¿Integración latinoamericana? Los desafíos de Argentina de conducir Celac; el rol de los gobiernos progresistas y la convivencia con los conservadores que defienden la OEA
El encuentro de cancilleres de la Celac se realizó en el Palacio San Martín de Buenos Aires, sede del Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina.
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La XXII Cumbre de Cancilleres de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) finalizó en Buenos Aires este 7 de enero con la oficialización de Argentina en la presidencia pro témpore del bloque regional para el 2022. Esta designación, que llega en un nuevo contexto regional donde movimientos políticos populares vuelven a hacerse cargo de los gobiernos, abre nuevos horizontes de integración en la diversidad y, sobre todo, nuevos desafíos en este marco de casi pospandemia. El diario Página/12 de Buenos Aires dialogó con especialistas sobre el tema.
En esta nueva coyuntura, José Giavedoni, doctor del CONICET y titular de la Cátedra de Pensamiento Latinoamericano de la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la UNR, entiende que hay dos aspectos: por un lado, la emergencia de nuevos gobiernos progresistas y la esperanza (o lo esperable) de que la antigua institucionalidad latinoamericana “pueda volver a cobrar peso y gravitación, generando una voz y unas políticas unificadas”. Y de otra parte, las nuevas condiciones en las que estos gobiernos progresistas ven la luz: donde también hay un fortalecimiento de la derecha, en la cual “hay que inscribir las esperanzas de fortalecer el bloque regional”.
Para Alfredo Serrano Mancilla, director ejecutivo del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag), esta situación representa uno de los grandes desafíos de Argentina en la presidencia pro tempore: el “seguir construyendo y consolidando ese espacio de diálogo donde hay divergencias, y blindar la democracia en América Latina”, lo que considera el “gran pivote geopolítico progresista que consolida con México”, y en un contexto reciente de “orfandad” de espacios de convivencia regional. En ese sentido, destaca el protagonismo de Argentina en el plano regional durante los últimos dos años, sin adoptar una posición de “no respeto a otras opciones ideológicas y políticas”. Un ejemplo de ello es la “capacidad de consenso que ha tenido la propuesta argentina” para presidir la Celac, teniendo en cuenta que fue gracias a países como Cuba y Venezuela, pero también de Brasil, Colombia y Paraguay. “Hubo consenso de todos los gobiernos actuales de todo tipo”, señala el analista político.
En sintonía con esta opinión, Juan Manuel Karg, politólogo, comunicador y magíster en Estudios Sociales Latinoamericanos, sostiene que la presidencia argentina en la Celac confirma “el potencial que tiene el eje Argentina-México en la política regional”. También destaca la “búsqueda de Argentina” en “lograr una ‘unidad en la diversidad’, tal y como sucedió antes con la Unasur”. “Por eso esta Celac nos muestra una foto amplia: desde Cuba y Venezuela hasta los gobiernos conservadores de Ecuador, Uruguay y Colombia, todo el arco ideológico de América Latina y el Caribe”, señaló el politólogo.
También para Julio Burdman, doctor en Ciencia Política, esta situación representa uno de los desafíos del país a la cabeza del bloque regional. “Argentina, al igual que México, tienen que llevar adelante una agenda con la identidad de la Celac, pero sin provocar una fragmentación que genere la partida de países como Brasil o Colombia”, explica.
La integración de Brasil es otro de los desafíos importantes que tienen adelante Argentina y el organismo regional, según Karg: “Bolsonaro, negacionista de la pandemia y del cambio climático, también descree de este tipo de instancias regionales”, sostiene, y ve en el posible triunfo de Lula da Silva en las elecciones de octubre una nueva apuesta de la nación carioca a la Celac. Por otro lado, está el “discutir de conjunto el mundo que viene con otros bloques regionales o potencias emergentes”. La relación con la Unión Europea, China o, incluso, Estados Unidos, serán determinantes en un diálogo en el que se debe privilegiar “la autodeterminación de los pueblos latinoamericanos y caribeños”.
Para Burdman, uno de los desafíos (y oportunidades) de Argentina también está en estas dimensiones. Por un lado, “cumplir un rol contributivo en el relanzamiento del regionalismo frente al surgimiento de Bolsonaro como un presidente no interesado en la política regional”; y por otro, “potenciar la relaciones” bilaterales con actores como China.
Como contracara indispensable puede leerse lo que Serrano Mancilla ve como otro de los desafíos y una “oportunidad histórica: que los gobiernos de la región hablen de las cosas que le preocupan y le ocupan a la gente. En este contexto complicado de pandemia y de grandes reveses para las economías, el gobierno de Alberto Fernández, en la presidencia de la Celac, tiene una oportunidad fantástica para poner un espacio de integración a debatir sus temas que le preocupan a la gente”, señaló Serrano.
En este sentido, para Giavedoni, la Celac podría obrar como “una caja de resonancia que vaya logrando condiciones y posibilidades en el continente que propicien políticas y medidas más progresivas”. Así lo entiende también Karg, desde el lado del reto próximo: “El gran desafío es pensar la pospandemia para América Latina y el Caribe, buscando el desarrollo de nuestras economías y la justicia social para nuestros pueblos”. Argentina tiene el doble desafío de conducir por ese camino.
“Vamos a promover el consenso y la pluralidad, sin exclusiones”: Alberto Fernández
El presidente Alberto Fernández en la Cumbre de la Celac al asumir la presidencia pro témpore.
“No hay límite para la integración, la búsqueda de consensos será nuestra mandato primordial”, sentenció el mandatario argentino Alberto Fernández al recibir la presidencia pro témpore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). El encuentro del organismo regional, creado en 2010 con el impulso de la década de los gobiernos progresistas de principios de siglo XXI, selló lo que el Presidente calificó como la revitalización de la Celac que “hoy está más viva y fortalecida que nunca” y agradeció la tarea realizada por el gobierno del mexicano Andrés Manuel López Obrador.
En el discurso de asunción de la presidencia pro témpore, Fernández aprovechó para agradecer el respaldo de los países de la Celac en la negociación que la Argentina lleva adelante con el FMI y propuso como eje de trabajo de la conducción argentina del organismo “discutir en conjunto estrategias que permitan concertar posiciones a nivel regional ante organismos financieros internacionales y regionales”.
“De verdad, lo agradezco porque uno se siente mucho más fuerte sabiendo que los hermanos latinoamericanos y caribeños lo están acompañando”, enfatizó ante los cancilleres de los 32 países que participaron del encuentro.
Ese respaldo quedó expresado también en un comunicado conjunto de la Argentina y México, país que entregó la presidencia pro témpore, en el que se indicó la necesidad de un acuerdo que “le permita al país continuar su recuperación económica, mejorar su situación social y refinanciar su deuda con el organismo”.
En un tono similar, el Presidente agradeció el “apoyo constante de la Celac al reclamo tan sencillo, pero tan humano, de la Argentina en la cuestión Malvinas. “Seremos tan firmes en reclamar la soberanía sobre la tierra usurpada como pacientes a la hora negociar para que nuestro reclamo prospere”, aseguró.
“La Celac no nació para oponerse, sino como un foro a favor de nosotros mismos”
“Hagamos que Latinoamérica y el Caribe no sean solo una expresión geográfica sino también una expresión política, cultural, económica y social”, convocó Fernández en su discurso y recuperó la convicción de ser “parte de una Patria Grande que nos une, aunque muchos hacen lo imposible para dividirnos y consecuentemente someternos con facilidad”.
“La Celac no nació para oponerse a alguien, para enfrentarse contra alguna institución existente ni para inmiscuirse en la vida política o económica de algún país”, marcó la diferencia de mirada Alberto Fernández, tras la gestión de su antecesor el ultraconservador y cuestionado expresidente Mauricio Macri que vació los espacios de unidad regional como la Unasur e intentó crear otros como el Grupo de Lima, que fracasaron rápidamente. En la reunión del pasado 7 de enero en el Palacio San Martín un solo país estuvo ausente –por haberese retirado del acuerdo– el Brasil de Jair Bolsonaro.
“La Celac surgió como un foro en favor de nosotros mismos, que siempre promovió el consenso y la pluralidad en un marco de convivencia democrática sin ningún tipo de exclusiones”, casi en respuesta al coro opositor e incluso resaltó que “cuando las diferencias son bien manejadas” son provechosas.
En el marco de una acción en unidad, Fernández planteó el desafío de construir en el continente los “mecanismos de justicia social” que permiten revertir las diferencias sociales y económicas en el continente y marcó la profundización de esas brechas tras la pandemia. “Cuando la pandemia tuvo inicio, éramos el continente más desigual del mundo, el que registraba la mayor brecha en los ingresos de ricos y pobres”, indicó Fernández y advirtió que “esas diferencias se han profundizado”.
Los objetivos planteados por la Argentina
En la apertura de la sesión plenaria de la Celac, el canciller Santiago Cafiero agradeció el apoyo unánime para la presidencia pro tempore de la Argentina y junto a su par de México, Marcelo Ebrard, presentó los 15 objetivos para trabajar durante el mandato del país frente al organismo regional.
Cafiero señaló que estarán vinculados a la estrategia sanitaria, la recuperación económica, la gestión de riesgos en situaciones de desastre y la seguridad alimentaria, así como a la cooperación aeroespacial, la ciencia y la tecnología aplicadas a la innovación social.
La estrategia sanitaria fue uno de los puntos destacados por los cancilleres de los países miembros, en particular, por el representante ecuatoriano, Juan Carlos Holguín, quien señaló que “sin la Celac” no hubiese sido posible en su país pasar del 4 por ciento al 80 por ciento de vacunados durante los siete meses de gobierno del ultraderechista banquero Guillermo Lasso.
“Este es el plan de trabajo que la Argentina propone. Es el punto de partida”, señaló Cafiero.
Canciller de México hizo un balance de los dos años de presidencia pro témpore: la Celac es “una realidad y una voz global”
Entre tanto, el canciller de México, Marcelo Ebrard, destacó la importancia de que la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) sea una realidad y una voz cada vez más escuchada en el ámbito internacional.
“La Celac es hoy una realidad. Eso nos propusimos hace dos años. No sabíamos que habría pandemia, estábamos en un proceso de reflexión y prácticamente no había reuniones ni cumbres ni programas de trabajo”, dijo Ebrard, que presentó el balance de los casi dos años de México al frente de la presidencia pro témpore del mecanismo latinoamericano que ahora será encabezado por Argentina.
“Hoy estamos en otra realidad gracias a la voluntad de todos los países hoy representados. Creo que ese es el resultado principal y más relevante”, agregó durante su intervención en el salón Libertador del Palacio San Martín, sede de la Cancillería argentina.
Marcelo Ebrard, canciller de México.
Cooperación regional durante la pandemia
Para el ministro de Relaciones Exteriores mexicano, uno de los hechos más destacables es el trabajo que fue realizado durante la pandemia. En este sentido, recordó la promoción de la primera resolución ante la ONU en favor del acceso universal y equitativo de vacunas y medicamentos contra el coronavirus, una posición que luego fue defendida también ante el G20 y otros organismos internacionales.
“Nuestra voz se empezó a sentir en el ámbito global”, afirmó el diplomático, quien consideró que la misma pesa más a medida que los países se unen. Además, Ebrard celebró el desarrollo conjunto de vacunas del laboratorio AstraZeneca entre México y Argentina, algo que facilitó el acceso a la inmunización en prácticamente toda la región ante un contexto de distribución global injusto.
El canciller mexicano destacó la creación de un fondo para desastres naturales y adaptación al cambio climático. Además de una Agencia Latinoamericana y Caribeña del Espacio (ALCE) para coordinar actividades de cooperación para el uso regional del espacio.
“Sobran los discursos y América Latina y el Caribe lo que quiere es poner la muestra a nivel internacional de que llegó la hora de actuar, invertir y comprometernos”, sentenció. Antes de concluir su intervención, Ebrard manifestó el apoyo de su país en favor de una solución a las presiones financieras que sufre Argentina mientras busca llegar a un acuerdo con el Fondo Monetario Innternacional (FMI) para refinanciar la deuda contraída durante el gobierno derechista de Mauricio Macri.
“Es importante que Argentina tenga éxito, que salga adelante, que la comunidad internacional le dé la oportunidad de salir adelante, que no le impongan restricciones a su crecimiento económico”, agregó Ebrard.
El rechazo del Gobierno colombiano de Duque y el sector ultraconservador de Mauricio Macri al fortalecimiento de la Celac
En paralelo al encuentro de los 32 cancilleres de la Celac para relanzar el organismo regional, los referentes del movimiento ultraderechista del expresidente Mauricio Macri, Juntos por el Cambio, se encargaron de ser la voz del conservadurismo, que durante los años de gobiernos neoliberales en Argentina intentaron desarmar lo construido en materia de unidad regional durante la primera década del siglo, apuntando en particular contra Venezuela, Cuba y Nicaragua.
Entre tanto, Colombia consideró una “equivocación descomunal” la idea de fortalecer la Celac para “enterrar a la OEA” y rechazó que se dé la espalda a EE.UU.
“Jamás acompañaremos esa posibilidad”, dijo la viceministra de Asuntos Multilaterales, María Carmelina Londoño, en la XXII Reunión de Cancilleres de la Celac.
Londoño, quien acudió en representación de la cuestionada vicepresidenta y canciller colombiana, Marta Lucía Ramírez, afirmó que la idea de sustituir la organización que actualmente dirige el uruguayo Luis Almagro sería “una gran irresponsabilidad con las necesidades de las generaciones actuales y futuras” de la región, que, a su juicio, “requerirán del acervo doctrinal y la defensa de los derechos humanos y la democracia con la que cuenta la OEA”.
Asimismo, consideró que con esa idea parecería que “afanosamente” y “sin claridad en las intenciones” se quiere “dar la espalda” a EE.UU. y Canadá, países miembros de la OEA, pero no de la Celac.
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