La vida en realidad no habría surgido en los océanos sino mucho antes, marcando un nuevo paradigma sobre las características de la Tierra primitiva
Habría nacido en estanques terrestres y antes de la formación de los océanos
Pablo Javier Piacente
El origen de la vida en la Tierra podría no estar ligado a un océano primordial, como sostienen las teorías más aceptadas en la actualidad. En realidad, la vida habría nacido en estanques terrestres, según diferentes investigaciones: el surgimiento podría haberse concretado desde hace alrededor de 4.400 millones de años, cuando el agua comenzó a caer sobre la superficie del planeta y la Tierra se transformó en un enorme reactor geoquímico, apto para la formación de la vida.
Los grandes océanos se formaron hace unos 4.200 millones de años, por lo tanto si la vida surgió en un respiradero de aguas profundas, como indican las concepciones científicas en boga, debe haber sido después de eso. Pero si la vida se inició en el ámbito terrestre, podría haber aparecido antes. Desde las primeras lluvias, hace unos 4.400 millones de años, existieron las condiciones para el desarrollo de la vida en la Tierra. Por eso, distintos estudios sostienen que la vida podría haberse iniciado en el ámbito terrestre, en los estanques que se encontraban en la Tierra primitiva.
Según un articulo publicado en New Scientist, un nuevo análisis de la línea de tiempo geológica de los primeros 1.000 millones de años de la Tierra puede arrojar luz sobre el origen de la vida, determinando si surgió en entornos terrestres o en los océanos. Por ejemplo, hay evidencia confirmada de microorganismos de hace 3.500 millones de años, preservados en rocas en Pilbara, en Australia. En 2017, un estudio liderado por Martin Van Kranendonk, científico de la Universidad de Nueva Gales del Sur, concluyó que estos microbios vivían en las fuentes termales terrestres y sus alrededores.
ESTANQUES PRIMORDIALES
Los resultados de esta investigación, publicada en la revista Nature Communications, no son los únicos que apuntan en ese sentido. Al mismo tiempo, otras investigaciones han concluido que existen rocas en Sudáfrica que registran huellas de un ambiente de estuario, con dunas de arena arrastradas por el viento, que fue el hogar de microorganismos hace 3.200 millones de años. ¿Fueron entonces los océanos el origen primario de la vida o, en realidad, sus manifestaciones iniciales tuvieron lugar en entornos terrestres con agua estancada y resguardada, en una especie de “caldo” vital primigenio?
La realidad es que la evidencia de vida en la Tierra está manifiestamente preservada en el registro de rocas, aunque el registro de microfósiles solo se extiende a 3.500 millones de años de antigüedad y la evidencia de quimiofósiles o microorganismos hasta un máximo de 3.800 millones de años. El planeta, sin embargo, comenzó a formarse hace aproximadamente 4.600 millones de años: son las rocas las únicas que pueden contarnos qué paso en esa brecha de casi 1.000 millones de años.
Una investigación publicada en 2015 en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), analizó los circones detríticos de Jack Hills, en Australia Occidental, que varían en edad hasta un máximo de casi 4.400 millones de años. Son los materiales que preservan el pasado más profundo del planeta: en uno de ellos, los científicos liderados por Elizabeth Bell identificaron inclusiones primarias de grafito. Las sustancias identificadas en este circón son consistentes con un origen biogénico, y podrían ser la evidencia de que una biosfera terrestre había surgido hace aproximadamente 4.100 millones de años, mucho antes de lo propuesto previamente.
LA DUDA PERSISTE
Si estas investigaciones están en lo cierto, la vida en realidad no habría surgido en los océanos sino mucho antes, marcando un nuevo paradigma sobre las características de la Tierra primitiva. Aunque la mayoría de los científicos concuerdan en que un océano casi global dominó la Tierra hace más de 4.000 millones de años, aparentemente desde hace 3.700 millones de años, y probablemente desde antes de eso, también existieron masas de tierra expuestas en la superficie de nuestro planeta: ¿en cuál de los dos ámbitos habría surgido la vida?
Para concluir, Van Kranendonk y otros investigadores creen que es vital determinar cuándo la Tierra se secó por primera vez para dar forma a las ideas sobre cómo comenzó la vida. Saber más sobre la coexistencia de los ambientes oceánicos y terrestres en la Tierra primitiva es crucial para aclarar el origen de la vida en nuestro planeta, no solo el de los primeros microorganismos sino el de todos los seres vivos, incluyendo al ser humano.
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REFERENCIAS
Potentially biogenic carbon preserved in a 4.1 billion-year-old zircon. Elizabeth A. Bell et al. PNAS (2015). DOI:https://doi.org/10.1073/pnas.1517557112
Earliest signs of life on land preserved in ca. 3.5 Ga hot spring deposits. Tara Djokic, Martin J. Van Kranendonk et al. Nature Communications (2017). DOI:https://doi.org/10.1038/ncomms15263