Colonia de abejas. (Foto: Scott Camazine)
(NC&T) Así lo cree un profesor de la Universidad Estatal de Colorado que ha emprendido un estudio de cinco años sobre el comportamiento de las abejas.
El biólogo Dhruba Naug investiga cómo la organización social de las abejas ha evolucionado en respuesta a la amenaza de los parásitos que infectan la colonia. Al mismo tiempo, también se puede esperar que los parásitos se adapten rápidamente a estos cambios, convirtiéndose esta interacción en una constante carrera armamentista entre los dos bandos.
El propósito principal del estudio es averiguar si se puede usar la colonia de abejas como un sistema modelo para conocer mejor cómo se diseminan las enfermedades en un grupo social. La diseminación de enfermedades en una comunidad humana cuenta con un contexto social que puede ser tan importante como la propia enfermedad. El quién infecta a quién se basa en diversas cosas: la actividad que realiza la persona, su tipo de comportamiento, la frecuencia con la que tiene contacto con los demás, y otros muchos parámetros. Las abejas tienen una estructura social bastante sofisticada, padecen muchas enfermedades, y pueden ser sometidas a diversos paradigmas experimentales; una combinación muy favorable para la investigación.
No se trata tanto de estudiar enfermedades específicas como de estudiar la transmisión de las enfermedades. Cada vez que se observa a alguna población densa, como por ejemplo la de animales en una explotación ganadera, resulta que en todas ellas hay unos principios similares sobre cómo se diseminan las enfermedades. En bastantes casos, puede ser mejor concentrarse en los principios generales que se aplican a la mayoría de las enfermedades infecciosas, que en un patógeno específico.
Conocer más a fondo las interacciones parásito-hospedero también puede ayudar a los médicos a afrontar cuestiones tales como la resistencia a los antibióticos.