— Netanyahu amenaza con “destrucción y sufrimiento al igual que lo vemos en Gaza”
— Estados Unidos respalda a Israel, le echa la culpa a la gente de El Líbano
16 de octubre de 2024
El centro de Beirut, El Líbano, en llamas debido a un ataque aéreo israelí, 10 de octubre de 2024. Foto: AP
¿Quiere saber por qué hay 40.000 soldados estadounidenses en el Medio Oriente y por qué Israel, el principal aliado de Estados Unidos ahí, ahora está llevando a cabo genocidio y crímenes de guerra en Gaza, El Líbano y en toda la región, y que amenaza con una guerra contra Irán?
Se inicia con lo siguiente:
El sistema capitalista dominante hoy se basa en la explotación cruel de literalmente miles de millones de personas por todo el mundo, y no podría existir ni funcionar sin dicha explotación —y especialmente la despiadada superexplotación de las personas en el tercer mundo (América Latina, África, el Medio Oriente y Asia), entre ellas más de 150 millones de niños— obligados a trabajar en condiciones parecidas a la esclavitud en maquiladoras, minas y campos de cultivo.
— @BobAvakianOfficial, REVOLUCIÓN #84
Para los gobernantes de Estados Unidos, el mantenimiento de su posición dominante en este sistema global de explotación exige que Estados Unidos controle regiones, mercados y recursos clave por todo el planeta, al mismo tiempo que impide que sus rivales lo hagan y que las masas de personas se levanten en contra de su explotación y opresión.
Para hacer todo eso, se requiere una violencia bárbara: interminables guerras, intervenciones, golpes de estado, asesinatos, torturas y otras cosas. Y ahí es donde entra Israel como ejecutor armado de los intereses estadounidenses en el Medio Oriente, y por qué Estados Unidos sigue respaldándolo, financiándolo y armándolo por una suma de más de $17 mil millones tan solo en el último año, incluso frente a su genocidio flagrante bárbaro en Gaza.
Israel amplía su campaña de invasiones, bombardeos y terror: más de un millón de desplazados, 2.000 asesinados y más cada día
Destrucción en Beirut, El Líbano, debido a un ataque aéreo israelí, 11 de octubre de 2024. Foto: AP
Hisham al-Baba, un libanés de 59 años de edad, yacía en una cama de hospital en la ciudad de Sidón. Estaba de visita con su hermana Donize cuando Israel bombardeó la casa de ella. Estuvo atrapado bajo los escombros durante nueve horas antes de que lo rescataran. Él fue uno de los “afortunados”. Su hermana, su esposo y sus dos hijos murieron. “Mataron a todas estas personas, pero no dijeron por qué bombardearon este lugar. Esto es un crimen de guerra”, dijo. “Somos personas cien por ciento indefensas. No estamos afiliados con nadie”. Este bombardeo fue “bárbaro”1.
Hoy El Líbano vive miles de historias así, y el número va en aumento a diario.
El jueves 10 de octubre, Israel destruyó un edificio de apartamentos de ocho pisos y otro de cuatro pisos en el centro de Beirut, la capital libanés, mató a 22 personas e hirió a 117. Estos edificios estaban en zonas civiles densamente pobladas con casas, apartamentos, escuelas y tiendas. Este fue el ataque más mortífero de parte de Israel en Beirut en el último año2.
La bomba que causó esta muerte y destrucción se fabricó en Estados Unidos. Una investigación del Guardian en el lugar de los hechos encontró restos de una “munición de ataque directo conjunto (Jdam, por sus iniciales en inglés) fabricada en Estados Unidos” entre los escombros del edificio derrumbado. Se trata de kits de teledirección utilizados con masivas bombas estadounidenses que pesan entre 225 y 900 kilos.
Hace poco, el ejército israelí anunció que había lanzado ataques aéreos contra más de 1.100 objetivos desde que comenzó su invasión terrestre de El Líbano el 1º de octubre. En el último año más de 2.100 libaneses han resultado muertos y más de 10.212 han resultado heridos. Más de 1.500 de las muertes han ocurrido en las últimas pocas semanas. Más de 100 niños han resultado muertos en tan sólo los últimos 11 días y otros 690 han resultado heridos —“ensangrentados, magullados y quebrados”, en las palabras del UNICEF, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia— en los últimos dos meses. Unos 400.000 niños adicionales han estado obligados a huir de sus hogares.
Netan-Nazi promete “destrucción y sufrimiento al igual que lo vemos en Gaza”
Este asesinato en masa no es el subproducto accidental de una operación militar “precisa” y “limitada” de parte de Israel, que está haciendo todo lo posible por evitar víctimas civiles. Justo lo contrario, y así lo dijo el primer ministro Benjamín Netanyahu (“Netan-Nazi”) la semana pasada.
El 8 de octubre, emitió un ominoso mensaje en el que amenazaba al pueblo libanés diciendo que la muerte y el sufrimiento que afrontaban eran culpa suya: “Tienen la oportunidad de salvar a El Líbano antes de que caiga en el abismo de la larga guerra que conducirá a la destrucción y al sufrimiento al igual que lo vemos en Gaza”.
El Líbano es una nación soberana con una población diversa, que incluye a musulmanes chiítas, musulmanes sunitas y cristianos, y una serie de tendencias políticas diferentes. Hezbolá, una organización fundamentalista islámica respaldada por Irán, es la fuerza política y militar dominante (pero no la única) en El Líbano y su principal base de apoyo es la población musulmana chiíta de El Líbano.
El alcance de los objetivos “finales” de Israel aún no está claro. Pero la amenaza de Netanyahu y las acciones de Israel dejan en claro, como mínimo, que Israel está decidido a destruir a Hezbolá y que no le importa un carajo cuántos otros salgan asesinados, mutilados o aterrorizados, ni qué tanta devastación se cause en el proceso — en otras palabras, que el resto de El Líbano resulte como simples “daños colaterales”.
Este tipo de bombardeo indiscriminado y castigo colectivo constituyen claros crímenes de guerra y violaciones de la soberanía de El Líbano. ¡Y los están llevando a cabo con el apoyo de Estados Unidos! ¿Cómo lo sabemos? Debido a que el 9 de octubre, el día después de que Netan-Nazi lanzara su amenaza, conversó con el presidente Biden y la vicepresidenta Harris. Le aseguraron el apoyo “férreo” de Estados Unidos a Israel. No se mencionó su amenaza potencialmente genocida ni la agresión bárbara de Israel contra El Líbano.
A continuación, se enumeran algunas de las mismas tácticas criminales que Israel ha venido utilizando ahora en El Líbano que lleva utilizando más de un año contra el pueblo palestino de Gaza:
Bombardeos en masa, asesinatos indiscriminados de civiles, destrucción de estructuras civiles. Israel está bombardeando hospitales y matando a trabajadores sanitarios. El mismo día que derribó edificios en Beirut y mató a 22 personas, bombardeó un hospital de campaña de la Media Luna Roja (el equivalente musulmán de la Cruz Roja) en la frontera entre El Líbano y Siria. Israel mató a cinco paramédicos en el sur de El Líbano el 9 de octubre. Más de 100 trabajadores médicos y de emergencias han resultado muertos debido a ataques israelíes en El Líbano durante el último año, incluidos 72 tan solo en el último mes, cuando se dieron 18 ataques israelíes a centros sanitarios en El Líbano.
La Organización Mundial de la Salud ha condenado la escalada de ataques israelíes contra el personal sanitario y los hospitales y ha advertido de brotes de enfermedades en los albergues repletos de personas desplazadas por el ataque israelí.
Mientras tanto, los ataques aéreos israelíes han obligado a abandonar sus hogares a un 40% de los 1.5 millones de estudiantes de El Líbano, según las autoridades libanesas, lo que ha retrasado el inicio del año escolar.
Destrucción de aldeas enteras. Un nuevo vídeo aéreo muestra que Israel ha arrasado al menos dos aldeas libaneses cerca de su frontera3. En las aldeas de Maroun Al Ras y Yaroun, veintenas de casas han sido arrasadas, junto con una mezquita de 300 años de antigüedad por explosiones controladas por el ejército israelí, y grandes zonas de las aldeas han sido quemadas. Estas aldeas habían sido abandonadas, y la destrucción de lugares civiles es un crimen de guerra.
Zonas de exterminio. Israel ha advertido a los libaneses que viven en el sur de El Líbano que se alejen de “edificios y zonas utilizadas por Hezbolá con fines militares, tales como los que se utilizan para almacenar armas”, sin especificar cuáles zonas deben ser evacuadas ni adónde ir para estar a salvo. También han advertido a la gente de que no conduzca ni viaje en carro, la principal vía de escape para muchos. Todo esto implica que cualquier libanés que se quede o intente irse en carro podría ser un blanco y asesinado.
Desplazamiento de largo plazo. La semana pasada, Israel envió más soldados a El Líbano y amplió su invasión del sur. Dio órdenes de evacuación para las aldeas en todo el sur de El Líbano, lo que ha obligado a la gente de más de 100 aldeas y zonas urbanas a huir. Según la BBC, un tercio de la población libanesa, incluida la mayor parte del sur del Líbano, se encuentra ahora bajo órdenes de evacuación4.
Las agresiones y las atrocidades de Israel respaldadas por Estados Unidos en El Líbano no sólo constituyen un horror cada vez mayor para el pueblo de El Líbano, sino que también están acelerando el peligro de una guerra regional más amplia con efectos potencialmente devastadores en la región y más allá.
Tienen que terminar el genocidio israelí en Gaza, su agresión contra El Líbano y sus amenazas a la región. Y depende de aquellos que vivimos en Estados Unidos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para detenerlo. Y eso significa NO elegir entre opresores asesinos, ambos con el agua hasta el cuello en la sangre del pueblo.
Como escribe Bob Avakian en su mensaje en las redes sociales
@BobAvakianOffical REVOLUCIÓN #88: “Un momento poco común, y una necesidad urgente —para la revolución—, no seguir esclavizados a este sistema”:
Por más horrible que sea Trump, apoyar a Harris y al Partido Demócrata significa alistarse como cómplices dispuestos en la cruzada del capitalismo-imperialismo estadounidense para seguir siendo el explotador, opresor y saqueador número uno de la gente y del medio ambiente en el mundo, incluso a costa de poner en riesgo el futuro, y la existencia misma, de la humanidad.
Y
Éste no es un momento de tomar partido con un grupo de opresores u otro. Este es un momento poco común —una oportunidad muy poco común — una oportunidad que quizá ocurra únicamente una vez en la vida— una oportunidad de aprovechar las profundas divisiones entre los opresores gobernantes y hacer frente al sistema entero de ellos, con el fin de hacerlo caer todo, y erigir algo mucho mejor en su lugar.
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Fuente: