POR: EDGAR BOLAÑOS
Si la revolución tiene lugar en sociedades subdesarrolladas, como ha ocurrido hasta ahora, el factor básico, decisivo y determinante al que tenemos que enfrentarnos es la escasez general: escasez de medios de producción, de medios de consumo, de capacidades, de habilidades, de escuelas, escasez de civilización y de cultura.[33] Y mientras exista escasez existirá falta de libertad, desigualdad, coerción cultural e intelectual, escasez por todas partes y sólo superabundancia del factor humano con un deseo infinito de salir del atraso y la miseria. La experiencia revolucionaria en la escasez señala el camino recorrido, sus limitaciones, encrucijadas y peligros; debe crear las condiciones para una vida civilizada moderna pero, al crear estas condiciones incuba el germen de la involución en la economía y la política. La posibilidad revolucionaria en la abundancia es el sueño del comunismo internacional.
17 de noviembre de 2009
Edgar Bolaños Marín
[1] Miguel Vedda cita a Siegfried Landshut en su Prólogo a nueva traducción del Manifiesto Comunista, versión electrónica.
[2] El proyecto de elaborar un programa comunista surgió en 1847. Colaboraron en ese proyecto dos grupos de revolucionarios alemanes en el exilio: por un lado, el Comité de Correspondencia Comunista, fundado en 1846 en Bruselas, y del que formaban parte, además de Marx y Engels, figuras tales como Ferdinand Freiligrath, Wilhelm Weitling, Moses Hess, Georg Weerth y Wilhelm Wolf; y, por otro lado, la Liga de los Justos, reunida en Londres desde 1846 y conformada, principalmente, por artesanos alemanes emigrados que, hacia 1847, estaban resueltos ya a dejar atrás la gravitación que sobre ellos habían ejercido el socialismo utópico de Etienne Cabet y el comunismo humanista y cristiano de Wilhelm Weitling. El empeño en superar las posiciones precedentes indujo a Joseph Moll -uno de los líderes de la Liga, junto con Karl Schapper, Heinrich Bauer, entre otros- a contactarse con Marx y Engels, con vistas a asimilar nuevas ideas. Si bien, para los autores de La sagrada familia, la propuesta de Moll representaba, ante todo, una oportunidad insoslayable para “formular y hacer pública una profesión de fe comunista”, su influencia se hizo notar ya en el primer congreso de junio de 1847, en la que participó Engels y en la que se decidió cambiar el nombre de la organización por el de Liga de los Comunistas; al mismo tiempo, la consigna filantrópica "¡Todos los hombres son hermanos!" fue sustituida por una fórmula orientada a destacar el carácter clasista de la lucha: "¡Proletarios de todos los países, uníos!". En las sesiones que tuvieron lugar entre el 2 y el 9 de junio se aprobaron los nuevos estatutos; Engels redactó un primer esbozo programático, el Credo comunista -conocido entre nosotros comoPrincipios del Comunismo, publicado por vez primera en Berlín, 1914 -, que fue aprobado como base de discusión, para lo cual debía ser enviado a todas las filiales. (fuente: Prólogo a nueva traducción del Manifiesto Comunista de Miguel Vedda, versión electrónica). El proyecto elaborado comenzó a circular entre los grupos locales o “comunas” para su estudio y discusión hasta el segundo congreso que debía aprobarlo. El 25-26 de octubre, Engels escribe a Marx una carta, donde le comenta la discusión en el grupo de París, en el que Moses Hess, en ausencia de Engels había hecho aprobar “una profesión de fe, deliciosamente corregida”. Posteriormente, el 23 -24 de noviembre del mismo año, Engels vuelve a escribirle a Marx para ponerse de acuerdo para asistir al segundo congreso donde le dice: “Piensa algo en la profesión de fe. A mí me parece que lo mejor sería prescindir de la forma de catecismo y dar a la cosa el título deManifiesto Comunista. La forma adoptada hasta ahora no sirve, ya que habrá que exponer, más o menos, algo de historia. Yo llevaré el texto de aquí, el que yo he redactado, en tono sencillamente narrativo, pero muy mal escrito, con una prisa espantosa”. (Correspondencia Marx –Engels, Editorial Cartago, 1973) Poco es lo que se conoce – señala Miguel Vedda en el Prólogo mencionado – sobre el progreso concreto de la redacción de la obra; es innegable, sin embargo, que el trabajo se demoró más de lo esperado, ya que los líderes de la Liga enviaron a Bruselas un ultimátum el 24 de enero de 1848, en que instaban a Marx a hacer llegar el manuscrito a Londres antes del 1º de febrero de 1848. La imposición de un plazo perentorio surtió efecto, y Marx se dedicó intensamente a escribir el programa; no existen evidencias concretas, pero, como señala Wheen, es casi indudable que el Manifiesto fue íntegramente compuesto por Marx.
[3] Citado en el nuevo Prólogo al Manifiesto Comunista, publicado con ocasión del 150 aniversario de su primera edición, por laConferencia de Partidos y Organizaciones Marxistas-Leninista s, Enero del 1998
[4] Umberto Eco, Qué anuncio, compañero Marx, Versión electrónica
[6] El movimiento socialista no es inmune a la crisis general del capitalismo en la cuál es un elemento más en la contradicción fundamental entre capital y trabajo.
[8] En el Manifiesto del Partido Comunista, de Marx – Engels, se lee: “Las ideas dominantes en cualquier época no han sido nunca más que las ideas de la clase dominante”, y las viejas ideas tienen que ser vencidas por nuevas ideas que brotan de “la disolución de las antiguas condiciones de vida.”