Hay muchos planetas con océanos y continentes en la Vía Láctea
Pablo Javier Piacente
Nuestra galaxia contendría una gran cantidad de planetas acuáticos: la Tierra, Venus y Marte se gestaron a partir de diminutas partículas de polvo compuestas de hielo y carbono. El agua incrementa notablemente la posibilidad de hallar planetas con condiciones de habitabilidad en la Vía Láctea
Según un nuevo estudio realizado en la Universidad de Copenhague, la Tierra, Venus y Marte se formaron a partir de pequeñas partículas de polvo que contienen hielo y carbono, lo que significa que la Vía Láctea está llena de planetas acuáticos como el nuestro. En la Vía Láctea hay por lo menos 50 mil millones de planetas, de los que 6.000 millones serían como la Tierra, según otras estimaciones.
De acuerdo a una nota de prensa, los investigadores que llevaron adelante el nuevo estudio indicaron que todos los datos sugieren que el agua fue parte de los componentes básicos de la Tierra desde el principio de los tiempos. Considerando que la molécula de agua es relativamente frecuente, los científicos sostienen que es probable que todos los planetas de la Vía Láctea hayan contenido o contengan agua. El punto decisivo para saber si poseen agua líquida es la distancia que separa a cada planeta de su estrella.
Como es sabido, la búsqueda de vida extraterrestre tiene una estrecha relación con el agua. La presencia de este elemento es uno de los puntos cruciales para evaluar la habitabilidad de un planeta. Sin embargo, hasta el momento se sostenía que el agua llegaba casi de una forma azarosa a planetas como la Tierra, por ejemplo gracias al impacto de un asteroide conformado por hielo.
En estas condiciones, la evaluación de probabilidades para hallar planetas acuáticos se vuelve muy compleja, al no disponer de un grupo de parámetros que permitan realizar estimaciones con un sustento real. Ahora, la investigación efectuada en Dinamarca aporta un nuevo escenario al respecto.
Una nueva perspectiva
Empleando modelos informáticos, los científicos han calculado la rapidez con la cual se forman los planetas y los elementos que conforman sus primeros basamentos. En el caso de la Tierra, descubrieron que milimétricas partículas de polvo, hielo y carbono se acumularon hace 4.500 millones de años en la estructura primaria que posteriormente se transformaría en nuestro planeta.
En función de este modelo, Marte y Venus habrían nacido de una forma similar y, en consecuencia, el agua sería parte de su conformación. Los especialistas creen que muchos otros planetas de la Vía Láctea podrían contener agua y, en consecuencia, se incrementarían considerablemente las posibilidades de hallar vida. Sin embargo, las condiciones de temperatura deben acompañar para que este fenómeno pueda concretarse.
Planetas similares a la Tierra
En otro sentido, los autores de este estudio publicado en la revista Science Advances fueron un poco más audaces: creen que además de contener agua muchos planetas podrían disponer de una geografía similar a la Tierra, incluyendo océanos y continentes. Otra investigación realizada en 2020 apuntaba a algo similar, indicando que podría existir hasta un planeta similar a la Tierra por cada cinco estrellas parecidas al Sol en la Vía Láctea.
En el trabajo anterior, desarrollado por científicos de la Universidad de British Columbia, se calculaba que en la Vía Láctea pueden existir hasta 400 mil millones de estrellas, de las cuales el siete por ciento posee condiciones similares al Sol. Eso significa que alrededor de seis mil millones de estrellas pueden contener bajo su influjo planetas similares a la Tierra en el contexto de nuestra galaxia.
¿Son entonces el agua y la vida algo más común de lo pensado habitualmente en la Vía Láctea? Los astrónomos esperan que la irrupción de una nueva generación de telescopios avanzados y el avance de diferentes misiones espaciales actualmente en desarrollo puedan confirmar definitivamente estas teorías.
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Referencia
A pebble accretion model for the formation of the terrestrial planets in the Solar System. Anders Johansen, Thomas Ronnet, Martin Bizzarro et al. Science Advances (2021).DOI:https://doi.org/10.1126/sciadv.abc0444
Foto: Daniel Olah en Unsplash.
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