Detrás de “incursiones aéreas de Venezuela” en Colombia hay compras de F-16
Denuncias de incursiones aéreas de Venezuela en Colombia buscan justificar compra de aviones F-16 a Israel
Hace sólo dos meses Israel ofreció al país latinoamericano 12 aviones de combate de manufactura gringa, cuya adquisición podría realizarse ante la supuesta "amenaza" del poder aéreo venezolano
VICTOR HUGO MAJANO CIUDAD CCS
Con una operación de compra-venta de bombarderos F-16 podría estar relacionada la denuncia de las autoridades de Colombia, sobre la incursión de aeronaves de combate venezolanas en el espacio aéreo colombiano la noche del pasado domingo.
Se trata de doce aviones F-16 A/B Netz pertenecientes a Israel y que fueron puestos a disposición de Colombia a mediados del mes de julio, a través de un listados con datos como los números de matrículas, informó el portal especializado www.infodefensa.com.
Esto ocurrió en el contexto de una negociación que se inició en junio de este año, cuando la embajada de Colombia en Tel Aviv le solicitud información a Israel sobre la disponibilidad de un lote de aviones adquiridos hace 30 años, y cuyo uso supera las 7 mil horas.
La respuesta entregada hace referencia a 10 equipos F-16A monoplaza, identificados con los números 100, 107, 117, 124, 131, 220, 243, 258, 281 y 760, y a dos F-16B biplaza, con los números 017 y 996.
El reporte sobre la supuesta incursión aérea fue “filtrado” a tempranas horas de ayer a través de “fuentes oficiales” y medios como el diario La Opinión, de Cúcuta, aseguraron que “Dos aviones F-16 de la Fuerza Aérea Nacional Bolivariana de Venezuela violaron el espacio aéreo colombiano en el sureño departamento de Vichada”.
Posteriormente el comandante de la Fuerza Aérea de Colombia (FAC), general Carlos Eduardo Bueno, confirmó que en la noche del domingo a las 21:59 se registró una nueva incursión de aeronaves militares venezolanas en el espacio aéreo nacional, esta vez por el departamento del Vichada.
Esta nueva violación a la soberanía colombiana se dio en la zona conocida como La Venturosa y Nueva Antioquia. Según explicó el general Bueno, cuando el radar detectó las 2 aeronaves venezolanas, al ver la cercanía con la frontera se avisa al vecino país, quien informó a través de la capitán Ramírez de la Fuerza Aérea de Venezuela, que las aeronaves se vieron obligadas a traspasar la frontera debido a las malas condiciones meteorológicas.
Bueno no precisó las características de las dos aeronaves, pero lo que quedó sobrentendido por omisión era que se trataba de los poderosos bombarderos estadounidense adquiridos por Venezuela en los años 80.
Esta es la segunda violación al espacio aéreo denunciada por el gobierno colombiano en un lapso de 36 horas, y la tercera desde que se inició una operación especial para controlar el contrabando de gasolina y alimentos, las maniobras cambiarias para devaluar el bolívar. así como la violencia paramilitar que afecta a regiones como los estados Táchira y Zulia, en el occidente de Venezuela.
El primer señalamiento colombiano sobre violaciones a su espacio aéreo fue el sábado 31 de agosto, en horas del mediodía, cuando un helicoptero Superpuma. Con el vicepresidente Jorge Arreaza a bordo, sobrevoló la población colombiana de Puerto Samtander, durante algunos minutos.
Mientras que el segundo fue el sábado en la tarde, cuando “dos aeronaves militares venezolanas ingresaron 2.9 kilómetros dentro del espacio aéreo colombiano, sobrevolando la zona de Majayura; perdiéndose rápidamente en dirección hacia Castilletes”, según un comunicado ofiicial, divulgado el domingo pasado.
El gobierno venezolano ha negado en cada caso que sus aviones hayan ingresado a Colombia y ha atribuido los reportes neogranadinos a un intento de continuar con la producción de un “falso positivo” contra Venezuela y asi “criminalizar” las acciones que impulsa el mandatario suramericano, Nicolás Maduro, para construir una “nueva frontera de paz”.
Las “incursiones” del fin de semana han permitido que muchos colombianos recuerden que su país no cuenta propiamente con una fuerza aérea capaz de resguardar el territorio, ya que casi todo el equipamiento está enfocado en el combate contrainsurgente. Y de ese modo se ha generado cierto apoyo (al menos en redes sociales) a la opción de comprar aviones de combate usados, que serían los únicos factibles de adquirir por el limitado presupuesto colombiano.
Sin embargo los F-16 en negociación tienen al menos 35 años y un desempeño que supera las 7 mil horas de vuelo. Por lo tanto deben ser modernizados y adaptados, según se negocie y acuerde, para lo cual Israel ha ofrecido hacerlo en un lapso de 12 a 24 meses. En ese período se entrenarían las tripulaciones y el personal técnico para la operación y mantenimiento.
Por lo tanto, los reportes de violaciones al espacio aéreo sin duda van a incidir en el proceso de adquisición de la dotación, ante la inminente “amenaza” que para la integridad de Colombia representa una Venezuela con dos sistemas de aviones de combate, a saber F-16 y Sukhoi.
Sin poder de combate aéreo
Colombia no tiene sistemas de combate aéreo. Sus aviones más poderosos son los israelíes Kfir, de caza y ataque a superficie.
Por eso los informes de supuestas acciones aéreas venezolanas tienen un impacto enorme, pues carecen de mecanismos para darles respuestas.
La compra Israel sería muy probable (aunque oficialmente lo niegan) por los nexos políticos y económicos y porque hay una significativa dependencia del estado de Israel.
De hecho, uno de los elementos a considerar es la posibilidad de transferir a los aviones F-16 el equipamiento de los Kfir.
Colombia tiene, entoces, una policía de contrainsurgencia con recursos como los aviones Embraer Tucano, fabricados en Brasil, con los que bombardean a las FARC, pero que no pueden enfrentarse con un F-16 o un Sukhoi.
Para eso están las siete bases gringas y la “protección intervencionista” de los poderes globales.
Por eso los generales en sus ratos libres se dedican a negociar con traficantes y con vendedores de armas.