El CO2 anual liberado a la atmósfera, 37.400 millones de toneladas métricas en 2023 frente a 9.000 millones de toneladas métricas en 1960
Robert Hunziker*, CounterPunch.org, 15 noviembre 2024
Traducido del inglés por Sinfo Fernández
Hay una nueva tendencia en el mundo que va en contra del planeta, ya saben, ese sobre el que están parados. Esta nueva tendencia, desde hace aproximadamente un año, significa «pulgares abajo» para el planeta Tierra. Es un cambio de actitud desalentador y lleno de peligros, que descarta compromisos a diestro y siniestro.
Varios actores clave han apagado un figurado interruptor de apoyo al planeta. La prueba de esta actitud agnóstica se encuentra en todas las reuniones de naciones del mundo de los últimos dos años. Están dando la espalda a los compromisos previos. Se trata de una actitud nueva. Y está ocurriendo mientras el cambio climático se ha convertido en un ogro de destrucción imposible de ignorar, que aparece en los noticiarios nocturnos con automóviles que caen como juguetes de niños en ríos torrenciales de las calles de las ciudades (Paiporta).
Mientras tanto, la COP29, la Conferencia de las Partes de la ONU sobre el cambio climático, del 11 al 22 de noviembre, se celebra en Azerbaiyán, país rico en petróleo. ¡Qué extraña coincidencia!: Las reuniones de la ONU sobre el clima se han convertido en una consecuencia de la generosidad de los productores de petróleo. Después de todo, tienen sedes espectaculares. Me pregunto qué harán para evitar el récord histórico de calor causado por las emisiones de combustibles fósiles, el CO2. La paradoja es devastadoramente ineludible.
Un dato clave expone el reto al que se enfrenta la COP29: El CO2 anual liberado a la atmósfera, 37.400 millones de toneladas métricas en 2023 frente a 9.000 millones de toneladas métricas en 1960.
Según el Dr. Patrick McGuire, de la Universidad de Reading y el National Centre for Atmospheric Science: «El nuevo Presupuesto Global del Carbono revela una realidad inquietante: las emisiones mundiales de CO2 de origen fósil siguen aumentando y alcanzarán los 37.400 millones de toneladas en 2024. A pesar de las claras pruebas de la aceleración de los impactos climáticos, seguimos avanzando en la dirección equivocada. La necesidad de una rápida descarbonización nunca ha sido tan urgente». (Fuente: Fossil Fuel Co2 Emissions Increase Again in 2024, Universidad de Reading, 13 de noviembre de 2024)
También, de interés más que pasajero en la COP29, según Victoria Cuming, responsable de política global de BloombergNEF: «La dramática victoria de Donald Trump en las elecciones estadounidenses goteará veneno en las conversaciones sobre el clima». (Fuente: Bloomberg Green Daily: COP29 Climate Money Fight)
El planeta está perdiendo apoyos clave. Sin embargo, no hace falta ser un científico del clima para darse cuenta de que el planeta ya se ha vuelto loco con: (1) incendios forestales desenfrenados; (2) lluvias torrenciales; (3) inundaciones destructivas masivas; (4) sequías abrasadoras brutales; (5) tormentas de granizo; (6) truenos/relámpagos aterradores, todo sin precedentes y todo en un horario regular hoy en día. Ya no hay tormentas que se produzcan una vez cada 100 años, sino cada dos años.
Las recientes conversaciones sobre la protección de la naturaleza en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad, celebrada del 21 de octubre al 1 de noviembre en Colombia, fracasaron al no llegar los países a un acuerdo sobre los objetivos clave. Se trataba de la 16ª reunión de la Conferencia de las Partes del Convenio de la ONU sobre la Diversidad Biológica. Fue un desastre: «Las conversaciones se vieron ensombrecidas por la falta de avances en la aplicación del Marco Mundial para la Biodiversidad de Kunming-Montreal, el histórico «Acuerdo de París para la naturaleza» acordado en la COP15 de Montreal en 2022». (Fuente: Carbon Brief 2 de noviembre de 2024). Al final de la cumbre, sólo 44 de las 196 partes habían presentado un nuevo plan de biodiversidad. ¡Lamentable!
En cuanto a las perspectivas Net Zero para frenar el calentamiento global, ¡olvídenlo!
En la cumbre del G20 celebrada del 9 al 10 de septiembre, los países exigieron que se diera marcha atrás en las promesas de reducir la quema de petróleo, carbón y gas (Fuente: G20 Countries Turning Backs on Fossil Fuel Pledge, Say Campaigners, The Guardian, 10 de septiembre de 2024).
«En los últimos meses, hemos visto cómo todo el mundo, desde las grandes empresas hasta los países, ha dado marcha atrás en los compromisos climáticos adquiridos en los últimos meses y años. A pesar de las crecientes y urgentes pruebas de que el cambio climático sigue acelerándose, esto no es ninguna sorpresa.» (Fuente: Countries Are Rolling Back Their Climate Commitments, Climatebase, 7 de octubre de 2024)
Todas las corporaciones mundiales, desde Ford hasta J.P. Morgan Chase, están dando marcha atrás en sus compromisos con el cambio climático, todo lo cual está profundamente interrelacionado con lo que se jugó antes de la COP29, que ahora se juega ante los desconcertados oligarcas de Oriente Medio.
«En lugar de indicar que el dinero necesario para ecologizar la economía está listo para fluir, los líderes de la industria dicen ahora que su primera prioridad es ofrecer rendimientos financieros a los clientes, y eso significa que las inversiones de transición energética sólo se llevarán a cabo si se consideran rentables» (Fuente: Wall Street Wants You to Know Profit Comes Before Net Zero, Bloomberg, 18 de septiembre de 2024).
Los banqueros señalan con el dedo a los políticos y a los gobiernos, que se han mostrado en gran medida poco dispuestos a avanzar de forma significativa en la lucha contra el cambio climático a escala mundial.
Por otra parte, y es algo obvio que nunca se insistirá lo suficiente, las señales de alarma climática nunca han sido tan fuertes como este año. Para empezar, una subida del nivel del mar de 2 a 3 pies pende de un hilo de la criosfera en el glaciar Thwaites, en la Antártida Occidental. Si se hunde, y hay razones para pensar que ocurrirá durante las generaciones actuales, 8 de las 10 megaciudades más grandes del mundo, situadas a lo largo de las costas, no tendrán nada que hacer. Este no es más que uno de varios puntos de inflexión al límite. El protagonista son los combustibles fósiles que emiten dióxido de carbono (CO2), que constituye alrededor del 76% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero, lo que lo convierte en el principal gas de efecto invernadero responsable de la mayoría de los impactos del cambio climático.
Y es un disparate que la captura/secuestro de carbono vaya a evitar el desastre; es demasiado lenta, demasiado poco manejable, demasiado cara, demasiado ineficaz, lleva demasiado tiempo y se ve desbordada por la tarea que tiene entre manos, a falta de una tecnología superbuenísima. «A pesar de su larga historia, la captura de carbono es una tecnología problemática. Un nuevo estudio de la IEEFA revisó la capacidad y el rendimiento de 13 proyectos emblemáticos y descubrió que 10 de los 13 fracasaron o rindieron por debajo de sus capacidades diseñadas, la mayoría por amplios márgenes.» (Fuente: Carbon Capture Has a Long History of Failure, Bulletin of the Atomic Scientists, 1 de septiembre de 2022)
La pérdida de un apoyo clave para el planeta no podría llegar en peor momento. Según Perilous Times on Planet Earth: 2024 The State of the Climate Report, 25 de las 35 constantes vitales planetarias se encuentran en extremos sin precedentes. Dos tercios con extremos récord es visto por los científicos del clima como un claro mandato para un planeta «al límite».
Desgraciadamente, perder apoyos clave por la «preocupación por los beneficios» es disparatado y trivial en el mejor de los casos, pensar en pequeño, no en grande. Un informe del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático contradice esa idea y expone la estupidez de centrarse en «el beneficio por encima del planeta»: «El análisis de los datos de 1.500 regiones en los últimos 30 años mostró que el 30% ha conseguido reducir sus emisiones de carbono sin dejar de prosperar económicamente». (Fuente: Green Growth: 30 percent of regions worldwide achieve economic growth while reducing carbon emissions, Institute For Climate Impact Research, 29 de octubre de 2024)
Más allá de la locura de los beneficios a expensas de los esfuerzos de mitigación para el planeta, que expone las entrañas del capitalismo de alto nivel, algunas buenas noticias: Según algunos expertos en clima, la reelección de Trump y sus declaraciones de que la energía verde es una estafa, y la probabilidad de que retire a EE. UU. de los acuerdos de la ONU sobre el Clima podrían impulsar un nuevo sentido de unidad, incluso construir una coalición que realmente haga algo positivo para detener las emisiones de combustibles fósiles para apoyar a un planeta reseco. Es posible, pero aquí en Estados Unidos Wall Street prefiere los beneficios al planeta. Umm, honestamente, ¿acaso no es hora ya de invertir eso?
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Robert Hunziker (máster en Historia Económica por la Universidad DePaul) es un escritor independiente y periodista medioambiental cuyos artículos se han traducido a varios idiomas y han aparecido en más de 50 periódicos, revistas y sitios de todo el mundo, como Z magazine, European Project on Ocean Acidification, Ecosocialism Canada, Climate Himalaya, Counterpunch, Dissident Voice, Comite Valmy y UK Progressive. Se le ha entrevistado sobre el cambio climático en Pacifica Radio, KPFK, FM90.7, Indymedia On Air y World View Show/UK. Email: rlhunziker@gmail.com.
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Imagen de portada de Elena Mozhvilo.
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