A finales de diciembre del año pasado, vimos la generosidad del gobierno nacional al aumentar en aproximadamente 19 pesos el salario mínimo, donde alardeo que el rubro de alza correspondía a un incremento por encima de la inflación, incluso al propuesto por los empresarios colombianos.
Si a este incremento salarial le sumamos los inicios de la nueva temporada escolar, donde el gobierno nacional autorizo a los centros de enseñanza privada un alza que ronda entre el 5% y el 8%, es decir, las personas que ganan el salario mínimo y tienen sus hijos en colegios privados, empezaron el año con una perdida adquisitiva de dinero. Ni para que hablar de las universidades, donde solamente las universidades publicas tienen derecho a un incremento de 8% y en caso de matriculas extemporáneas este gira alrededor del 15%.
La situación empeora para los hogares colombianos donde solo tienen de entrada un salario mínimo, si le sumamos el alza de los servicios públicos, donde a noviembre del año pasado el alza acumulada fue del 8.8%, es decir, los colombianos que ganan el salario mínimo se verán sometido a un alza gradual cada mes, la cual probablemente en mayo sea superior al incremento al que vieron sometido su salario.
Ni que hablar del incremento que se viene para los alimentos, en donde productos como el arroz, carne y leche – productos básicos en la canasta familiar colombiana- tendrán aumentos vertiginosos debidos a las condiciones adversas del clima que por esta época ronda a nuestro país.
Esperemos que no se presenten coyunturas financieras, ni problemas en la tasa de cambio que perjudique aun mas el poder adquisitivo de la población colombiana, situación que pondrá en duda el fortalecimiento del mercado interno, vital en nuestra economía para el mejoramiento del bienestar social del país.
Por lo visto, el salario mínimo, no alcanzara a cubrir el resto de alzas a las que se verán sometidos los colombianos que los devienen y dichas personas aparte de ver sus ingresos disminuidos, verán como cambiaran la dieta alimenticia, lo cual puede ocasionar problemas de salud.
Es hora de pensar en una política de generación de empleos real y no ponernos a las especulaciones de las temporadas, llámense escolares, vacacionales, o navideñas, las cuales aunque generan empleo, son empleos temporales, que en nada fortalecen la economía nacional y solo prolongan el nerviosismo en los hogares colombianos.
Ojala el presidente Uribe dejase de pensar tanto en la segunda reelección presidencial y ponga a sus ministros a buscar políticas que lleven a mejorar el bienestar de los colombianos no solo en los papeles ni en las cifras presentadas a la opinión publica, sino de forma real, es decir, con empleo estable, salario digno y seguridad social.