Lo que esconde la guerra contra China
Manuel E. Yepe
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En geopolítica, es raro que los acontecimientos sean lo que parecen ser. Esto es especialmente cierto cuando observamos de cerca la extraña "guerra" lanzada por Trump esta primavera bajo el expediente de una guerra comercial “para compensar el enorme déficit anual de la balanza comercial de Estados Unidos, el más extremo de los cuales es el de China”. El verdadero motor de los ataques de guerra arancelaria de Washington, contra China, solo se comprende cuando lo miramos a través del prisma del más reciente informe de la Administración sobre la base industrial de la defensa.
Así lo entiende Frederick William Engdahl consultor de riesgos estratégicos y profesor estadounidense radicado en Alemania.
Resultante del trabajo de un grupo especial encargado de ello hace un año por una poco divulgada Orden Ejecutiva del Presidente de Estados Unidos, el informe es un análisis detallado sobre la suficiencia o ineptitud de la cadena de suministros industriales que alimentan los elementos vitales de las Fuerzas Armadas de EEUU.
La versión desclasificada del informe cita 300 vulnerabilidades o vacíos en la base industrial militar de la nación. Revela con gran detalle que la economía nacional ya no puede aportar los elementos esenciales básicos de la defensa nacional como consecuencia de la globalización y la externalización industrial. Detalla la dramática escasez de obreros cualificados en áreas como el mecanizado, la soldadura y la ingeniería. Se importan maquinarias-herramientas vitales, la mayoría de Alemania, país con el que Washington no tiene las mejores relaciones en la actualidad. Muchos pequeños proveedores de los principales subcomponentes son especializados de una sola fuente, muchos de los cuales se encuentran al borde de la insolvencia debido a las incertidumbres presupuestarias de EEUU en años recientes.
La industria de defensa depende de China para prácticamente todos sus metales de tierras raras, como se conoce al conjunto de metales escasos en la naturaleza que son vitales para distintas aplicaciones tecnológicas de la industria militar. Desde la década de 1980, la minería doméstica de metales en Estados Unidos ha colapsado virtualmente por razones económicas, ya que los proveedores se desplazaron a China en busca de fuentes más baratas. Hoy, el 81% de los metales de tierras raras que necesitan los equipos militares, superconductores, teléfonos inteligentes y otras aplicaciones de alta tecnología provienen de China.
El informe dice que en muchos casos, el productor único de materiales críticos que queda está a punto de cerrar su fábrica en EEUU e importar materiales de menor costo del mismo productor extranjero que les obligó a abandonar la producción nacional.
Destaca los alarmantes cuellos de botella potenciales por la dependencia en una sola fuente para los ejes de las hélices de los buques de la armada, las torres de cañones para los tanques, el combustible para los cohetes y los detectores infrarrojos basados en el espacio para la defensa de misiles, entre otros.
El informe es la más completa mirada crítica acerca de la base industrial militar que se ha hecho desde los años iniciales de la Guerra Fría, en los años cincuenta. Culpa a las compañías de armamento de EEUU por depender de componentes vitales subcontratados en China, la mayor amenaza estratégica que tiene Estados Unidos.
Hoy Asia produce el 90% de las placas de circuitos impresos del mundo y la mitad se hace en China. Más allá de depender casi totalmente de proveedores chinos de metales de tierras raras, el Departamento de Defensa contrata la adquisición de armas con los mayores consorcios que, a su vez, subcontratan en su cadena de suministro a las más eficientes, que a menudo son las de China.
Se afirma que la industria de defensa de EE.UU. depende de productores chinos para el 100 % de sus materiales de tierras raras. Un informe de la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno en 2016 calificó la cuestión de fundamental de seguridad nacional.
La principal conclusión del informe es que "China representa un riesgo significativo y creciente para el suministro de materiales considerados estratégicos y críticos para la seguridad nacional de Estados Unidos". Esto también explica por qué el enfoque de la actual guerra comercial de la Administración Trump contra China se concentra, de hecho, en presionar a China para que abandone su agenda Made in China 2025, cuyo objetivo es que China domine las tecnologías avanzadas en las próximas décadas.
El informe afirma que "el dominio de China en el mercado de los elementos de tierras raras ilustra la interacción potencialmente peligrosa entre la agresión económica a China, guiada por políticas industriales estratégicas, vulnerabilidades y brechas en la base industrial manufacturera y de defensa de Estados Unidos".
26 de noviembre de 2018.
Publicado originalmente en el diario ¡POR ESTO! de Mérida, México.
Blog del autor: http://manuelyepe.wordpress.com/
Fuente: https://www.alainet.org/es/articulo/196788
Tensiones en su máximo nivel
La disputa de la hegemonía mundial
Eduardo Paz Rada
http://www.iade.org.ar/sites/www.iade.org.ar/files/styles/imagen_noticias_detalle/public/p74_inaki-landa_trump-china_web-1.jpg?itok=Vw4sF-m6
En el marco del Foro Mundial del pensamiento crítico de la Clacso se debatió en torno al futuro de la geopolítica mundial a través del análisis de la Cumbre del G-20, espacio de acción estratégica de las potencias mundiales. Sin descartar una guerra de amplio espectro centrada, otra vez, en Europa se manifestaron dos posiciones: la de considerar que la Cumbre acelerará el conflicto o, por el contrario, se abrirá un compás de espera.
Vladimir Davidov de la Academia de Ciencias Rusa, manifestó su preocupación por los alcances dramáticos de una guerra y por tanto correspondería desarrollar posiciones conciliatorias. Este criterio fue compartido por Pablo Gentili de la Clacso, considerando la sensible situación mundial y planteando una posición conciliadora. Rusia sería la única potencia militar capaz de contrarrestar a Estados Unidos.
Por otro lado, se estableció que la política de Estados Unidos con Donald Trump está orientada a la guerra con el objetivo de evitar el ascenso hegemónico de China y de asegurar su control en América Latina y el Caribe aprovechando de los regímenes conservadores y neoliberales en ascenso como los de Mauricio Macri en Argentina y Jair Bolsonaro en Brasil convertidos en peones de la estrategia de Trump e impugnadores del principio de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) que declaró a la región como zona de paz.
Se manifestó una preocupación mayor frente a una situación inestable, a los retrocesos de Estados Unidos, a la radicalidad de Trump, al quiebre de la alianza de la OTAN entre Estados Unidos y la Unión Europea y a los desequilibrios geopolíticos en Medio Oriente y América Latina.
Si bien la situación de la revolución bolivariana de Venezuela no fue analizada en el Foro de la Clacso y menos adoptado una posición de apoyo y solidaridad entre sus miembros, su situación es la más sensible tanto por las agresiones y amenazas de invasión militar que sufre del imperialismo norteamericano como por la presión de los gobiernos conservadores de la región especialmente Temer de Brasil, Macri de Argentina y Duque de Colombia.
La Cumbre del G-20 se realizará del 30 de noviembre al 1 de diciembre en Buenos Aires y el gobierno ha tomado medidas de seguridad extremas con un presupuesto de 200 millones de dólares destinados a la represión de toda manifestación de rechazo a esta reunión. Se paralizará la ciudad, no circulará transporte de ningún tipo, se controlará a las personas, ya se han intervenido teléfonos de "sospechosos" y las potencias mundiales trasladarán radares, portaviones y miles de fuerzas de seguridad que ocuparán la ciudad
Los movimientos sociales y populares han convocado a la contracumbre o Cumbre alternativa para el 30 de noviembre rechazando a las potencias capitalistas del mundo y reivindicando la emancipación social y nacional frente al imperialismo. Serán días de fuerte tensión porque los sindicatos y organizaciones populares reivindican sus derechos y enfrentan las políticas neoliberales y antinacionales de Macri.
En el Foro de la Clacso, realizado en Buenos Aires, del 19 al 23 de noviembre, participaron las ex presidentas Dilma Rousseff de Brasil, Cristina Fernández de Kirchner de Argentina y Ernesto Samper de Colombia. Asimismo dio una Conferencia el Vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera y participaron un centenar de conferencistas y más de seis mil panelistas y seminaristas. .
Eduardo Paz Rada
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Sociólogo boliviano y docente de la Umsa. Escribe en publicaciones de Bolivia y América Latina. Miembro del GT Solidaridad Sur-Sur de la Clacso.
Fuente: https://www.alainet.org/es/articulo/196784