaban preparar al país para la exportación de refinados y materias primas, al tiempo que pretendían una alternativa frente al hipotético escenario de colapso en la refinería de Barrancabermeja, ubicada el Magdalena Medio.
Estas inquietudes fueron recogidas en los Conpes 3312(2) y 3336(3) de 2005, documentos que estructuran los primeros lineamientos del plan, así como la disposición para vincular a un “socio estratégico” que contribuyera a financiar y ejecutar las obras “asumiendo los riesgos” junto a Ecopetrol. En el primer periodo del gobierno de Uribe Vélez, bajo el “Plan Nacional de Desarrollo 2003 - 2006 hacía un Estado Comunitario”, vino el espaldarazo y las disposiciones finales para el inicio del proceso de ampliación de la Refinería de Cartagena. Ese mismo año se constituye Reficar S.A.
La Contraloría menciona en su informe “Refinería de Cartagena: lecciones aprendidas y no aprendidas de un megaproyecto”: “En 2006, teniendo como referente las recomendaciones de los Conpes de 2004 y 2005, se lleva a cabo la enajenación del 51% de la participación de Ecopetrol en el proyecto siendo Glencore International AG, de origen suizo, la beneficiaria, la transacción se cerró por una suma de USD 630.7 millones de dólares”. Enajenación que abre la cerradura al desfalco.
Con esta decisión empezaron los dolores de cabeza del proyecto. A esto se refirió el Contralor General de la República, Edgardo Maya Villazón, en entrevista para María Jimena Duzán(4): “ [...] ahí viene un tema todavía más grave es que Glencore llega en una licitación pública con 34 empresas multinacionales y quedan definitivamente seleccionadas cuatro empresas, entre las cuales son dos las finalistas: la compañía petrolera del Brasil Petrobras y Glencore, que es la otra propuesta. Se la otorgan a Glencore una compañía que no tenía ninguna experiencia en este campo, no había construido nunca una refinería [...] demostramos y encontramos en el estudio que esta empresa no tenía ninguna experiencia”. Lo único que podía inclinar la balanza a su favor fueron, por supuesto, los 30 millones de dólares que ofertó por encima de la propuesta de Petrobras.
Glencore no tenía ni la más mínima idea de cómo construir alguna refinería, por eso en cabeza de Reficar S.A. a finales de noviembre del 2007, tomó la decisión de firmar un contrato con CB&I el 6 de noviembre del 2007 para que fuera esta compañía norteamericana la que desarolla el Pmd, tal y como lo detalla el documento de la Contraloría “bajo la modalidad de precio suma global llave en mano (5) y la participación en el contrato de la sucursal de CB&I en Colombia–CB&I [...]”. Pero eso no era todo, la empresa sub contratada tampoco contaba con la experiencia necesaria para enfrentar un proyecto de estas magnitudes, además, tal como lo explica el Contralor: “Nosotros lo que hemos constatado es que se constituye una filial de CB&I que es una firma norteamericana, inicialmente pero que encontramos que tiene su casa matriz en Holanda [...] la empresa CB&I en Colombia tiene un capital de 230 millones de pesos, ¡de pesos!, no son dólares, ¡Son pesos!, con una responsabilidad de una obra por 70 u ochenta millones de dólares, y también hay en este estudio una constatación que CB&I no era una compañía con experiencia en temas de refinerías, ella comienza a comprar compañías que tienen experiencia para validar y tan bien les va, que cuando se inicia el proceso que tenemos en estudio el costo de la acción es de 40 dólares y se va a 80 dólares mientras están en el proceso de construcción [...]”.
CB&I Colombia se declaró insolvente hace un año, hacía finales de enero esa compañía estaba siendo recapitalizada con 20 millones de dólares para enfrentar, quizás, una disputa legal en la que entre otros objetivos, intentará cobrar USD $100 millones que aún le adeuda Reficar, cuya junta directiva llevó a cabo este inteligente negocio.
La narrativa prosigue en el año 2009, cuando CB&I decide recoger campamentos y marcharse del país argumentando una crisis financiera, producto de la crisis inmobiliaria de los Estados Unidos. Ecopetrol, empresa en extremo sensible y “comprensiva” con sus contratistas norteamericanos, decide no poner talanqueras al asunto y asumir la responsabilidad del 100 por ciento del proyecto, es decir, le compra la participación de Glencore en Reficar S.A. (51%) por la suma de USD $590 millones, un poco más bajo que lo que había sido comprada por Glencore, pero habiendo está repatriado durante dos años consecutivos jugosas utilidades. Los abogados de Ecopetrol, mucho más comprensivos y laxos con los norteamericanos que la propia Reficar, renunciaron a cobrar clausulas de incumplimiento (5) que regían la relación entre Glencore y Ecopetrol.
A esto se refirió en entrevista para desdeabajo Rodolfo Vecino, Secretario de derechos humanos y paz de la Junta Directiva Nacional de la Unión Sindical Obrera, USO: “ [...] en el 2009 casi que a principios del 2010 Glencore se retira, le devuelven la plata, pero además de eso ganó todas las utilidades que tuvo la refinería en esos dos años y algo, además el pago de una sobretasa que en ese entonces tenía a cargo sobre los combustibles en la distribución, ellos esperaron hasta el mes de marzo para recibir estos dividendos. Osea, Glencore hizo un excelente negocio. Eso es algo que es una pregunta obligada, ¿por qué Glencore se retira sin cumplir las clausulas de cumplimiento? ¿Por qué no tuvo ninguna sanción económica? Esa es una de las primeras preguntas, y ¿cómo el Estado colombiano aceptó esto”. Gran interrogante.
Hacen falta más agravantes que nublan el proceso. Cuando Glencore se retiró Ecopetrol terminó asumiendo la responsabilidad de la totalidad del Pmd incluyendo, por supuesto, las deud3as y obligaciones contraídas por Glencore. Además de lo anterior, decide de manera precipitada continuar con las relaciones contractuales con CB&I, la empresa norteamericana contratada para ejecutar el proyecto de la Refinería de Cartagena. Poco después de la partida de la multinacional suiza, en junio del 2010, Ecopetrol (quien ahora ostentaba el control absoluto de Reficar) además de continuar con las relaciones contractuales con CB&I decide dar riendas sueltas a su espíritu innovador y modifica las relaciones contractuales entre Reficar y la empresa norteamericana mediante un contrato de Costos Reembolsables (6) sin precedentes en el país, para que esta empresa culminara las obras restantes. Este contrato equivalía a un “gaste que yo pago”, una especie de cheque en blanco proporcionado por el Estado a CB&I. La Contraloría estima que los gastos reembolsables cobrados gracias a este tipo de contrato ascendieron a un monto de USD $1.800 millones de dólares.
A esta modalidad de contrato se refirió Rodolfo Vecino en la entrevista:“¿Cómo Colombia y cómo Ecopetrol celebra un contrato de Costos Reembolsables(7) cuando un proyecto de esta envergadura debió haberse hecho bajo el diseño de otra línea de contratación diferente?, una que pudiese garantizar la ejecución real dentro de los términos económicos fijados, porque hay otras modalidades como la de llave en mano con la cual toda la responsabilidad económica del proyecto se define en un solo valor y el contratista está obligado a entregarle al contratante el proyecto andando, operando”. De par en par la puerta al gigantesco saqueo de recursos.
También tomaron forma errores de planeación. Los USD $4.000 millones de dólares en que fue estimado el precio de la obra al inicio del Pmd habían sido calculados sobre el 20 por ciento de la construcción total, es decir, de forma inexplicable en este caso, abogados, asesores y la junta directiva de Reficar permitieron que un proyecto de semejante envergadura, demandante de tantos conocimientos técnicos y administrativos, se fuera construyendo “sobre la marcha”, sin que pudieran vislumbrar mayores problemas o los enredos presupuestales que este proceder podía generar ¿Ingenuidad o exceso de pillería?
Pero quien hasta acá sigue leyendo esta nota y pensaba que esto era escandaloso, podrá verificar a continuación que no es así. En efecto, en palabras del Contralor Maya Villazón: “Cómo si fuera poco, ese contrato no tenía interventoría, tenía un gerente de proyecto, una firma norteamericana, Foster Wheeler, que lo que hacía era mirar las facturas, avalarlas y Reficar a pagar. Con un tema que también es importante, que hay que informarlo es que la junta directiva de Reficar aprobaba costos sobre cinco millones de dólares, de cinco millones hacía abajo, pues era una contratación, una autorización directa [...]”. Enorme libertad de gastos.
A partir de lo dicho no es muy difícil imaginarse como un contrato de estas proporciones, sin interventoría, con una potestad de gasto tan amplias proporcionadas a los contratistas, con deficiencias de planeación tan profundas, con una laxitud tan grande en términos de cláusulas de incumplimiento, y con esquemas de contratación de la naturaleza expuesta, desemboca en un detrimento patrimonial de las proporciones registradas. De ninguna manera puede considerarse como estúpidos o inhabilitados mentales a los miembros de las juntas directivas o presidentes de Reficar y Ecopetrol, pues sería la única manera de explicar de manera consistente su proceder.
Hasta el momento son los primeros que tendrán que responder en este escándalo sobre el que esperamos no se cumplan las previsiones de Rodolfo Vecino: “Lo que nosotros vemos hoy, mire, allí no va a pasar nada, como todo lo que sucede en nuestro país, ahí no va a pasar nada, hay muchos personajes de la vida política, pero también están los clásicos delfines de las familias de abolengo de este país que es esa vieja y rancia burguesía parásita que vive precisamente de eso, del erario público, de los proyectos, que igual que sanguijuelas chupan y toman recursos de los grandes proyectos del país y son los que condenan a este pueblo a seguir viviendo en la miseria”.
¿Y el dinero robado? El Contralor proporcionó en la entrevista referida claves de su destino cuando se refirió a los 590 millones de dólares que canceló Ecopetrol a Glencore cuando le compró nuevamente su participación en Reficar, recursos que según Maya Villazón fueron depositados en las Islas Bermudas, paraíso fiscal donde poco importa el origen del dinero que quiera guardarse. A esto también se refirió Rodolfo Vecino: “En eso hay una maraña que va a ser difícil desentrañar porque aquí estamos cruzando con empresas en paraísos fiscales, con vehículos financieros que fueron sacados afuera del país, con dineros que no sabemos qué pasó con ellos, o sea, aquí hay un problema bien serio y la crisis de Ecopetrol, hoy tenemos que aclararlo, no obedece únicamente al tema cíclico, no se profundiza precisamente por el tema cíclico en los precios del petróleo, sino por la corrupción y la debilidad financiera a que ha sido llevada por los malos manejos, por la mala administración [...]”
Va a ser difícil en extremo que tal dinero pueda algún día ser recuperado por el Estado colombiano, pues este tipo de operaciones se llevan a cabo para evadir la capacidad de los gobiernos y organismos internacionales con competencias para intervenir en términos penales sobre este tipo de compañías.
Los nombres y apellidos del escándalo
Los protagonistas del desfalco
En rueda de prensa para explicar a los colombianos el escándalo de Reficar, el Ministro de Hacienda y Crédito Público, Mauricio Cárdenas comentó: “Aquí ocurrieron tres cosas que no debieron haber pasado [...] Glencore como accionista controlante de la refinería fue un primer error [...] lo segundo: haber contratado a CB&I y lo tercero es la falta de planeación, iniciar proyectos sin que se cuente con un conocimiento detallado de que es lo que se va a hacer con lo que se conoce como la ingeniería de detalle [...]”. Aunque el ministro Cárdenas habló en tercera persona, lo primero que debe recordarse es que también tiene una cuota de responsabilidad en este gigantesco desfalco al Estado colombiano.
Así lo evidencian sus antecedentes. Antes de ser Ministro de Hacienda y Crédito Público, Cárdenas fue miembro de la junta directiva de Ecopetrol entre los años 2008 y 2009, cuando Glencore decidió marcharse y le fue devuelto el dinero que habían invertido en la conformación de Reficar S.A. sin que los abogados de la sociedad o de Ecopetrol se percataran que podrían cobrar una indemnización por un monto de 75 millones de dólares ante el flagrante incumplimiento de la multinacional suiza.
“Presidente de Ecopetrol, de denunciante a investigado por Reficar”, titula la revista Semana un artículo el 25 de febrero del 2012, publicación que consigna: “El exministro Juan Carlos Echeverry [actual presidente de Ecopetrol] pasó de ser el principal denunciante de los sobrecostos de la construcción de la Refinería de Cartagena (Reficar) a estar en el banquillo de los investigados. La Procuraduría les abrió investigación a él; al actual ministro de hacienda, Mauricio Cárdenas, y a ocho integrantes más de la junta directiva de Ecopetrol. La decisión incluye además al expresidente de Ecopetrol Javier Genaro Gutiérrez y a integrantes de la junta directiva como Joaquín Moreno Uribe, Hernando José Gómez, Federico Rengifo Vélez, Fabio Echeverry Correa, Amílkar Acosta Medina y Roberto Steiner”.
Otros de los ciudadanos investigados por organismos de control son: el actual presidente de Reficar, Reyes Reinoso, Orlando Cabrales –expresidente de Reficar– y el expresidente de Ecopetrol, Javier Gutiérrez, además de 12 miembros de la junta directiva de Reficar. Son estos algunos de los nombres de los directos responsables en esta catástrofe financiera de la que ninguno quiere ser responsable, pues en entrevistas proporcionadas a medios de comunicación es evidente que están haciendo los mayores esfuerzos para argumentar que no participaron, que tampoco tuvieron nada que ver en los enormes sobrecostos de este lesivo proyecto.
La investigaciones lideradas por la Contraloría General de la República, la Procuraduría General de la Nación, la Fiscalía General de la Nación y la Superintendencia de Sociedades, aún se encuentran en fase previa. Aunque el estado actual de las indagaciones no permite aún individualizar con plena certeza a los responsables de la catástrofe, puede decirse que entre los nombres mencionados se encuentran los principales culpables del hasta el momento impune saqueo. La mayoría de ellos son exitosos profesionales, con una amplia trayectoria en el Estado y en el sector privado, provenientes de “prestigiosas” familias, con carreras ascendentes y con enormes capitales socio económico, quienes en una nueva oportunidad conspiraron para apropiarse de los recursos del Estado, configurando otro de los grandes casos de delincuencia de “cuello blanco” protagonizados en el país.
Lo que la corrupción se llevó
Los impactos del desfalco
Una vez más las incidencias negativas sobre el descomunal saqueo de los recursos públicos lo recibe la sociedad colombiana. Nuevo dolor de cabeza. A la precaria situación económica que viven muchos de los hogares, van a sumarse las medidas adicionales de austeridad, así como la tan esperada reforma tributaria, medidas con las que el Gobierno proyecta neutralizar la crisis económica que ya asoma sus narices en el país, también acelerada gracias a los miles de millones de dólares que tendrá que pagar por este detrimento patrimonial que le fue infligido.
Mientras los dineros se esfuman, y los señoritos de “cuello blanco” ocultan sus rostros, los proyectos de autoabastecimiento de combustibles no superaron las expectativas. Según la Revista Dinero(8): “Para la Contraloría, la ampliación de Reficar no tendrá la rentabilidad esperada: en 2008 estaba calculada en 14,1% y será de 4,35%, mientras que el costo de la deuda es de 5,5%, reduciendo la rentabilidad para Ecopetrol y presentando un diferencial negativo de pérdida en el capital de 1,15%”. Enorme detrimento.
Por otro lado, hay víctimas que poco están referidas en cuenta en medio de todo este desastre. A esto se refirió Rodolfo Vecino: “Mire lo que dejó ese proyecto: 489 trabajadores lisiados que todavía no les han resuelto su situación, eso lo dejó CB&I, ese es otro de los pasivos gravísimos que deja hoy en el pueblo colombiano”. Casi medio centenar de trabajadores que serán los peores perjudicados en esta tragicomedia en que fueron los únicos cuyos cuerpos y cuya salud resultó afectada de por vida sin que nadie les responda por las afectaciones, cuando es poco probable que los implicados en el Gobierno o en el sector privado transnacional afronten juicios y penas por protagonizar semejantes hechos. Pocos son los que se enriquecen, en este caso de manera infame a costa del robo, pierden los colombianos a quienes les tocará pagar la deuda y los trabajadores quienes tendrán que dar grandes batallas para lograr ser reconocidos e indemnizados.
De esta manera terminó el proyecto icono del desarrollo industrial en el país. Seis años después de lo contemplado, con sobrecostos del 101 por ciento que obedecen a: 15 por ciento en precios, 25 por ciento a cargo de las demoras por aplazamiento de entrada en operación de la planta, 13 por ciento por baja productividad y 43 por ciento en cantidades adicionales de materiales; con escandalosas modificaciones contractuales que contribuyeron a endeudar a Ecopetrol en la suma de USD $ 5.743 millones, pasivos que hasta finales del 2015 han obligado al pago de poco más de 740 millones dólares entre intereses y capital.
Por otro lado, está en curso una dura batalla en términos legales entre Reficar y CB&I, según la Revista Dinero: “En la actualidad el proceso se encuentra en la etapa de arreglo directo entre Reficar y CB&I. Muchas de las fuentes consultadas por la Revista Dinero coinciden en afirmar que esta no se dará porque no habrá acuerdo frente a la pretensión de Reficar –cuya cifra se mantiene en reserva–. Además, ante los pronunciamientos recientes de los organismos de control y la apertura de investigaciones penales y disciplinarias sobre los contratos de la refinería, ¿quién firmaría un acuerdo?
De no concretarse el acuerdo las partes tendrían que ir a un tribunal de arbitramento, el que se encargaría de zanjar la discusión, tribunales poco parciales, donde Colombia ha construido una tradición de fracasos en procesos similares. Desesperanzador panorama.
Mientras tanto: tapen, tapen...
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1 Reficar S.A. es una sociedad anónima encargada de: construir y operar refinerías, refinar hidrocarburos y comercializar sus derivados, de la misma manera que producir, comercializar y distribuir petróleo, crudo y gas, entre otras actividades. Es la sociedad encargada del funcionamiento de la Refinería de Cartagena ubicada en el perímetro industrial de Mamonal, uno de los más avanzados complejos industriales en suramericana. Hasta el año 2014 esta refinería tenía una capacidad instalada de refinamiento equivalente a 80.000 barriles de petróleo por día y poseía una eficiencia del 75 por ciento en los procesos de transformación. La empresa fue constituida en el 2006 para llevar a cabo el proyecto Pmd de la Refinería de Cartagena estructurada a partir de una composición accionaria de 51% Glencore – 49% Ecopetrol.
2“Proyecto del Plan Maestro de la Refinería de Cartagena – PMD”.
3 “Modificación a la estrategia definida en el Conpes 3312 para la ejecución del Plan Maestro de la RefineDeshacerría de Cartagena – PMD”.
4 ¿Cuánto fue realmente lo que se robaron en Reficar? - Primera Parte. https://www.youtube.com/watch?v=JQjzAIBcjRw 12 de febrero del 2016.
5 La Contraloría señala en su informe: “Ecopetrol aceptó el retiro de la firma sin hacer uso de los mecanismos para contrarrestar los incumplimientos del socio adjudicatario incluidas en el Acuerdo Marco de Inversión – AMI y consistentes en una garantía por valor de USD 75 millones contenida en la sección 4.01 del AMI que cubría el incumplimiento en las obligaciones de determinar la configuración de la refinería ampliada y modernizada, el diseño del mecanismo de financiación del proyecto y la contratación del EPC incluidas en el capítulo V del acuerdo referido”.
6 En un contrato de Costos Reembolsables el contratante asume las responsabilidades de pagar al contratista por los costos reales que este incurre en la ejecución de las obras pactadas en el acuerdo. Este contrato maneja precios provisionales que pueden aumentar o disminuir de acuerdo a contingencias que se presentan en la ejecución de las obras, contingencias que el contratante debe asumir en términos económicos.
7 El documento de la contraloría consigna: “El 15 de junio de 2010 y luego de intensas negociaciones, Reficar decide modificar la forma de contratación y pago del contrato EPC por uno de costos reembolsables (6) – RC (por sus siglas en inglés), con la firma CB&I UK Limited en la modalidad ‘off shore’ con el fin de ’ejecutar el diseño, ingeniería, procura, obtener la Terminación Mecánica de todas las Unidades y obtener las Garantías de Desempeño’ y con CB&I Colombia S.A. en la modalidad ‘on shore [...]”
http://www.desdeabajo.info/colombia/item/28510-el-robo-de-reficar-la-joya-de-la-corona-industrial-en-colombia.html
“En Colombia nos hemos acostumbrado a vivir bajo el imperio y mandato de la corrupción”, afirma Juan Carlos Henao, rector de la Universidad Externado
Por Gloria Ortega Pérez / Sentipensantes.blogspot.com.co
Qué Colombia es un país corrupto, no hay la menor duda. Donde uno mete la nariz huele feo, asevera el relevante jurista Juan Carlos Henao, rector de la Universidad Externado de Colombia desde mayo de 2012.
Vamos de un escándalo a otro sin tregua. No terminamos de conocer un caso, cuando caemos atónitos, presos de indignación, en otro.
Por años los medios no se ocupan de otra cosa que en notificar al país los delitos cometidos por congresistas, funcionarios, contratistas, empleados y servidores públicos.
Una cotidianidad criminal que abarca a todo el territorio colombiano sin que se salve ninguna rama del poder público. Pasa por igual en entidades locales, departamentales y nacionales.
Desfalcos al erario público; desvió de recursos; enriquecimiento ilícito; peculados; pago de coimas; cohechos; prevaricatos; ocultamiento de bienes; fraudes, sobornos; tráfico de influencias; extorsiones; nepotismo…
No hay un solo delito del amplio “vademécum jurídico” de la contratación pública que no sea tema de conversación diaria en el país.
Una estado de inmoralidad que tiene origen en el perverso legado de valores y prácticas desde la colonia.
¿Qué pasa con la conducta de los individuos en Colombia? ¿Existe una conducta delincuencial socialmente aceptada, moldeando estereotipos que se reproducen? ¿Cómo se puede transformar esta realidad cultural que recupere una ética y dignidad humana?"
Para Juan Carlos Henao la corrupción es lo peor, lo más nefasto que le puede pasar a un país porque ataca a la democracia.
Nos hemos acostumbrado a vivir bajo el imperio y mandato de la corrupción, subraya el Rector.
En enero pasado la Fiscalía General reveló que 559 alcaldes y 10 gobernadores recién posesionados, tienen procesos abiertos con la justicia. Solamente cuatro departamentos, Guainía, Guaviare, Vaupés y Vichada no tienen ningún alcalde investigado.
Amparados por la impunidad, la complicidad en la lentitud de la justicia y la cuerda deshonesta de empleados, abogados, fiscales y hasta jueces, todos por igual se ferian los recursos aportados por la ciudadanía sin que pase nada.
Según un estudio de la Universidad del Norte publicado en el diario El Heraldo, en dos décadas la corrupción le ha costado al país cerca de 189 billones de pesos, un 4% del PIB.
Juan Carlos Henao, quien fuera magistrado y presidente de la Corte Constitucional considera que la corrupción “tiene que ver con la concepción del mundo que se tenga y la necesidad de seguridades que se imponen hoy en la sociedad”.
En Colombia el sistema está atado a la corrupción
Gloria Ortega Pérez (GOP). Rector, todos los días nos dormimos con una historia de corrupción y desayunamos con otra. ¿Qué está pasando?
Juan Carlos Henao (JCH). Qué Colombia es un país corrupto, no hay la menor duda. Donde uno mete la nariz huele feo.
No quiero decir que en toda sociedad hay corrupción. Pero lo que está pasando aquí es que llegamos a unos límites insostenibles.
Acostumbrarse a que las cosas se tienen que hacer por corrupción, sea en la rama judicial, en el ejecutivo, en donde sea, altera por completo los valores de la sociedad.
El sistema está atado a la corrupción. No es ni siquiera que una persona sea o no corrupta. Es que ya se tiene diseñado que, de tanta parte del presupuesto, tanto se va para tal departamento. Y en ese departamento tiene influencia tal senador o político. Se sabe de quién es el contrato, quién va a hacer el puente o lo que sea, viene amarrado.
Es una estructura que los colombianos tenemos que cambiar.
GOP: Hace 15-20 años se decía que el Estado colombiano estaba secuestrado por el paramilitarismo. ¿Ahora pasó a estar secuestrado por la corrupción organizada?
JCH: Tristemente sí. Pero no se puede hacer una distinción entre paramilitarismo y corrupción porque el paramilitarismo también es corrupción. Sigue siendo dueño de un sinnúmero contratos en muchos departamentos del país.
¿De qué sirve que yo me prepare como gran abogado y haga un estudio magnífico sobre mi caso si la lógica de la solución del mismo va por otro lado?
¿Para qué escribo un buen memorial si resulta que el juez está comprado y ni siquiera se va a leer lo que yo voy a preparar?
La corrupción es un problema básicamente ético, de formación ciudadana que desestimula todo. No creo mucho en la represión o no de la corrupción.
Se sabe que en la colonia se hicieron acciones populares contra los virreyes por corrupción. De allá viene la frase de que la ley se acata, pero no se cumple. Así es nuestra idiosincrasia.
¿Dónde nace la necesidad de corrupción?
La sociedad colombiana tolera y legitima la corrupción al apropiar, de manera cotidiana, máximas inmortales –que no morales– para avalar y justificar lo injustificable.
La frase satírica “Gana dinero. Si puedes, honestamente; si no, de cualquier modo”, atribuida al poeta latino Quinto Horacio Flaco, fue convertida en el popular dicho “haga plata honradamente, mijo, pero si no puede honradamente, haga plata, mijo”.
Desde Turbay Ayala que hace casi 40 años quiso “reducir la corrupción a sus justas proporciones”, pasando por “la ética es para filósofos” del 'estratega' JJ Rendón hasta el archiconocido “usted no sabe quién soy yo” de Nicolás Gaviria, todos buscan justificar lo inmoral desde lo ético.
También ocurre cuando no se llama a las cosas por su nombre.
En esto, los periodistas y medios tienen no poca responsabilidad al llamar los hechos de manera mediática, consiguiendo desdibujar la dimensión e impacto que la comisión de delitos tiene en la ética, vida y cultura social.
Llamar “Yidis política”; “falso positivos”; “chuzadas del DAS”; “cartel de la contratación”; “Tolemaida resort” y muchos más a graves actos delictivos, no ha contribuido a que la ciudadanía haga conciencia de tal estado de cosas, sino que consiguió que se mimetizara en la cultura de la gente.
La “élite colombiana” que antes era materia para titulares empresariales, sociales y del corazón, ahora lo es en lo judicial de manera creciente.
Ladrones de primera disputándose espacio con los de segunda que roban caldos de gallina, pero que a diferencia de estos, disfrutan en grande hasta en “la picota carne de res”, como revela la periodista Paola Ochoa.
La impunidad ayudó a entronizar la idea según la cual robar si paga y bien, pues aunque el delincuente o criminal sea castigado en su casa por cárcel, en una casa fiscal y hasta en La Picota, nunca, absolutamente nunca, repara el daño, es decir, devuelve lo robado.
OP. Rector, ¿Se convirtió la corrupción es un asunto completamente aceptado y asimilado en la gente y cultura del país?
JCH. ¿Dónde nace la necesidad de corrupción? ¿Qué es lo que está buscando un corrupto? Plata. Ilícita. ¿Y por qué está buscando plata? Porque en el fondo la gente necesita vivir de seguridades.
Los sistemas capitalistas y los actuales han enseñado que lo que más seguridad da en la vida es precisamente el dinero.
No creo mucho en la represión o no represión de la corrupción porque se ha probado que también en la colonia se hicieron acciones populares contra los virreyes por corrupción.
El espíritu libertario no puede ser corrupto
La corrupción ataca la médula de la democracia, explica Juan Carlos Henao.
La única manera de transformar esta realidad es con educación, enfatiza el rector. "Enseñando ética y democracia. Mostrándole a la gente cómo la corrupción es el acto más democrático que existe en la sociedad”.
La corrupción cambia la lógica de las oportunidades para las gentes de las sociedades basadas en la meritocracia y en la preparación individual y cambia a la lógica del capitalismo vulgar que es el de la corrupción.
Un escándalo tapa otro escándalo y así... Pero todos en Colombia podemos enlistar de memoria por lo menos diez aberrantes hechos de corrupción.
A uno en este país le toca ser optimista
Lo dice sin frustración, alentado solo en la convicción que tiene de la perfectibilidad del ser humano, que “va a mejorar, por mucho que esté destruyendo la especie”.
Aunque confía en que se firme unos acuerdos finales con las FARC para terminar el conflicto armado, también cree que con las Farc o sin estas las reformas se van a hacer. "Así lo prometió el presidente Santos".
La corrupción es una conducta que atenta contra la prosperidad de la sociedad, el patrimonio del país y su esperanza como nación.
Juan Carlos Henao tiene la certeza que son más, muchas más las personas honestas con principios sólidos.
"No importa que sean 5, 10, 15, 20 las personas que uno pueda respetar porque tienen un nivel de ética".
Desarticular corrupción es un asunto de política y criminal
GOP. La confianza social está herida o muy desaparecida. Las personas ya no confían en la palabra. ¿Cómo restituir la confianza entre la gente?
JCH. Eso es un problema de tejido social y sociológico muy complicado que no se recupera de un día para otro. Imagine que si en el micro universo de la familia es difícil, en una sociedad es todavía más complejo.
Este país ha llegado a unos niveles de corrupción tan grandes que desarticular eso es un problema de política y también criminal.
La investigación sobre minería encontró que existen minas ilegales donde los jefes son policías.
¿Para dónde sale el oro de las minas ilegales? No es que se lo chupe una nube y se lo lleve para Marte. Eso sale por unas carreteras que van en unos camiones protegidos por el Estado.
Eso es lo más inmundo que uno pueda ver de un funcionamiento del Estado.
Debería haber un compromiso mucho más serio, mucho más contundente de los gobiernos hacia el discurso de la no corrupción.
¡Vamos a acabar con la minería ilegal! ¡Vamos a acabar con la corrupción en los contratos!… También es un problema de insistencia desde los medios de comunicación.
Nunca debe dejar de insistir en tres cuatros principios que son los que forman una sociedad y ahí le falta mucho al poder político colombiano.
Uno sabe cuándo es limpio y cuando no
Según el IPC, Índice de Percepción de la Corrupción, Colombia ocupa el puesto número 83 entre 167 países en el mundo y el puesto 17 entre 30 países evaluados en las Américas.
En opinión de distintos expertos, la lucha contra la corrupción debe ir más allá de leyes, normas y códigos y debe convertirse en un asunto de lucha desde la misma ciudadanía, de censura social.
Mientras que en América Latina la gente protesta en la calles antes cada nuevo acto de corrupción en la administración pública, en Colombia solo se recuerda una protesta de esta naturaleza en agosto de 2011: la "marcha de los antifaces".
Desde entonces la corrupción ha aumentado pero no las protestas. Como “siempre ha sido así”...
GOP. ¿Rector, usted cree en la censura social?
Claro que sí, pero con mucho cuidado. Es básico. Mientras que no sea linchamiento ni ninguna cosa de ese estilo.
El punto es cómo se liga la censura social con la judicial.
Recuerdo un par de situaciones en las que ejercí censura social.
Una fue en un cóctel cuando un señor quería tomarse una foto conmigo. Me di cuenta quien era y pensé: “¡Ni a golpes!” No quiero aparecer en una foto con este señor”…
La censura social es importante pero es peligrosa porque puede tener mucho de arbitraria cuanto se basa en el chisme y eso también puede ser muy dañino.
Es muy fácil caer en una especie de persecución social, que es muchas veces lo que hacen los medios.
Lo que nos falta en Colombia son principios esenciales
En febrero pasado, al cumplirse 130 años de su fundación, el Externado le entregó al país la investigación Minería y Desarrollo.
Según la prensa, los hallazgos del estudio dan cuenta, en buena medida, de la corrupción que hay en la actividad minera en Colombia.
La segunda entrega de esta colección llamada “Así habla el Externado”, es sobre corrupción.
“Los datos que hemos empezado a encontrar son impresionantes”, me revela el Rector.
Para Henao todo esfuerzo que se haga es necesario para combatir la corrupción en un país cooptado por esta conducta. "¡La corrupción no se vale!".
La ética no es solamente una materia en el pensum académico en la Universidad, sino un propósito que es transversal, inherente en la formación humana y profesional.
El rector, sin embargo, lamenta cómo también en el Externado ha habido estudiantes corruptos, egresados corruptos.
"Lo único que tengo claro es que ser corrupto y externadista es absolutamente contradictorio".
No sólo en el trato con los estudiantes sino en el comportamiento y actitud, todo profesor debe dar ejemplo ético. La ética se siente, sostiene.
Cada nuevo semestre el mensaje que da a los estudiantes entrantes es el mismo, y termina siendo una advertencia para los profesionales salientes: “sin trampas ni atajos indebidos”.
La formación ciudadana, dice de manera contundente, tiene que ser una formación para la honestidad.
"A mí me pueden acusar de lo que sea menos de corrupto. Uno sabe cuándo es limpio y cuando no. Para eso no necesita un código penal que le diga si es corrupto o no. Eso es un asunto de convicción íntima".
Sin abandonar la amabilidad y franqueza que lo habitan, el rector Juan Carlos Henao es enfático, directo y claro al exhorta a los colombianos a recuperar la honestidad y la ética y a cogerle rabia a la corrupción.
El texto completo de la entrevista con videos y comentarios interactivos en Twitter, ingresando al siguiente enlace:
Fotos: Carolina Corredor.