Las nubes lenticulares son capaces de confundir tu mente a tal grado de creer que se trata de un ovni, pero las misteriosas formas de gas tienen una explicación.
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Las nubes lenticulares son formaciones inusuales en el cielo que parecen salidas de una historia de J. R. R. Tolkien o de una de ciencia ficción. A menudo se les confunde con ojos en el cielo, aunque también se ha llegado a decir que parecen platillos voladores. Pero lo cierto es que se trata de formaciones naturales que tienen una clara explicación meteorológica.
Crédito: Colleen Gino
Sin duda alguna, las nubes son fenómenos que atrapan la curiosidad de cualquiera, con sus formas esponjosas que no siempre aparecen de la misma forma, estos cúmulos de gases están clasificadas dependiendo su morfología. Hay desde nubes iridiscentes, pasando por remolinos tubulares y hasta esponjosas ondulaciones cubiertas de arrebol. Pero también hay un tipo de nubes que adoptan formas circulares, como si de un ojo se tratara, a estas se les llama nubes lenticulares y no son tan comunes, se requieren condiciones especiales para que podamos verlas en la bóveda celeste.
¿Qué son las nubes lenticulares?
Las nubes lenticulares son uno de los muchos tipos de nubes que se forman en el cielo, se caracterizan por tener una forma de lente convergente o de disco y se forman en la parte de la atmósfera llamada troposfera, que se extiende hasta los 10 kilómetros por encima de la superficie terrestre.
Crédito: Ercole Di Berardino
A medida que el aire viaja por la atmósfera, se encuentra con distintos obstáculos que cambian la dirección de su viaje y hace que interfieran distintas temperaturas del gas suspendido. En el caso de las nubes lenticulares, las montañas y colinas son esenciales, además de presiones atmosféricas, humedad ambiental y temperaturas idóneas.
¿Cómo se forman las nubes lenticulares?
Como hemos dicho, se requieren condiciones especiales para que las nubes lenticulares aparezcan y sobre todo, una montaña o colina que genere cambios en la dirección del viento.
El flujo de viento se desliza por la superficie de la tierra y cuando se encuentra con la montaña, asciende de manera relativamente veloz por su pendiente. Luego en el camino de ascenso se encuentra con una inversión térmica en la atmósfera. Este fenómeno atmosférico se produce cuando la temperatura del aire en vez de disminuir a medida que se eleva en altura, aumenta cada vez más.
Es en ese momento cuando se genera lo que los meteorólogos conocen como efecto de Foëhn. Las montaña son obstáculos mecánicos para el flujo de aire, por lo que al recorrer el aire en dirección ascendente y con la presencia de una inversión térmica, también se forman turbulencias que reciben el nombre de ‘turbulencias mecánicas’. Estas últimas son básicamente turbulencias mecánicas de aire frío, que se posan sobre una atmósfera más cálida.
Más tarde cuando el flujo de aire alcanza la cima y baja de nuevo, la cresta de la ola o turbulencia mecánica, se encuentra con la humedad suficiente como para generar una condensación que finalmente da paso a la formación de nubes lenticulares. Recordemos que la atmósfera es un ecosistema asombroso de distintos tipos de humedades y vientos que dependen de la altura, y que se conjugan para tejer las nubes que observamos en el cielo.
Este tipo de nubes han despertado cientos de alertas falsas de avistamientos ovnis, por su forma de disco volador sobre el cielo. Además cuando el sol se posiciona sobre el horizonte e incide directamente en la nube, esta se torna rojiza tal como sucedió en Turquía hace unos meses. Sin duda se trata de objetos extraordinarios que incitan a la imaginación y la especulación, pero lo cierto es que la explicación meteorológica detrás de las nubes lenticulares es igualmente de interesante. Cuéntanos qué otras rarezas de nubes conoces.
Alejandra Martínez
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