Los investigadores comprobaron que las concentraciones de polvo y microbios en el aire pueden viajar hasta 2.000 kilómetros en múltiples direcciones
Los científicos confirmaron la presencia de bacterias y hongos potencialmente dañinos para el ser humano en la atmósfera, entre los 1.000 y los 3.000 metros de altitud. / Crédito: The Debrief / Unsplash.
Pablo Javier Piacente
19 SEPT 2024 14:21
Una nueva investigación ha revelado que el aire a gran altitud en la atmósfera terrestre está lleno de organismos vivos: desde los 1.000 a los 3.000 metros de altura se detectaron varios patógenos humanos potencialmente peligrosos, revelando su capacidad para viajar a grandes distancias y provocando nuevas preocupaciones sobre su impacto en la salud y la propagación de enfermedades.
Un equipo internacional de especialistas en clima, salud y atmósfera con sede en Japón y España, liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), ha revelado en un nuevo estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) que la atmósfera terrestre está poblada por una sorprendente variedad de bacterias, virus y hongos vivos. Los hallazgos sugieren que es necesario tener en cuenta la presencia de estos microorganismos y su amplia distribución como una potencial amenaza para la salud humana en todo el planeta.
El monitoreo mediante aeronaves atmosféricas, con 10 vuelos troposféricos sobre la capa límite planetaria en Japón, concretamente entre los 1.000 y los 3.000 metros sobre el nivel del mar, demuestra la presencia de bacterias y hongos potencialmente dañinos para el ser humano, según describen los investigadores en el nuevo estudio. Además, el transporte a larga distancia por más de 2.000 kilómetros es viable para estos microorganismos, junto a acumulaciones de polvo y a través de masas de aire originadas en regiones agrícolas, enriquecidas con fertilizantes y pesticidas.
Vida a grandes altitudes
Según un artículo publicado en The Debrief, los científicos se basaron en estudios previos que ya habían revelado cómo el polvo, los aerosoles y los microbios pueden viajar en conjunto a través de grandes distancias: la investigación actual brinda nuevos detalles sobre la amplia dispersión de organismos nocivos, confirmando las alturas extremas que pueden alcanzar los patógenos, así como también su capacidad para sobrevivir a esas altitudes y a enormes distancias.
Las muestras de aire obtenidas revelaron más de 266 géneros de hongos y 305 tipos de bacterias. Algunos de ellos son Actinobacteria, Bacillota, Proteobacteria, Bacilota y Bacteroidetes, entre las bacterias, mientras que la variedad Ascomicota fue particularmente frecuente entre los hongos detectados. Es asombrosa la diversidad y riqueza de especies halladas en ese nivel de la atmósfera terrestre.
Un potencial peligro a explorar en profundidad
“Nuestros hallazgos muestran una rica diversidad de microbios que son dispersados por las corrientes de viento a miles de kilómetros de sus áreas originales, por intensos túneles aéreos que se forman en lo alto de la troposfera. Este descubriemiento sin precedentes representa un cambio de paradigma en nuestra comprensión de cómo la salud humana puede verse afectada por patógenos que prosperan en el medio ambiente, particularmente en el aire y a grandes altitudes”, indicó en una nota de prensa el científico Xavier Rodó, autor principal de la investigación.
Los especialistas concluyeron que los microbios unidos a los aerosoles revelan la presencia de diversos taxones bacterianos y fúngicos, incluidos posibles patógenos humanos, que se originan en aguas residuales, pesticidas o fertilizantes. Aunque el estudio no prueba un vínculo causal entre la presencia de patógenos humanos conocidos en aerosoles y los efectos en la salud, enfatiza la necesidad de explorar en profundidad la propagación de diferentes patógenos microbianos a largas distancias.
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Referencia
Microbial richness and air chemistry in aerosols above the PBL confirm 2,000-km long-distance transport of potential human pathogens. Xavier Rodó et al. PNAS (2024). DOI:https://doi.org/10.1073/pnas.2404191121
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Fuente: