Y es que las únicas salidas que se les ofrece es la reubicación en la ciudad (parques Nacional o de la Florida) o convencerla para que vuelva a sus tierras sin la solución de fondo
Mujer Emberá en el Parque Nacional – Foto: Colprensa
Revolución Obrera
julio 30, 2025
Históricamente discriminados y arrebatada su cultura a los indígenas en Colombia, ahora al capital tampoco le interesa resolver la situación de la comunidad Emberá, por el contrario, en particular la extrema derecha interesada en arrebatarles sus tierras, una y otra vez los obliga a volver a las capitales del país, especialmente en Bogotá a exigir el respeto por sus derechos.
Es tal la situación de estos compañeros luchadores por la defensa de sus territorios y con ellos, el arraigo a su cultura, que en el último tiempo, son invadidos por grupos armados ilegales, los cuales, al servicio del narcotráfico los asedian confinándolos en sus hogares bajo la amenaza de las armas, cuando no, llevándose a sus hijos para reclutarlos al servicio de estas bandas.
Y prácticamente se ha vuelto parte del paisaje que ni el gobierno nacional ni distrital son capaces de resolver su situación ni aquí ni allá, en una demostración que la solución a la misma no está en manos de unos ni de otros, incluso porque hasta el derecho a la protesta se les arrebata y la propia ciudadanía capitalina, en lugar de apoyar su lucha, los rechaza, como sucedió recientemente en Ciudad Salitre, área metropolitana de carácter residencial y comercial, donde sus habitantes, salieron a protestar «por las consecuencias que les podría traer esta reubicación».
Y es que las únicas salidas que se les ofrece es la reubicación en la ciudad (parques Nacional o de la Florida) o convencerla para que vuelva a sus tierras sin la solución de fondo que tanto necesitan estos compañeros, la de devolverles sus tierras y con ellas sus derechos, pues unos y otros, el gobierno nacional y local en realidad están es al servicio de los terratenientes y no del pueblo, en este caso, de los indígenas.
«Esto no es un problema de palabras sino de hechos y verdades aprendidas con sangre en la historia republicana colombiana y expresado así en el Programa de los Comunistas:
“El Estado no es imparcial ni está por encima de las clases, ni al margen de su lucha como pregonan los falsos amigos del pueblo. En Colombia, el Estado es de carácter burgués, está en manos de la burguesía, los terratenientes y sus socios imperialistas, como máquina de opresión y dominación al servicio exclusivo de sus intereses de clase, y como arma de explotación de las clases oprimidas. Es un Estado burgués terrateniente y proimperialista, que durante toda su existencia ha utilizado la violencia reaccionaria para defender los intereses de clase de una minoría explotadora y ha ahogado en sangre todo grito de rebeldía de las masas trabajadoras.”»
De ahí que sigue estando al orden del día el trabajo por las Asambleas Populares para organizar la lucha común de todos los explotados y oprimidos, y como un nuevo y verdadero poder del pueblo, legislativas y ejecutivas al mismo tiempo y no sometidas a ningún otro poder: ni al Estado de los explotadores ni a ningún Gobierno.
Todo ello como parte de avanzar hacia cambios definitivos, partiendo de que solamente el Programa para la Revolución en Colombia ofrece a las comunidades indígenas la verdadera solución a su problemática que hoy, bajo las condiciones del capital y en las de impotencia política de los comunistas, adquiere la forma de reivindicaciones junto a las de todo el pueblo, quien debe unirse para luchar por arrancárselas a sus enemigos de clase, esto con el fin de elevar sus condiciones de vida, de salud y de alimentación, es decir, sus condiciones materiales, y con ellas, las espirituales que permitan combatir definitivamente a esos enemigos. Lucha al calor de la cual, también los comunistas han de unirse y cumplir su papel de dirigente estratégico de todos los oprimidos y explotados de este país.
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