¿Por qué no nos importa la crisis del sistema de salud?
Por Marya Hinira Sáenz / Palabras al Margen
Tal vez el mayor logro de este sistema no es haber conseguido lucrar a un conjunto de actores con los recursos destinados a la salud, sino haber logrado que todos los problemas que se derivan de esta dinámica, y que le dan forma a la monótona catástrofe del sistema de salud, aparezcan lejanos y ajenos a nuestras vidas.
Para nadie es un secreto que el sistema de salud colombiano está en crisis permanentemente. Aunque en algunas ocasiones logre disimularse con argumentos basados, por ejemplo, en las cifras de aseguramiento, la crisis siempre vuelve a aparecer.
Su más reciente manifestación inició hace aproximadamente dos meses, como consecuencia de los oídos sordos que encontraron las denuncias de directores de hospitales y académicos que desde inicios de este año alertaron por el posible desencadenamiento de una situación que pondría en riesgo la continuidad de la prestación de servicios en varios hospitales del país. ¿De qué se trata esta «nueva» crisis? Veamos.
En julio, los medios de comunicación empezaron a reportar que algunos hospitales públicos y privados estaban contemplando la posibilidad de dejar de prestar algunos servicios porque no tenían recursos para cubrir los gastos que estos demandaban. La razón que se alegaba en cada uno de los casos era la misma: las Empresas Promotoras de Salud (EPS), públicas y privadas, les adeudaban grandes sumas de dinero por los servicios que se facturan en la atención de la salud de los colombianos. Hagamos un recorrido rápido por distintas regiones del país para hacernos un panorama de la situación de entonces. Empecemos por Antioquia. Allí al Hospital San Vicente Fundación, uno de los más importantes de Medellín, las EPS le adeudaban alrededor de 250 mil millones de pesos1. En el suroccidente del país, al Hospital Universitario del Valle, el más importante de esa región, las EPS le adeudaban 120 mil millones de pesos2. En el otro extremo de Colombia, en Santander, el panorama no era muy diferente. Las EPS le debían 12 mil millones de pesos al Hospital Regional del Magdalena Medio3, casi 100 mil millones al Hospital Universitario de Santander4 y más de 170 mil millones a la red de hospitales públicos, lo que llevó a la declaración «alerta amarilla»5. Adicionalmente, las EPS le debían al Hospital Universitario del Caribe más de 70 mil millones de pesos6 y a la red de hospitales públicos de la Costa Caribe más de 300 mil millones7. Una situación similar se presentaba en los hospitales San Juan de Dios y La Misericordia en Quindío8 y en la clínica Minerva en Ibagué9. La capital del país tampoco estaba libre del problema, pues a marzo de este año a la red de hospitales públicos le adeudaban más de 870 mil millones de pesos10. Y, bueno, el listado sigue y cubre buena parte el país.
Las consecuencias por la falta de cumplimiento de las EPS no se hicieron esperar. Porque, claro, los hospitales no funcionan sin médicos, medicamentos, alimentación, sábanas limpias, reactivos para los laboratorios, instrumentos, tecnología, luz, agua, etc. Y todo eso, obviamente, tiene un costo que no es nada insignificante. Por eso la cada vez más asfixiante iliquidez llevó a que muchos hospitales no tuvieran con qué pagarle a sus profesionales o con qué comprar implementos básicos como jeringas. En agosto lo peor empezó a pasar: en regiones como el Valle y Santander algunos hospitales suspendieron la atención a pacientes de algunas EPS e incluso la atención de especialidades para toda la población, mientras otros limitaron la atención que prestan a los servicios de urgencias y cuidados intensivos. En resumen, entre julio y agosto el derecho a la salud de miles de pacientes se vio seriamente limitado en distintas regiones del país.
Ahora bien, ¿por qué las EPS no pagan sus deudas con los hospitales y clínicas? La razón se encuentra en la forma como está estructurado el sistema de salud. Veamos. La rentabilidad de las EPS depende del uso que le den a la Unidad de Pago por Capacitación (UPC). La UPC es la cantidad de dinero que al inicio de cada año el Estado, a partir del recaudo de parafiscales e impuestos, le gira a las EPS por cada uno de los afiliados que estas tengan. Estos recursos deben destinarse a los gastos operacionales de las EPS, pero, sobre todo, al pago de los medicamentos, intervenciones y servicios que hacen parte del Plan Obligatorio de Salud (POS). Así, entre menor sea el gasto de la UPC, la rentabilidad para cada EPS será mayor. Por esta razón, las EPS hacen uso de distintas estrategias que les permiten poner la balanza a su favor, dentro de las que se encuentran negarse a pagar facturas de clínicas y hospitales y retrasar su pago, incluso excediendo los plazos establecidos por las leyes colombianas11.
Ante la situación, sin duda grave y escandalosa, el ministro Alejandro Gaviria anunció un paquete de medidas. No obstante, estas reflejaban una lectura de la crisis del sistema de salud que hemos escuchado desde hace varios años, pero cuya falta de acierto es demostrada por la continuidad de la crisis. De acuerdo con esta interpretación, los problemas del sistema se deben a la falta de recursos y a las deficiencias en gestión, vigilancia y control; por lo tanto, para solucionarlos, es necesario aumentar los recursos y mejorar la vigilancia del Estado. Ante un viejo diagnóstico, mismas fórmulas. En este caso, estas estaban compuestas, primero, del ingreso de nuevos recursos y de un trato amable con las EPS y la flexibilización de su responsabilidad. De allí que una parte de los 1,5 billones que ingresarían al sistema en los meses siguientes, lo harían por cuenta de créditos blandos a las EPS y la compra de sus carteras12. Y en efecto, desde el mes pasado algunos hospitales recibieron algunos recursos, que en todo caso resultan ser insignificantes frente al déficit con el que se ven obligados a funcionar. El segundo conjunto de paliativos se concentraba en el traslado de la responsabilidad del sostenimiento fiscal de la salud a los colombianos de a pie, por medio del aumento de los porcentajes de cotización de los trabajadores y de la creación de nuevos impuestos a las bebidas azucaras, que obviamente recaerían sobre el consumidor y no sobre las empresas13. Aunque estas últimas propuestas no llegaron a concretarse, el mensaje del Ministerio era claro: seríamos los colombianos quienes pagaríamos las deudas de las EPS. Esta es la razón por la cual las medidas anunciadas no iban al centro del problema, porque no solo no cuestionaban la estructura del sistema, sino que favorecían a los actores que se lucran del dolor y de la enfermedad, como es el caso de las EPS.
Y sin embargo nada pasa. Cada cierto tiempo la crisis del sistema parece llegar a un punto de no retorno, pero entonces aparece un salvavidas que lo mantiene en una línea roja de estabilidad. El sistema se ahoga por ratos pero siempre sale a flote, aunque no abandone la amenaza de volver a hundirse. Y no se hunde, entre otras cosas, porque dejando de lado a los sectores críticos de la academia y a las organizaciones médicas y sociales agrupadas alrededor del derecho a la salud, quienes más sufrimos las consecuencias de un sistema que permite el lucro de las EPS a partir del dolor y la enfermedad, es decir, las personas enfermas o potencialmente enfermas (lo que quiere decir todos y cada uno de nosotros), mantenemos un estado de absurda apatía con un sistema del que depende nuestra vida.
Ya por estos días es muy poco lo que se puede leer sobre la crisis hospitalaria, y no precisamente porque el problema haya sido solucionado, sino porque ha quedado olvidado. Y así hemos estado, de crisis en crisis, hasta que nos acostumbramos a vivir en medio de ellas. Así, cada vez que aparece una nueva forma de esa crisis que siempre está allí, marcando los ritmos de nuestras vidas, dependiendo de la disponibilidad del especialista, del medicamento, del examen, pronto pasa a ser asimilada como una disonancia más que en algún momento, sin saber bien cómo ni cuándo, dejará de ser importante. Tal vez el mayor logro de este sistema no es haber conseguido lucrar a un conjunto de actores con los recursos destinados a la salud, sino haber logrado que todos los problemas que se derivan de esta dinámica, y que le dan forma a la monótona catástrofe del sistema de salud, aparezcan lejanos y ajenos a nuestras vidas.
***
1 El Colombiano. «Hospital San Vicente no tiene para pagar factura de servicios públicos» (10 de julio de 2015). Disponible en: http://www.elcolombiano.com/hospital-san-vicente-no-tiene-ni-para-pagar-la-factura-de-servicios-publicos-KH2283297
2 Diario Occidente. «Deudas de EPS tienen en crisis al HUV». (17 de julio de 2015). Disponible en: http://occidente.co/deudas-de-eps-tienen-en-crisis-al-huv/
3 Vanguardia Liberal: «De seguir deuda de EPS, Hospital cerrará servicios». (24 de julio de 2015). Disponible en: http://www.vanguardia.com/santander/barrancabermeja/320665-de-seguir-deuda-de-eps-hospital-cerrara-servicios
4 Vanguardia Liberal. «Cierre de servicios, evidencia la crisis hospitalaria en la región». (23 de julio). Disponible en: http://www.vanguardia.com/area-metropolitana/bucaramanga/320515-cierre-de-servicios-evidencia-de-la-crisis-hospitalaria-en-la-
5 Vanguardia Liberal. «Cartera de hospitales del área supera los $21.823 millones». (2 de agosto de 2015). Disponible en: http://www.vanguardia.com/area-metropolitana/floridablanca/321845-cartera-de-hospitales-del-area-supera-los-21823-millones
6 El Universal. «EPS adeudan $72 mil millones al Hospital Universitario del Caribe». (12 de junio de 2015). Disponible en: http://www.eluniversal.com.co/cartagena/eps-adeudan-72-mil-millones-al-hospital-universitario-del-caribe-197201
7 El Universal. «A hospitales públicos de la costa del adeudan $324 mil millones”. (13 de julio de 2015). Disponible en: http://www.eluniversal.com.co/salud/hospitales-publicos-de-la-costa-les-adeudan-324-mil-millones-199719
8 El Tiempo. «Hospitales del Quindío cerrarían servicios a EPS». (24 de julio). Disponible en: http://www.eltiempo.com/colombia/otras-ciudades/en-quindio-cerrarian-servicios-de-salud-a-eps/16143355
9 Caracol Radio. «Médicos de Ibagué realizarán plantón este miércoles» (22 de julio). Disponible en: http://www.caracol.com.co/noticias/regionales/medicos-de-ibague-realizaran-planton-este-miercoles/20150722/nota/2861885.aspx
10 «Bogotá alerta ante la grave crisis del sistema de salud». (23 de julio de 2015). Disponible en: http://bogota.gov.co/article/bogot%C3%A1-alerta-ante-la-grave-crisis-del-sistema-de-salud
11 Razón Pública. «Las cifras rojas del sistema de salud». (3 de agosto de 2015). Disponible en: http://www.razonpublica.com/index.php/component/content/article.html?id=8707:las-cifras-rojas-del-sistema-de-salud
12 El Tiempo. «Las siete medidas del Gobierno para enfrentar la crisis de la salud». (22 de julio de 2015). Disponible en: http://www.eltiempo.com/estilo-de-vida/salud/medidas-del-gobierno-para-superar-crisis-de-la-salud/16128639
13 El Espectador. «Propuestas de Minsalud para la sostenibilidad financiera del sistema» (27 de julio de 2015). Disponible en: http://www.elespectador.com/noticias/salud/propuestas-de-minsalud-sostenibilidad-financiera-del-si-articulo-575326
Palabras al Margen, Bogotá.