Según informe del LEE, Colombia ocupa el puesto 11 a nivel mundial con mayores casos de 'bullying'.
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DIANA K. RODRÍGUEZ T.
A propósito del día internacional contra el bullying y el acoso escolar que se celebró esta semana, las cifras para Colombia no son muy alentadoras en esta materia, pues sigue siendo una de las bases que afecta la salud mental de los jóvenes.
De acuerdo con un informe organizado por el Laboratorio de Economía para la Educación (LEE) de la Universidad Javeriana, en el país el 23% de los estudiantes aseguró haber sufrido un alto nivel de acoso durante el año escolar.
El documento ofreció un desglose del dato anterior, registrando que de ese total, un 19% dijo recibir acoso regularmente, mientras que para el 4% restante la situación se eleva a siempre.
Otra de las situaciones que alerta es la posición de Colombia frente a otros países a nivel mundial, pues solo con esos registros, la nación ocupó el puesto 11 de los territorios con mayor prevalencia de bullying o acoso en el globo.
Según el estudio, en comparación con los países miembro de la Ocde, donde el promedio de acoso regular está en el 13 %, implica que Colombia esté por encima 10 puntos porcentuales, lo que se traduce que la prevalencia de esta situación es alta, frente a las otras naciones.

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“Aunque otros países latinoamericanos también muestran altos niveles de acoso, es evidente la urgente necesidad de abordar este problema con eficacia y prontitud en el país”, afirma el laboratorio.
Si bien se revisa la prevalencia de esta situación en los países de la región, Colombia continúa teniendo una de las cifras más altas de acoso escolar.
Por ejemplo, naciones como Brasil y Chile experimentaron un nivel de acoso de 27% y 20% respectivamente, aunque México y Argentina reportaron una prevalencia del 15% y 14% para cada una de ellas.
Vale la pena detallar que los resultados anteriores reflejan la sumatoria de los dos tipos de acoso evaluados por el Laboratorio que se detallan en 'tipo II', que significa acoso con agresiones que causan daño físico o psicológico repetido y el 'tipo II' que denota una situación de bullying con ingerencia de delito.

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Permanencia local
La situación del bullying en tiempos actuales no es ajena al país, que además como recomendación del LEE y del Sistema Unificado de Convivencia Escolar (Suice), que es la única herramienta establecida en la desde la implementación de la Ley 1620 de 2013 que busca la prevención y atención a estas situaciones, urge abordar subregistros de casos, pero además mejorar sistemas de recolección de datos y promover una cultura de denuncia.
Según los datos del Suice, solo en el 2023 en Colombia se registraron unos 4.113 casos de acoso tipo II, así como también unos 2.067 de tipo III, evidenciando un total de 6.180 casos de acoso.
Sin embargo, al mirar las cifras de 2022 las alarmas se encienden, pues de un año a otro los datos casi se duplicaron. Para ese tiempo, el Suice registró 2.114 casos tipo II, mientras que para el tipo III fueron unos 1.374, es decir que hubo un total de 3.488 casos de bullying en el país.
También, se logró determinar que en este contexto son las mujeres (niñas y adolescentes) las que experimentan los niveles más altos de acoso en comparación con los hombres (niños y adolescentes).

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En el desglose se evidencia que, por ejemplo, entre 2022 y 2023 el 62,4% de los casos reportados como víctimas de acoso fueron de estudiantes pertenecientes al género femenino, mientras que un 37,6% correspondió al masculino.
“Es importante destacar que estas cifras pueden estar influenciadas por diversos factores, como la disposición de los estudiantes para informar sobre el acoso, la percepción de los adultos que supervisan el entorno escolar y la naturaleza misma de las interacciones sociales en el contexto escolar”, detalla el LEE.
Sin embargo, agregan que estas situaciones pueden llevar a sesgar las estadísticas, pues en muchos de los casos de hombres se tiene a normalizar la violencia y a aceptar este tipo de comportamientos.
Por otra parte, al revisar la edad de ocurrencia, se estimó que tanto para el tipo II, como para el tipo III se revelan tendencias en la distribución de estos incidentes durante la etapa escolar y después. Siendo en los conflictos de tipo II que la ingerencia de edad empieza a aumentar desde los cinco años hasta los 15, “alcanzando a su punto máximo del 16% a los 13, 14 y 15 años. Sin embargo, después de los 15 años, la incidencia comienza a disminuir progresivamente, llegando a 0 % a los 19 y 20 años”, dicen.

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Para la distribución de los casos tipo III, se observa que hay una tendencia similar con un incremento gradual hasta los 15 años y un pico del 16 % a los 13 años.
“Esto resalta la importancia de implementar estrategias de prevención e intervención temprana dirigidas a adolescentes para abordar eficazmente estos tipos de conflictos y reducir su impacto” agregan.
DIANA K. RODRÍGUEZ T.
Periodista de Portafolio
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