La científica olvidada que reescribió la química desde su cocina: revolucionó la ciencia de superficies y fue la primera 'honoris causa' en ingeniería
Agnes Pockels, pionera en la ciencia de superficies, revolucionó la química desde su cocina con ingeniosos experimentos. Sin estudios formales, su trabajo inspiró avances en nanotecnología y fue reconocida tardíamente con un doctorado honoris causa en ingeniería.
Utensilios de cocina y versión artística del rostro de Agnes Pockels. Fuente: Midjourney
Eugenio M. Fernández Aguilar, Físico, escritor y divulgador científico. Director de Muy Interesante Digital
Creado: 16.02.2025
La ciencia de superficies, aunque puede sonar como un tema misterioso y lejano, desempeña un papel crucial en nuestra vida cotidiana. Desde la forma en que los detergentes eliminan la grasa de los platos hasta la fabricación de productos químicos y alimentos, la comprensión de cómo los líquidos interactúan con los gases en la superficie es esencial. En el emocionante viaje a través de la historia de la ciencia, nos encontramos con una pionera en este campo, Agnes Pockels, cuyo trabajo sentó las bases para muchas de las comodidades modernas que damos por sentadas.
Cientifica en su propio hogar
Los primeros años de Agnes Pockels estuvieron marcados por la curiosidad innata y la pasión por la ciencia. Nacida en Alemania en 1862, su infancia transcurrió en un entorno familiar donde se alentaba la exploración del conocimiento. A pesar de la falta de una educación formal, Agnes tenía un profundo interés por entender cómo funcionaba el mundo que la rodeaba. Esta inquietud la llevó a realizar sus primeros experimentos en su hogar, utilizando equipos y utensilios de cocina cotidianos. Fue precisamente esta combinación de curiosidad y determinación lo que la llevó a investigar las superficies de líquidos y gases en la edad adulta, marcando así el inicio de una carrera científica que transformaría la comprensión de la ciencia de superficies.
A través de sus experimentos ingeniosos y caseros, Agnes Pockels abrió la puerta a un nuevo entendimiento de la tensión superficial de los líquidos, las monocapas moleculares y otros fenómenos en la interfaz líquido-aire. Sus logros no solo transformaron la ciencia, sino que también inspiraron a generaciones de científicos y científicas a explorar los secretos de las superficies y a aplicar este conocimiento en la creación de soluciones prácticas. De hecho, Irving Langmuir ganó el premio Nobel de Química en 1932 gracias al camino abierto por Agnes.
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Agnes Pockels en 1892. Fuente: Wikipedia
La necesidad convertida en ingenio
A los 20 años, ideó una cubeta deslizante para medir cuantitativamente las propiedades superficiales del agua jabonosa y sustancias relacionadas. El diseño era una cubeta rectangular de metal llena de agua, dividida en dos partes por una tira de metal. Una regla permitía medir la posición de la tira y, por lo tanto, el área de cada parte de la cubeta. Pockels colocaba un pequeño disco en la superficie del agua y utilizaba una balanza para determinar la fuerza necesaria para levantar el disco. Esto le permitió medir la tensión superficial directamente y explorar las fuerzas superficiales de películas mono-moleculares, la tensión superficial de emulsiones y soluciones, el efecto de impurezas en las propiedades del agua y comprender los sufactantes (sustancias que tienen propiedades especiales que les permiten reducir la tensión superficial entre dos líquidos o entre un líquido y un sólido).
Pockels descubrió que pequeñas cantidades de impurezas podían tener un gran efecto en la tensión superficial del agua, en comparación con el agua pura. En particular, estudió el agua jabonosa y descubrió que cuando se agregaba jabón en cantidades crecientes, la tensión superficial cambiaba abruptamente, lo que representaba la formación de una capa mono-molecular de moléculas de jabón en la superficie del agua. Esta área ocupada por una sola molécula se conoce como el «Punto Pockels» y desencadenó avances significativos en la comprensión de las superficies y su importancia en la química y la tecnología moderna.
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Las gotas de agua sobre una hoja muestran el poder de la tensión superficial, el mismo fenómeno que Agnes Pockels estudió desde su cocina, revolucionando la ciencia de superficies y sentando las bases de la química moderna. Fuente: Midjourney / Eugenio Fdz.
'Nature': su primera publicación
En 1891, aproximadamente diez años después de sus primeras mediciones de tensión superficial, Agnes Pockels se enteró de que Lord Rayleigh estaba publicando estudios sobre el efecto de pequeñas cantidades de aceites en la superficie del agua, una temática relacionada con sus propias investigaciones. Así que escribió una carta a Lord Rayleigh describiendo su aparato y sus hallazgos. En un gesto generoso, Lord Rayleigh compartió sus descubrimientos con la revista Nature, convirtiéndose en su primera publicación.
Al principio, el mundo científico apenas prestó atención a Agnes Pockels. A pesar de recibir una invitación para utilizar el laboratorio de física de la Universidad de Gotinga, no pudo aceptarla debido a sus responsabilidades familiares, incluida la administración del hogar de su hermano Friedrich, quien era profesor de física teórica en Heidelberg. Sin embargo, Agnes no se detuvo. Continuó publicando sus investigaciones en Nature, en 1892 y 1894. Su última publicación importante data de 1933, sobre la adhesión de los sólidos.
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Las burbujas de jabón revelan el fascinante efecto de la tensión superficial, el mismo principio que Agnes Pockels estudió con ingeniosos experimentos caseros, revolucionando la química de superficies. Fuente: Midjourney / Eugenio Fdz.
Y llegó el reconocimiento
Fue solo después de cumplir los 70 años que comenzó a recibir el reconocimiento merecido en su país natal. En 1932, la Universidad Politécnica de Brunswick le otorgó un doctorado honoris causa en ingeniería, lo que la convirtió en la primera mujer en recibir dicho honor en este campo.
Agnes Pockels falleció el 21 de noviembre de 1935 en su hogar en Brunswick. A pesar de sus contribuciones significativas a la ciencia, su nombre quedó en gran medida olvidado por el mundo científico poco después de su muerte. Sin embargo, su legado perdura como un ejemplo de perseverancia y logros científicos excepcionales.La ciencia de superficies, aunque puede sonar como un tema misterioso y lejano, desempeña un papel crucial en nuestra vida cotidiana. Desde la forma en que los detergentes eliminan la grasa de los platos hasta la fabricación de productos químicos y alimentos, la comprensión de cómo los líquidos interactúan con los gases en la superficie es esencial. En el emocionante viaje a través de la historia de la ciencia, nos encontramos con una pionera en este campo, Agnes Pockels, cuyo trabajo sentó las bases para muchas de las comodidades modernas que damos por sentadas.
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