La violencia que se ejerce contra la niñez es una acción criminal en la cual no caben justificaciones.
Por CICERÓN FLÓREZ MOYA*
29 Octubre, 2024
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Es la violación al derecho fundamental de la vida y una conducta de aberración mayúscula. Es la cobardía del poder brutal aplicada a seres humanos en situación de absoluta indefensión.
Por eso fue tan desafortunada y ofendió tanto la arrogante pretensión del señor Diego Molano cuando era Ministro de Defensa, de avalar el bombardeo de las Fuerzas Armadas de Colombia a un campamento de las Farc donde había niños diciendo que esa operación tenía razón de ser porque los menores eran “una máquina de guerra”. Ese infundio acuñado desde tan alta posición de gobierno era ofensivo contra la misma llamada institucionalidad.
Como práctica recurrente de quienes tienen a su cargo la ofensiva contra la población civil en los grupos guerrilleros o de otras estructuras en armas, se acude al reclutamiento forzado de memores. Se les mezcla con los combatientes y son puestos como escudos en la confrontación que surja. Es la trampa de la muerte con esa deliberada intención. Una forma de sacrificar a quien seguramente no tiene noción del destino letal que le espera.
Otro eslabón de esa cadena de exterminio que se ha formado contra la niñez es su explotación sexual. Traficantes de esa modalidad de agresión a la dignidad de la persona humana inventan actos morbosos con halagos engañosos para reclutar víctimas a la medida de sus ambiciones.
En el entramado de la violencia aplicada a los menores están los tramposos contratistas de la alimentación escolar cuando prestan un servicio con productos descompuestos, como ha ocurrido en no pocos casos. Es una oferta venenosa ofrecida sin ningún pudor.
Está también la violencia intrafamiliar, con todos sus estragos y ante la cual la justicia se ha quedado corta, con estímulos a la impunidad.
La violencia contra los menores también se ejerce en los establecimientos de educación con el empleo de diversas formas de hostilidad entre los mismos alumnos. Un problema grave contra el cual viene trabajando un sector de institutores conscientes de los daños que deja la turbulencia en las aulas de clase.
En fin, la falta de rigor en la protección debida a la niñez la ha dejado expuesta a los peores abusos de detractores empecinados en las vilezas que le apuestan a la postración.
Se impone la defensa constante de parte de quienes tienen el manejo del poder de los derechos consagrados en función de la protección integral de los menores. Es poner en vigencia el Estado Social de Derechos consagrado en la Constitución. Y en acuerdos internacionales. Lo dispuesto al respecto no puede convertirse en letra muerta. Esto implica, un saneamiento general con el desmonte de todas las formas de violencia contra niños, niñas y adolescentes de toda la comunidad nacional. Los mismos grupos armados que incurren en forma recurrente en esas abismales prácticas están llamados a tomar conciencia sobre el respeto a la vida y a la dignidad de las personas, que a ellos también los incluye. Las negociaciones de paz deben tomar en cuenta entre las prioridades el reconocimiento de los derechos de la población en edad infantil.
Puntada
La protección de los páramos contra la minería depredadora es un deben colectivo y no se puede caer al respecto en vacilación alguna.
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Publicada en La Opinión el 27 de octubre 2024
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