Depresión: Colombia supera promedio mundial y atiende poco la enfermedad. Foto: iStok editada el tiempo.com
Depresión, un trastorno con factores poliédricos
La pandemia por covid se convirtió en "el canario en la mina" de este fenómeno en el que también influye el aumento de recursos
Una habitación del Hospital Ramón y Cajal, en Madrid. (Europa Press/Alejandro Martínez Vélez)
Laura Camacho
elconfidencial.com 31/07/2025
El empeoramiento de la salud mental de los jóvenes en los últimos años es una realidad constatada por cada vez más estudios. Recientemente, la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) ha publicado uno que ha puesto el foco en la evolución de las hospitalizaciones por depresión en pacientes de entre 11 y 18 años, de manera que ha sumado una nueva evidencia más: del 2000 al 2021, la cifra ha aumentado en un 1.217% con una mediana de edad de 16 años.
La depresión, precisamente, es una de las enfermedades más prevalentes entre la población joven. Esta investigación recoge que casi el 30% de las personas de 10 a 19 años la experimentan y que un 8% cumple con los criterios para el trastorno depresivo mayor. "Ha aumentado considerablemente en los últimos 20 años. Se ha convertido en la principal causa de hospitalización psiquiátrica en este grupo de edad y la tendencia se ha intensificado especialmente en la última década", explica Eduardo González-Fraile, uno de los investigadores participantes de la UNIR.
Durante este periodo de 22 años, se registraron un total de 9.881 hospitalizaciones por depresión y casi tres cuartas partes de estas ocurrieron en la última década. El covid fue, en su opinión, "el canario en la mina". Pero si se observan los datos con detenimiento, se ve como la situación "ha ido empeorando silenciosa y gradualmente". Mientras que en el año 2000, el ingreso psiquiátrico pediátrico suponía apenas el 3,9% y, en concreto por depresión, la cifra total era de 173; en 2021, el porcentaje subió a 9,5% con 1.779 ingresos por esta patología.
Josep Antoni Ramos Quiroga, presidente electo de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM), comenta que hay una tendencia general, sobre todo a partir de la década de 2010, de crecimiento en la incidencia de trastornos mentales en adolescentes. Pero este no es el único dato que se pone de manifiesto con esta nueva investigación: "Hay un incremento de los problemas, pero si vamos al detalle de estas cifras, lo que nos dicen son los pocos recursos que teníamos en la década de los 2000 para la atención en salud mental infantojuvenil". A partir de la década de 2010, la situación ha ido cambiando de manera notoria. Es decir, sí que ha empeorado la salud mental en este grupo, pero también los recursos, por lo que puede haber más posibilidades de hospitalizar a los chicos que así lo requieran.
La depresión, un trastorno con factores poliédricos
Pero, ¿cómo se ha llegado a esta situación? Este psiquiatra, que es ajeno al estudio, comenta que detrás hay factores poliédricos. La lista comienza con la implosión de internet, donde chicos muy jóvenes están expuestos a comentarios globales. "Las redes sociales son un área de mucho riesgo para sufrir bullying y maltrato. Antes, si un adolescente en los años 80 sufría acoso, era una situación muy marcada en la escuela y ahora no porque las redes sociales tienen una amplitud mucho más grande", relata el jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Vall d’Hebron.
En este punto coincide González-Fraile que, aunque insiste en que en un estudio de estas características sería “incorrecto” hablar de causas, el mundo hiperconectado en el que vivimos, la continua exposición o la comparación continuada con nuestros pares, “puede estar haciéndonos mucho más daño de lo que pensamos”.
Más allá del impacto de las redes, Ramos también se detiene en la dieta, pues recuerda que en nuestro país ha crecido mucho los casos de obesidad. "Eso produce procesos inflamatorios que también afectan a nuestro cerebro, son factores de riesgo", detalla.
En esta lista de causas también incluye la mala higiene de sueño que "suele haber en España"; los cambios sociales, como la capacidad de tolerar el estrés; y el consumo de estupefacientes a cortas edades. "Las drogas tienen un impacto evidentemente marcado en el funcionamiento del cerebro. Tener una depresión significa que hay áreas de nuestro cerebro que no están funcionando adecuadamente y consumir sustancias que alteran la plasticidad y el funcionamiento en edades donde aún se está desarrollando este órgano tiene una incidencia más negativa", ahonda.
El covid, como no podía ser de otra manera, también afectó. En primer lugar, porque supuso una ruptura muy abrupta y marcada de las relaciones sociales: dejaron de ir a clase y de relacionarse con sus iguales como hasta ese momento. La pertenencia y el estar en un grupo es una de las características de los adolescentes y, de un día para otro, lo perdieron y se toparon con el aislamiento. En segundo lugar, pero no menos importante, se trataron de momentos cargados de mucha incertidumbre y en los que hubo que atravesar duelos, incluso de familiares de los que no se pudieron despedir.
Afecta más a ellas que a ellos
El estudio resalta notables diferencias de género. "En comparación con los adolescentes hospitalizados por otros trastornos mentales, los adolescentes ingresados por depresión presentaron características diferenciales significativas: el 74,3% eran niñas", puntualiza. González-Fraile comenta que hay ciertas patologías de salud mental que son más frecuentes que se declaren en mujeres que en hombres, y viceversa. Esto puede deberse a factores biológicos o culturales.
"Puede que las mujeres no tengan tantos reparos en levantar la mano, buscar ayuda, o en expresar sus emociones referidas a la tristeza o a la ansiedad. Ampliando el foco en otras patologías referidas a la salud mental, se observa que ellas suelen acudir a consulta de manera más frecuente debido a trastornos internalizantes, es decir, ansiedad, depresión, conducta suicida o trastornos de alimentación; mientras que los externalizantes, es decir, uso de sustancias, TDAH, trastornos del espectro autista o esquizofrenia, son más predominantes en ellos", detalla.
Ramos, por su parte, añade un apunte más sobre las diferencias de género y es que los hombres se suicidan más que las mujeres. "Para ello, es muy importante el aspecto de desesperación. Y luego se cruzan dos variables que son la impulsividad y la agresividad. Los chicos suelen tener puntuaciones más elevadas de ambos", matiza, no sin recordar que son ellas las que hacen más tentativas.
Otra de las particularidades que han descubierto los científicos, quienes se han apoyado en el Registro Nacional de Altas Hospitalarias, es que en el caso de que el diagnóstico sea depresión, la media de estancia era dos días más que para otros trastornos psiquiátricos, llegando a los siete.
"Hay que tener en cuenta que ingresan aquellos que están más grave o tienen más riesgo. Por lo tanto, este estudio puede ser solo la punta del iceberg que nos indica que los datos están aumentando de manera alarmante", insiste González-Fraile.
Ramos incide en que hay que alejarse de las visiones decimonónicas de las hospitalizaciones en psiquiátricos. Suelen ser en hospitales generales y, al igual que cuando se hace una cirugía o se ingresa por otro motivo, están en la planta de pediatría, pero de experiencia en psiquiatría.
"Dependerá por zonas, pero entre una o dos semanas es lo que van a estar. Se ingresa cuando no hay manera de tener la máxima seguridad de que esa persona no acabe cometiendo suicidio. Ese va a ser el criterio básico; no es una coerción a su libertad, es intentar que se recupere de algo que es recuperable y tratable sin que le dé esos riesgos asociados. Pero también muchas veces se hospitaliza cuando hay dudas en el diagnóstico o hay que hacer un cambio de tratamiento porque es un entorno donde se puede hacer las pruebas más rápido", resume.
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