Lentamente se ha venido reactivando un viejo conflicto de límites entre Venezuela y Guyana por el Esequibo, uno de los pocos que quedan abiertos en América del Sur, y el único, junto con la ocupación británica de las Islas Malvinas, que involucra a una vieja potencia colonialista.
Marcos Salgado
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Se trata de un amplio territorio de más de 159 mil kilómetros cuadrados, que representa las tres cuartas partes de todo el territorio que la República Cooperativa de Guyana considera propio, y equivale a más de un séptimo de todo el territorio venezolano.
A esto hay que sumarle la proyección de ese territorio sobre las aguas del Océano Atlántico. Este no es un dato menor, porque por ahí justamente es que se volvió a encender el conflicto, durante la administración de Donald Trump en los Estados Unidos, que tomó partido por Guyana, pero sobre todo por los intereses de la petrolera Exxon Mobil, que está detrás de campos petrolíferos off shore en esas aguas en litigio.
Para el gobierno venezolano de Nicolás Maduro no hay dudas de que ésta es la razón central. Tanto es así que en Caracas llaman al gobierno de Guyana gobierno de la Exxon Mobil. El mismo Maduro advirtió durante el fin de semana a su par guyanés Irfaan Ali, que está convirtiendo a Guyana en una sucursal de la Exxon Mobil.
Como nunca antes había pasado hasta ahora, el pleito escaló a nivel de presidentes y de acusaciones cruzadas. El tuit de Maduro responde a un mensaje en YouTube de Irfaan Ali donde este rechaza el referéndum consultivo que la Asamblea Nacional venezolana aprobó para que la población se pronuncie sobre el tema.
El mandatario guayanés también pide a Venezuela que se avenga al proceso que sobre el tema abrió la Corte Internacional de Justicia en La Haya, un gran éxito de Guyana, y un cuchillo de doble filo para Venezuela.
La Corte adelanta un proceso para resolver el nudo central del conflicto: la validez o no del Laudo Arbitral del fines del siglo 19, que otorgó a la entonces colonia británica esos territorios al oeste del río Esequibo, aprovechando la tensión interna en los territorios de la vieja capitanía general de Venezuela de la colonia española.
Venezuela insiste por su lado en que el mecanismo idóneo para avanzar en la resolución del conflicto es el acuerdo de Ginebra de 1966, cuando a expensas de las Naciones Unidas se reconoció el conflicto y se dispuso una mediación que con el correr de los años no dio resultados ni para uno ni para otro.
El tema es complejo y recién está empezando. Tiene una dimensión histórica, y una dimensión geopolítica. Justo cuando Gustavo Petro en Colombia desactivó la amenaza para Venezuela en la frontera oeste parece escalar este conflicto en la frontera este. Es de todo, menos casual.
La disputa
El Esequibo es un extenso territorio en reclamación con zonas ricas en minerales, y también en petróleo en altamar, donde operan con permisos de Guyana empresas estadounidenses
El Estado venezolano defiende la vigencia del Acuerdo de Ginebra de 1966 para dirimir las diferencias con Georgetown, mientras Guyana busca aplicar el Laudo Arbitral de París de 1899, que reconocía la posesión británica sobre los territorios y despoja de esa forma a Venezuela.
En 2015, Exxon perforó con éxito un primer pozo en el bloque Stabroek y hace poco, reportó una producción mayor a los 340 mil barriles por día. El problema es que el bloque Stabroek está dentro de la zona de proyección en altamar del territorio en reclamación por parte de Venezuela.
En total, se calcula que frente a las costas de la zona en reclamación puede haber reservas por unos 10 mil millones de barriles.
Esta producción offshore puede superar la de EEUU, México y Noruega. Así esta vieja disputa territorial, una de las pocas que subsisten en América junto al reclamo argentino por la Islas Malvinas, se activó y como Estados Unidos no disimula sus intereses en todo el pretendido patio trasero, adiciona otro elemento de tensión en la complicada relación entre Venezuela y la Casa Blanca.
La consultora Rystad Energy asegura que el gobierno de Guayana recaudará unos mil millones de dólares este año por regalías petroleras. Una suma enorme para una economía con un PBI de 7.400 millones. Guyana es uno de los países más pobres de Sudamérica, donde cuatro de cada diez habitantes viven con menos de 5 dólares al día.
Mientras casi todos los países de América Latina y el Caribe atraviesan una marcada desaceleración económica tras la pandemia, Guyana crece con cifras de crecimiento de dos dígitos. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), pronosticaba una expansión del PBI guyanés un 46%.
Las perspectivas de desarrollo de Guyana ya hicieron que se posaran nuevas miradas sobre la ex colonia británica. Tras reiniciar el transporte de carga en la frontera colombo venezolana, el presidente Gustavo Petro imaginó una carretera que una Guyana con Colombia, atravesando, claro, más de 1.500 kilómetros en territorio venezolano.
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*Periodista argentino del equipo fundacional de Telesur. Corresponsal de HispanTv en Venezuel, editor de Questiondigital.com. Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)
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