¡Abajo la represión contra el pueblo!
¡Viva la Revolución!
Los grandes medios de comunicación, en manos directas de los capitalistas, registran a diario el incremento de robos, homicidios, violaciones y demás abusos contra las masas en las calles del país. Recientemente le han dado despliegue a varios videos donde la gente se enfrenta al lumpen que les roba, donde intentan tomar justicia por su propia mano, concluyendo que hay que seguir las recomendaciones de la policía de esperar a que llegue e intervenga para “no cometer ningún delito”.
Estas son manifestaciones de una preocupante tragedia de descomposición social que descarga su principal peso sobre los obreros y campesinos. Este es el punto central de sus noticieros y programas de tele- visión, y mientras tanto los escándalos de corrupción protagonizados por burócratas y grandes capitalistas son mostrados como algo esporádico y ocultados a la opinión pública. El multimillonario saqueo del erario es la causa de que la miseria se agrave aún más en la sociedad actual, pues los dineros de las supuestas inversiones sociales nunca llegan a los beneficiarios, ni llegarán, porque el Estado capitalista por su natu- raleza, es una maquinaria que garantiza la injusticia contra los trabajadores; es el núcleo central del robo, del asesinato, del abuso, con los que se conquistan las libertades, derechos y la acumulación de capital para unos pocos parásitos explotadores que se benefician del trabajo social.
La burguesía no es capaz y no hace nada efectivo para detener esta situación que tiene su raíz en un sis- tema basado en la opresión y explotación asalariada. La opinión pública que forman los noticieros y programas de los fines de semana es la de aceptar que se necesita el reforzamiento de más píe de fuerza para reprimir, más cárceles y una legislación ultra reaccionaria para condenar, con lo cual se hará una verdadera justicia. De otro lado las mesnadas asesinas militares y paramilitares acechan en los barrios obreros y veredas campesinas haciendo “limpieza social” bajo las sombras, todo lo cual cobra a las víctimas del sistema el costo de vivir bajo esta dictadura ignominiosa que expropia a los trabajadores para dar a los ricos.
Más represión no es la solución para detener el hampa, y hay un ejemplo vivo en Bogotá: a media cuadra del cuartel principal de la Policía Nacional en la capital y a dos más del Batallón Guardia Presidencial del Ejército, está la llamada Calle del Bronx, que es la olla más grande de vicio y tráfico que tiene el país, tanto que se calcula por algunos, que allí se pueden mover unos 5 mil millones de pesos diarios en sus negocios de muerte y esclavitud, de los que llevan su parte los altos funcionarios del Estado. Fuera de eso, sobre toda la troncal Caracas por donde se desplaza Transmilenio, casi a la misma distancia donde están las mentadas instituciones, está un atracadero de autos, motos y transeúntes de los más peligrosos del país, donde machete en mano hay que defenderse del asecho de las bandas.
¿Y dónde está el Ejército y la Policía?
¡En Caloto Cauca reprimiendo brutalmente a los indígenas para proteger los intereses de Ardilla Lule y su ingenio Manuelita, que ocupó las tierras que hoy reclaman estos 10.000 despojados!
¡Custodiando toda la cúpula burocrática y militar con sus familias, cuyo costo anual es de 93.000 millo- nes de pesos para el Estado y que paga el pueblo con su trabajo e impuestos!
¡Protegiendo que no se metan los miles de obreros y sus hijos colados a los sistemas masivos de transporte del país, y que los obreros despedidos −como los de Productos Ramo por ejemplo−, no se tomen las instala- ciones en Mosquera Cundinamarca.
¡Reprimiendo los paros, asonadas y tomas de insta- laciones que hacen los trabajadores por todo el país!;
¡despojando a los campesinos en Zaragoza Antioquia y en Guapí Cauca en las confrontaciones por la renta y el dominio de la tierra!; ¡protegiendo las extensiones ganaderas y de cultivos de los grandes terratenientes del país!; ¡despojando a los desplazados que se toman tierras y lotes para construir sus viviendas como en Villa Café – Medellín!; ¡custodiando las principales pro- piedades y entidades financieras de los monopolios capitalistas!…
¿Y por qué no hay escuadrones para perseguir y golpear a los “ladrones de cuello blanco” que roban miles de millones y son responsables directos de la muerte de niños por desnutrición en la Guajira o en Chocó?
¿Acaso no se merecen la persecución, señalamiento y castigo más severos?
¡Esto pasa y seguirá aconteciendo porque la democracia burguesa es dictadura abierta sobre el pueblo, y democracia real para los capitalistas!; es la dominación violenta de la minoría parásita y explotadora sobre la mayoría trabajadora. ¡Porque la policía y el ejército son instituciones al servicio de clase de quienes tengan propiedad privada y capital!, garantizándoles que acumulen más y más, a costa de oprimir y explotar a los obreros y campesinos.
En términos del Programa para la Revolución en Colombia “En la etapa capitalista de la sociedad, el Estado tiene un sello y carácter de clase definido: es un Estado burgués, al servicio de la propiedad privada de una minoría parásita en la sociedad, destinado a doblegar a una mayoría trabajadora, a subyugar el traba- jo en beneficio del capital.”1 Por esto la forma más eficaz de resistencia de la clase obrera contra estas lacras de la descomposición social bajo el capitalismo, es luchando de manera independiente y revolucionaria dirigiendo su gol- pe principal contra el Estado que es el principal culpable que estos males generados por el sistema, se carguen so- bre los hombros de los obreros y campesinos. Pero la solución definitiva vendrá acabando el mal de raíz: el régimen de explotación asalariada, que acumula y concentra capi- tal en manos de los explotadores, expropiando de manera absoluta al resto de los trabajadores degradándolos cada vez más en la miseria y la superexplotación.
http://blogrevolucionobrera.blogspot.com.es/:
file:///E:/Descargas/267791498-Suplemento-Junio-2015.pdf