1. El Paro caminó al ritmo de la música en Medellín
Sobre la avenida San Juan, frente al centro administrativo La Alpujarra, confluyeron las marchas que partieron de tres puntos diferentes de la ciudad. FOTO MANUEL SALDARRIAGA
Aunque en el Parque de los Deseos fue evidente la presencia de encapuchados, no hubo violencia ni vandalismo. FOTO JULIO HERRERA
POR SERGIO ANDRÉS CORREA
Días de Paro ajusta el país, sin que las partes empiecen aún a llegar a acuerdos.
Con la foto de su madre muerta pegada en el pecho y el rostro enrojecido de tanto gritar, Adriana Bravo Martínez, fue una de las primeras personas en llegar en la mañana de ayer al Parque de los Deseos, uno de los tres puntos de inicio de la marcha y concierto “Medellín Resiste Cantando”, organizada por colectivos de artistas en el marco del Paro nacional y que se desarrolló con tranquilidad.
“Estoy harta de que me digan que soy comunista, cuando no lo soy, soy una ciudadana afectada, el sistema de salud de este país me dejó morir a mi mamá por falta de medicamentos que valían 100.000 pesos diarios. Aún siendo yo médica, no pude hacer más”, narró la ciudadana que, con una bandera de Colombia por capa y con una pancarta que llamaba a no explotar los recursos naturales, marchaba por la carrera Carabobo en dirección a la Alpujarra, punto donde fue ubicada la tarima principal.
El referente: la música
Con 30 artistas en las tarimas móviles que acompañaron los recorridos que, además del Parque de los Deseos también partieron del Parque de El Poblado y el Cementerio Parroquial de La América, y con 19 bandas más en la tarima principal, el concierto pretendía convertir la música en vehículo para la movilización social que desde hace un mes vive el país.
Así lo explicó Faber Ramírez, integrante del Comité Gestor de Artistas, quien señaló que “la música ha sido un gran referente de lo que ha hecho y lo que ha resistido Medellín, por eso es tan importante que los artistas hoy se estén pronunciando a través de ese eco que provino del primero concierto “Un canto por Colombia”, que se hizo en Bogotá el 8 de diciembre y añadió que “lo que buscamos es que el Gobierno escuche todas las peticiones de la ciudadanía que han motivado el Paro”.
La caminata avanzaba por la calle Barranquilla cuando la presencia de dos encapuchados crispó brevemente los ánimos. Los hombres fueron abordados por personas con camisetas del equipo organizador, con quienes intercambiaron algunas palabras. Luego, sin descubrirse el rostro, evitaron mezclarse con la multitud pero permanecieron a la cabeza de la marcha sin alterar la tranquilidad.
Por el contrario, el suave y acompasado sonido del ska interpretado por la agrupación Burkina marcó el ritmo de los pasos de aquellos que empezaron a desplegar sus sombrillas para protegerse del calor. Erwin Renaldi, su vocalista, manifestó que “la música también se trata de denuncia y en ese sentido estar aquí es ser coherente. Todos los seres humanos somos políticos y está mal entendido el hecho de que la gente diga que no vota o que no participa de los movimientos sociales”.
“Hay una deuda de años”
Sobre las 2 p.m. las movilizaciones empezaron a confluir en el Parque de las Luces. Allí, además de la música en tarima, esperaba una puesta en escena con cuerpos desnudos suspendidos de telas rojas desde uno de los puentes que atraviesa la avenida San Juan, denominada “Un país que siembra cuerpos”.
En el lugar también aguardaban actores, comediantes y presentadores como Santiago Rendón, Santiago Alarcón y Alejandro Riaño. Hasta el lugar llegó marchando desde el sur de la ciudad la cantante vallenata Adriana Lucía, quien se ha convertido en el rostro del movimiento “Un canto por Colombia”.
La artista aseguró que cree que quienes marchan, no lo hacen por los puntos que pide el Comité del Paro, sino que “si tuviéramos que poner en una hoja todo lo que pedimos, no cabría. Hay mucho descontento, la gente está molesta, tiene rabia, está herida” y asoció ese sentimiento popular con “un cúmulo de una deuda social de muchos años, que no empezó en este Gobierno, son muchos atrás, pero a este Gobierno es al que le toca responder a lo que la historia le está exigiendo”.
Sobre las críticas que ha recibido por su participación en las movilizaciones, de parte de un sector de la población que considera que los artistas no deben tomar una postura política, la cantante señaló que “venimos de una sociedad que no marcha y que desvirtúa la protesta social como anarquía o vandalismo. Yo nací en Córdoba, aquí al ladito de Antioquia, y sé lo que significa el silencio que se impone en nuestras tierras. Pero estamos en nuevos tiempos”.
El toque andino de la jornada llegó por parte de la agrupación Illary. Roger Díaz, uno de sus integrantes, expresó que “ante ese cúmulo de insatisfacciones sociales, es necesario que el artista se vincule. Finalmente la música es un canal más que adecuado para la protesta social, para poner puntos sobre las íes y teníamos que manifestarnos de alguna manera”.
En ese mismo sentido, Daniel Acosta, vocalista de Telebit, insistió en que “cada vez está tomando más fuerza la voz artística que está formando como una especie de puente entre la gente y el Gobierno para que podamos hacer escuchar nuestra voz. El arte siempre será una instancia política y más allá de hacer parte de un partido u otro, el enfoque es la gente misma, que está aquí exigiendo derechos básicos”.
La concentración se extendió hasta entrada la noche y finalizó en calma. Y aunque aún no está claro qué ciudad será el próximo escenario, el colectivo de artistas aseguró que no parará de acompañar los diversos reclamos ciudadanos en el país .
CONTEXTO DE LA NOTICIA
. En la tarima principal ubicada en La Alpujarra, las barras de Atlético Nacional y Deportivo Independiente Medellín dejaron de lado sus diferencias y, como si de un solo grupo se tratara, con el golpeteo de los tambores cantaron atrengas al unísono y abrieron paso a la interpretación de “El baile de los que sobran”, en la voz de la agrupación Tr3s de Corazón, que se ha convertido en una especie de himno de los estallidos sociales que durante 2019 se esparcieron por Latinoamérica, particularmente en Chile, país de origen de la banda Los Prisioneros, que originalmente la interpreta.
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Tengo la maleta siempre hecha y mi brújula, que por lo general apunta al sur, me trajo al periodismo para aclarar mi voz. Busco la pluralidad y no le temo a la diferencia.
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2. LA ÉPOCA DECEMBRINA NO AHOGA LAS PROTESTAS EN COLOMBIA
La de las últimas horas en el Centro Administrativo La Alpujarra, fue una concentración sin precedentes históricos...
Fernando Alexis Jiménez
El que las movilizaciones tengan vida propia no es algo gratuito, se lo ganaron las políticas opresivas a una amplia base popular que—doblegada por el temor—está descubriendo que sí se puede cambiar el curso de la historia de un país y de un continente.
En una época tradicional en la que millares de colombianos solo pensaban en el dulce manjar blanco, la natilla, los buñuelos y las colaciones, el curso de la historia cambio con movilizaciones como la de “Medellín resiste cantando” que congregó—a ojo de buen cubero—a cerca de diez mil personas que corearon a 42 artistas. Música con sentido social, de protesta, para recordarle al presidente Iván Duque, a la clase política y al reducido grupo empresarial que manipula al país, que están equivocados si creían que el período decembrino ahogaría las protestas.
Hay razones de sobra para que en la capital de Antioquia y en el resto del país, permanezca encendida la llama de la frustración.
La reforma tributaria maquillada con el nombre de Ley de Crecimiento Económico fue aprobada en el Congreso. Se desconoció olímpicamente que fue una de las motivaciones del paro del 21 de noviembre que aún no termina, que deja a la fecha cinco civiles muertos y ocho que perdieron sus ojos, como consecuencia de las reacciones del Escuadrón Móvil Anti Disturbios –ESMAD–.
Al igual que las reformas precedentes, solamente favorecen a la clase empresarial a la que exime de cargas tributarias con el sofismo de que se busca generar más empleo. En la práctica ha sido todo lo contrario. El desempleo en Colombia está por encima del 12%, una de las cifras más altas de Latinoamérica.
Las empresas trasnacionales que concentran la industria farmacéutica y sobre cuyos hombros pesa la responsabilidad de decenas de pacientes, tiene una gabela: beneficios por más de $400.000 millones. Con ese dinero se podría mejorar muchísimo el servicio de salud que se le presta a los colombianos, pero ahora irá a bolsillos de los empresarios.
El limbo en el que se encuentra la sanción contra los corruptos al procurar cerrarles toda posibilidad a pagar su condena bajo la figura de casa por cárcel, evidenciando la doble moral de la clase política, y la enorme dificultad que han tenido las centrales obreras para negociar el ajuste salarial para el 2020, fueron otros de los alicientes para movilizar a miles de antioqueños. Unieron sus voces para cantar y protestar. Una forma novedosa de elevar una voz disonante, como ya lo hicieron con “Un canto por Colombia” el 8 de diciembre en Bogotá y otras ciudades.
La de las últimas horas en el Centro Administrativo La Alpujarra, fue una concentración sin precedentes históricos. Tal como anota la artista Adriana Lucía, amenazada de muerte por ser una de las organizadoras: “Colombia despertó del letargo de muchos años, y eso es lo importante”.
El paro 21N sigue vivo y hoy más que nunca, para angustia del presidente Iván Duque y el desasosiego de sus cada vez menos seguidores. El que las movilizaciones tengan vida propia no es algo gratuito, se lo ganaron las políticas opresivas a una amplia base popular que—doblegada por el temor—está descubriendo que sí se puede cambiar el curso de la historia de un país y de un continente.
Blog del autor www.cronicasparalapaz.wordpress.com
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