las cifras de la inflación mundial son las peores en décadas, lo que agrava las afectaciones que se vivieron en la economía durante la crisis sanitaria por coronavirus
© AP Photo / Martin Meissner /
Un artículo del diario estadounidense 'The New York Times' señala los efectos negativos que podría generar la elevada inflación en varias partes del mundo, ya que combatir los precios elevados no es una tarea sencilla.
Pese a los esfuerzos de los bancos centrales, la inflación no cede incluso en las economías más avanzadas. América, Europa, Oceanía, Asia, el alza de precios es un fenómeno global a raíz de la pandemia de COVID-19, del conflicto en torno a Ucrania y las sanciones occidentales contra Moscú que derivaron principalmente en el incremento de los precios de los energéticos.
El medio destaca que las cifras de la inflación mundial son las peores en décadas, lo que agrava las afectaciones que se vivieron en la economía durante la crisis sanitaria por coronavirus.
"La vara es alta para los políticos de todo el mundo, quienes enfrentan problemas similares. Para tratar de controlar la inflación, los bancos centrales han subido rápidamente las tasas de interés, tratando de desacelerar sus economías con la esperanza de enfriar los precios", señala la publicación.
El análisis concuerda en que, de no controlarse la presión inflacionaria, "podría producirse un periodo desestabilizador de espiral de precios". Además, agrega, una elevada tasa de inflación afectaría directamente a las economías familiares y a las empresas.
"Pero si los responsables de la política económica reaccionan con demasiada agresividad y de golpe, el crecimiento económico mundial podría verse dolorosamente afectado. Eso podría aumentar el riesgo de una recesión mayor que cerrara empresas y dejara a la gente sin trabajo", subraya The New York Times.
En la zona euro, por ejemplo, se reporta una inflación promedio de 6,1%, mientras que en el Reino Unido y Suecia esta cifra llega hasta el 7,9% y 9,7%, respectivamente.
Estados Unidos, en tanto, reportó en los últimos meses una disminución de la inflación, pero la tasa se mantiene en 4%, el doble del estimado por la Reserva Federal (Fed).
Desde marzo de 2022, el banco central estadounidense ha aumentado las tasas de interés de casi 0% a 5%. Aunque se esperaba el fin de esta tendencia en los próximos meses, las autoridades financieras de Washington adelantaron que seguirá el incremento de las tasas, al menos dos más en lo que resta del 2023 hasta llegar a un promedio de 5,5%.
En Europa se vive una situación similar. El Banco Central Europeo también contempla mantener el alza de las tasas de interés, a pesar de que ya han alcanzado su nivel más alto desde 2001.
A esto se suma, según estimaciones de Bloomberg, que el mercado de gas natural europeo tendrá su mayor subida mensual desde mediados de 2022, cuando el precio por megavatio-hora alcanzó los 330 euros.
La inflación en alimentos y energía, principalmente en Europa, ha sido una consecuencia directa de las afectaciones de las cadenas de suministros globales rezagadas de la pandemia de COVID-19 y enardecidas por las sanciones económicas aplicadas a Rusia desde Occidente.
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