1. Reducir las emisiones contaminantes ya es inaplazable
Hay que quintuplicar los compromisos para contener el calentamiento global
Todavía es posible contener el calentamiento global, pero es preciso quintuplicar los compromisos de reducir las emisiones contaminantes si queremos evitar la catástrofe climática, advierte la ONU.
Las emisiones globales de gases de efecto invernadero deben reducirse 7,6% cada año entre 2020 y 2030 para que el mundo logre frenar el calentamiento global en 1,5 °C este siglo, advierte un nuevo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP).
El Informe sobre la Brecha de Emisiones indica que, incluso si se implementan todos los compromisos no condicionados del Acuerdo de París, las temperaturas aumentarán 3,2 °C a fines de siglo, lo que provocará impactos climáticos destructivos y de amplio alcance.
Para evitar este escenario y lograr el objetivo de 1,5 °C, los compromisos de reducción de emisiones deben quintuplicarse, sentencia el informe.
La décima edición del informe de UNEP será debatida en el marco de la 25ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP25), que tendrá lugar desde el 2 de diciembre en Madrid, España.
En el año 2020, durante la COP26 que se celebrará en Glasgow, Reino Unido, se espera que las naciones fortalezcan la ambición de sus compromisos climáticos.
"En los últimos diez años el Informe sobre la Brecha de Emisiones ha hecho sonar las alarmas. Y en esos diez años el mundo sólo ha aumentado sus emisiones", dijo el Secretario General de la ONU, António Guterres.
"Nunca ha habido un momento más importante para escuchar a la ciencia. Si no prestamos atención a estas advertencias y no tomamos medidas drásticas para revertir las emisiones, continuaremos presenciando olas de calor, tormentas y contaminación mortales y catastróficas", añadió.
Mayores impactos climáticos
El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) advirtió que un calentamiento global superior a 1,5 °C a fines de siglo aumentará la frecuencia e intensidad de los impactos del cambio climático.
"Nuestro fracaso colectivo para actuar a tiempo y de forma contundente contra el cambio climático significa que ahora debemos realizar reducciones más drásticas de las emisiones: más de 7% cada año durante la próxima década", explica Inger Andersen, directora ejecutiva de UNEP.
“Esto demuestra que los países simplemente no pueden esperar hasta finales de 2020, cuando entren en vigor los nuevos compromisos climáticos, para intensificar la acción. Los gobiernos nacionales y cada ciudad, región, empresa e individuo deben actuar ahora”, añadió Andersen.
“Durante 2020 necesitamos, primero, medidas efectivas para reducir las emisiones lo más posible. Luego, debemos fortalecer las contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC) para impulsar las transformaciones necesarias en nuestras economías y sociedades, y recuperar así el tiempo perdido. Si no hacemos esto, la meta de 1,5° C estará fuera de nuestro alcance antes de 2030", alertó.
Desequilibrios
Las naciones del G20 (19 países más la UE) son responsables de 78% de todas las emisiones globales, pero sólo cinco de estos países se han comprometido con un objetivo de cero emisiones a largo plazo, indica el informe.
A corto plazo, los países desarrollados tendrán que reducir sus emisiones más rápido que los países en desarrollo, por razones de equidad.
Sin embargo, todos los países deberán contribuir más por el bien colectivo. Los países en desarrollo pueden aprender de los esfuerzos exitosos en los países desarrollados, e incluso pueden superarlos y adoptar tecnologías más limpias a un ritmo más rápido.
El informe indica que en 2020 todas las naciones deben aumentar sustancialmente la ambición en sus NDC, y dar seguimiento a las políticas y estrategias para implementarlas.
Hay soluciones disponibles para hacer posible el cumplimiento de los objetivos acordados en París, pero no se están implementando a la velocidad requerida ni a una escala suficiente.
Más emisiones
Cada año, el Informe sobre la Brecha de Emisiones evalúa la disparidad entre las emisiones previstas para 2030 según los compromisos actuales y los niveles consistentes con los objetivos de 1,5 °C y 2 °C, establecidos en el Acuerdo de París.
El último informe revela que las emisiones de gases de efecto invernadero han aumentado 1,5% anual durante la última década. En 2018, alcanzaron un récord de 407,8 partes por millón (ppm), tal como informamos en otro artículo.
Para limitar el aumento de temperatura, son necesarios recortes en las emisiones de 7,6% anual entre 2020 y 2030 para cumplir con el objetivo de 1,5 °C y de 2,7% anual para el objetivo de 2°C, establecidos en el Acuerdo de París.
Aún es posible limitar el cambio climático a 1,5 °C, conlcuye el informe. Las soluciones son abundantes. Hay muchos esfuerzos ambiciosos de gobiernos, ciudades, empresas e inversores, y existe una mayor comprensión sobre los beneficios adicionales de la acción climática, como el aire limpio y el impulso a los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Como cada año, el informe se centra en el potencial de sectores seleccionados para lograr recortes de las emisiones. En esta edición se analiza cómo la transición energética y el potencial de eficiencia en el uso de materiales pueden contribuir a cerrar la brecha de emisiones.
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Referencia
Informe sobre la Brecha de Emisiones 2019. 26 November 2019. Programa de la ONU para el Medio Ambiente.
Fuente:
2. Capitalismo es barbarie: Nuevo récord mundial de emisiones de CO2
Los gases de efecto invernadero marcan un tope histórico: es la concentración más alta en tres millones de años
Los niveles de gases de efecto invernadero alcanzaron un nuevo récord en 2018, un año en el que los niveles de dióxido de carbono (CO2) llegaron a 407,8 partes por millón (ppm), frente a las 405,5 ppm de 2017, según datos del boletín de gases de efecto invernadero (GEI) de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Un total de 53 países remiten datos al boletín GEI que forma parte del Programa de la Vigilancia de la Atmósfera Global de la OMM, que coordina las observaciones sistemáticas y el análisis de los gases de efecto invernadero y otros elementos.
Además, la OMM advierte de que la tendencia ascendente continúa a largo plazo y no se prevé que el techo de emisiones vaya a llegar en 2020 ni tampoco en 2030, si se mantienen las actuales políticas.
Efectos «cada vez más graves»
De este modo, añade que las generaciones futuras se enfrentarán a efectos «cada vez más graves» del cambio climático, como el aumento de las temperaturas, un mayor estrés hídrico, la subida del nivel del mar y la alteración de los ecosistemas marinos y terrestres.
En concreto, la OMM señala que el incremento de CO2 de 2017 a 2018 fue muy similar al registrado entre 2016 y 2017 pero es superior a la media del último decenio. En 2015 los niveles mundiales de CO2 sobrepasaron el simbólico umbral de 400 partes por millón. El CO2 permanece en la atmósfera durante siglos y aún más tiempo en los océanos.
Además, las concentraciones de metano y óxido nitroso se dispararon y ascendieron en mayores cantidades que durante los últimos diez años, según las observaciones de la red de la Vigilancia de la Atmósfera Global, que cuenta con estaciones en las regiones remotas del Ártico, en zonas montañosas y en islas tropicales.
Desde 1990 se ha registrado un 43% de incremento del forzamiento radiativo total, que tiene un efecto de calentamiento del clima provocado por los gases de efecto invernadero de larga duración. Del total de estas emisiones de CO2 desde 1990, Estados Unidos contribuyó con casi el 80% del total.
El secretario general de la OMM, Petteri Taalas, ha alertado de que «no hay indicios de que se vaya a dar una desaceleración y mucho menos una disminución, de la concentración de los gases de efecto invernadero en la atmósfera a pesar de todos los compromisos asumidos en virtud del Acuerdo de París sobre el cambio climático».
Por ello, insiste en que es preciso plasmar los compromisos de reducción de emisiones en «acción» y aumentar el nivel de ambición en aras del bienestar futuro de la humanidad.
Concentración comparable hace entre 3 y 5 millones de años
En ese contexto, Taalas ha recordado que la última vez que hubo en la Tierra una concentración comparable fue hace entre 3 y 5 millones de años, y entonces la temperatura era de 2 a 3 grados centígrados más cálida y el mar tenía un nivel entre 10 y 20 metros superior.
De las emisiones totales, aproximadamente una cuarta parte son absorbidas por los océanos y otra cuarta parte por la biosfera. Pero Taalas insiste en que las emisiones no llegarán a su punto máximo ni en 2030 si siguen las actuales políticas climáticas y los niveles de ambición actuales.
Este martes se conocerá el informe de la OMM sobre la disparidad de las emisiones entre los objetivos acordados para resolver el calentamiento global y la realidad.
El boletín sobre los gases de efecto invernadero analiza también cómo los isótopos confirman la función predominante de la quema de combustibles fósiles en el incremento del dióxido de carbono atmosférico, ya que existen múltiples indicios de que el incremento de los niveles atmosféricos de CO2 guarda relación con la quema de combustibles fósiles. Estos combustibles se formaron hace millones de años a partir de materia vegetal y no contienen radiocarbono.
Así pues, con la quema de estos combustibles se libera a la atmósfera CO2 sin radiocarbono, lo que aumenta los niveles de CO2 y disminuye su contenido de radiocarbono. Eso es, exactamente, lo que demuestran las mediciones, según insiste la OMM.
Incremento de otros gases
El CO2 es el principal gas de efecto invernadero de larga duración en la atmósfera relacionado con las actividades humanas. La concentración llegó a un nuevo valor máximo en 2018, 407,8 ppm, es decir, un 147% más del nivel preindustrial en 1750.
De media, el promedio del índice de aumento del CO2 de los últimos tres decenios (1985-1995, 1995-2005 y 2005-2015) se incrementó de 1,42 ppm/año a 1,86 ppm/año y a 2,06 ppm/año, y se han observado los índices de crecimiento más altos durante los episodios de El Niño.
En cuanto al metano, CH4, que es el segundo gas de efecto invernadero de larga duración más importante y contribuye en aproximadamente un 17% al forzamiento radiativo. De este, cerca del 40 por ciento del CH4 que se emite a la atmósfera procederá de fuentes naturales, como los humedales y las termitas, mientras que el 60 por ciento procede de fuentes antropógenas, como la cría de ganado, el cultivo de arroz, la explotación de combustibles fósiles, vertederos y combustión de biomasa.
El CH4 atmosférico alcanzó en 2018 un nuevo valor máximo, a saber, 1.869 partes por mil millones (ppb), por lo que se sitúa en el 259% del nivel de la era preindustrial. Su incremento de 2017 a 2018 fue mayor que el observado de 2016 a 2017 y que la media del último decenio.
Las emisiones de óxido nitroso (N2O) a la atmósfera provienen de fuentes naturales (en torno al 60%) y de fuentes antropógenas (un 40%), como son los océanos, los suelos, la quema de biomasa, los fertilizantes y diversos procesos industriales.
En 2018 la concentración atmosférica de N2O fue de 331,1 partes por mil millones, lo que equivale al 123% de los niveles preindustriales.
Por último, concluye que el incremento entre 2017 y 2018 también fue mayor que el observado de 2016 a 2017 y que la media del último decenio. Este gas también contribuye significativamente a la destrucción de la capa de ozono estratosférico, que protege de los rayos ultravioleta nocivos del Sol y provoca un 6% del forzamiento radiativo provocado por los gases de efecto invernadero de larga duración.
Fuente: