Las organizaciones de la juventud que siguen un camino revolucionario deben preocuparse por movilizar a las masas de obreros y campesinos más golpeados por las políticas de los explotadores, para guiarlos a la victoria contra el capitalismo, planificando, dirigiendo y organizando toda la lucha
Revolución Obrera
septiembre 17, 2024
Una de las cosas que me apasionan como joven comunista es la necesidad de que el pueblo construya el verdadero poder popular. Como a muchos, no me convencen las vías políticas ofrecidas por aquellos partidos y organizaciones de «izquierda», que desechan todo análisis materialista de la economía, basan sus interpretaciones y reivindicaciones en su instinto de la «justicia social» y toda actividad suelen resumirla a que sus dirigentes prediquen en el parlamento la importancia de la conciliación de clases para un supuesto cambio.
Y esto lo hacen incluso con más entusiasmo cuando la burguesía arremete contra el proletariado, para desviar la atención de las horrorosas condiciones en las que vivimos a causa del capitalismo hacia una supuesta incapacidad inherente de los colombianos, por su inferioridad cultural frente a otras naciones o por el «salvajismo» que adopta en tiempos de crisis, lo que hace de esos líderes: los salvadores supremos.
Los jóvenes revolucionarios optamos por una posición política radicalmente distinta: la de los comunistas y los revolucionarios, porque le proponen al pueblo métodos y formas de hacer política que no se adaptan a los intereses de la burguesía. Propuestas no por capricho, sino con plena consciencia de las circunstancias en las que se encuentran los explotados y oprimidos.
Si consideramos las duras condiciones que enfrenta la juventud, esto nos impulsa a adoptar un carácter revolucionario. Por un lado, nos enfrentamos a una tasa de ocupación total del 45 % en jóvenes de 15 a 28 años, según el DANE. Las cifras sobre el reclutamiento forzado van en aumento; hasta la fecha, distintos reportes indican que entre 100 y 300 jóvenes principalmente del campo han sido reclutados por grupos ilegales vinculados al narcotráfico en lo que va del año. En las ciudades, la esclavitud sexual afecta cada vez más a las niñas, quienes son víctimas de diversos tipos de abuso. Casos como el del pederasta Timothy Alan Livingston, que tras ser descubierto con dos niñas de 12 y 13 años en un hotel huyó a Miami, son parte de una alarmante realidad diaria. A esto se suman los contratos precarios y los bajos salarios, que deterioran la salud física y mental. Según la Procuraduría General de la Nación, los jóvenes de 17 a 24 años representan el mayor índice de problemas de salud mental, seguidos por los adolescentes de 12 a 16 años y la población infantil de 6 a 11 años.
Debido a esta desigualdad y opresión de todo tipo, los jóvenes nos hemos atrevido a emplear diferentes formas de lucha con el fin de atacar a los enemigos que se benefician de nuestra miseria, y especialmente desde 2019 hemos estado cada vez más interesados por la política, y para nadie es un secreto que hoy es una necesidad de los jóvenes tratar estos asuntos. Así mismo, está en boca de todos: ¿Qué hacer con los jóvenes? ¿Cómo apoyarlos?
En nuestros colectivos, mingas, juntas campesinas, organizaciones barriales, organizaciones políticas, culturales, sindicatos o con nuestros compañeros y familia debemos esforzamos por clarificar y comprender cuál es el enemigo principal que nos hace tanto daño: la burguesía, los terratenientes y su Estado burgués y pro imperialista y, sus ejércitos militares y paramilitares, incluidos los grupos armados que se llaman a sí mismos revolucionarios, pero que ejercen también la guerra contra el pueblo y sirven al mercado internacional del narcotráfico.
Las organizaciones de la juventud que siguen un camino revolucionario deben preocuparse por movilizar a las masas de obreros y campesinos más golpeados por las políticas de los explotadores, para guiarlos a la victoria contra el capitalismo, planificando, dirigiendo y organizando toda la lucha. La movilización de las masas no puede trabajar para otros fines que no sean los suyos, los de su clase, a través de las formas organizativas, con los métodos y formas de lucha que hemos descubierto gracias a la lucha de clases.
¿Cuáles son estas formas organizativas y métodos? Para avanzar en la unidad del pueblo, en el conocimiento de la sociedad misma y en la lucha, urgen las Asambleas Populares Independientes; porque la experiencia histórica nos ha demostrado que es más lo que conquista el proletariado actuando de manera independiente acompañado de las clases revolucionarias, que lo que logra bajo el engaño de unidad y conciliación con la burguesía, para dizque evitar el peligro de que un reaccionario tome el poder del Estado.
Mientras tanto, las organizaciones influenciadas por las ideas de la burguesía y la pequeña burguesía (supuestos partidos de izquierda), los reformistas, pregonan su complacencia con las clases enemigas con sofismas de llamados a la unidad nacional, que en la práctica niegan a los ricos como los enemigos del pueblo. Enfocan su labor en cooptar a la juventud luchadora para nutrir las bases que sostengan y den vida a partidos pequeñoburgueses nuevos que al final pregonan la conciliación de clases y trabajan para el gran capital; que rechazan y tachan de peligroso en todo momento las formas revolucionarias y la verdadera lucha independiente, para que las formas parlamentarias no se expongan como lo que son: un vulgar engaño a las masas.
Si las masas ponen en práctica la lucha revolucionaria podrán comprobar cuál es el método que destruye el poder de los ricos y levanta el poder obrero y popular, solo este camino permite identificar quiénes son los verdaderos amigos de la revolución.
¿Cuál es el papel de los jóvenes revolucionarios?
Debemos ver y actuar más allá de lo que nos lo permite «nuestro instinto». El espontaneísmo nos hace actuar y aplicar conceptos que no corresponden a la realidad y en consecuencia actuar de manera equívoca. Ante ello, el estudio de la ciencia revolucionaria, el marxismo leninismo maoísmo, aplicada a la lucha diaria es primordial y nos evita caer bajo el engaño de frases rimbombantes que disfrazan el contenido antirrevolucionario de la burguesía.
Pero esto solo será la mitad del trabajo. Siempre nuestro estudio de la teoría debe tener un carácter práctico; ese carácter práctico nos obliga a estar fundidos con el pueblo, comprender las condiciones en las que vive y lucha. Solo así confirmamos que lo que estudiamos y proponemos se corresponde con la realidad, solo así entendemos cómo llevar la propaganda que despierte la consciencia socialista en el pueblo.
En este sentido la movilización no es solo práctica sino ideológica. No solo sirve para señalar el error ajeno, sino el nuestro; realizar balances, implementar la autocrítica, denunciar y combatir la influencia burguesa en la teoría y la práctica de las organizaciones y activistas revolucionarios, nuestro compromiso es con las masas y por la revolución.
Ser un revolucionario consecuente es estar con las mujeres, los inmigrantes, los niños, los ancianos y los hombres del pueblo, aprendiendo de ellos y señalando el camino de la revolución; promoviendo y organizando las Asambleas Populares Independientes. Es en ellas en donde el pueblo logra expresarse y compartir experiencias de lucha política que elevan el conocimiento a estados superiores para guiar la práctica revolucionaria, sustituyendo los viejos métodos por los nuevos.
Es en los barrios que habitan los más oprimidos, en las veredas, en los colegios, las fábricas, empresas y las universidades, esos lugares que el capitalismo imperialista ha hecho oscuros, en donde la historia y la lucha nos ha demostrado que se enciende y propaga la chispa de la revolución.
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