LOS LÍDERES Y LAS CRISIS.Jorge Gómez Barata.
DEL INTERVENCIONISMO AL NEOINTERVENCIONISMO DE ESTADO. Ulises Casas.
LOS LÍDERES Y LAS CRISIS Jorge Gómez Barata
Electo en 1928 el republicano Edgar Hoover era el presidente en el momento del crack bancario de 1929, le correspondió lidiar con los inicios de la Gran Depresión e iniciar el transito del liberalismo económico puro a la era de las regulaciones y la intervención estatal que luego se conocería como New Deal. Creo que es el único presidente norteamericano que fue ingeniero, había dirigido la intendencia civil estadounidense durante la Primera Guerra Mundial, coordinó la ayuda para la reconstrucció n del Viejo Continente y durante siete años fue Secretario de Comercio de los presidentes Warren Harding y Calvin Coolidge. No era un liberal fundamentalista y atribuía un papel regulador al Estado. Estaba preparado para aquella coyuntura. La Crisis económica de los años 30, no fue una crisis exclusivamente norteamericana y sus premisas no estuvieron sólo en los Estados Unidos; es probable que se tratara de una crisis a escala del sistema, desencadenada, entre otros factores por la Primera Guerra Mundial y la reconversión de la economía mundial para funcionar liderada por los Estados Unidos desde el otro lado del Atlántico. Además de ser la más grande tragedia humanitaria ocurrida hasta entonces, el ajuste geopolítico más importante desde el descubrimiento de América en el cual desaparecieron los imperios austro-húngaro, otomano y ruso, surgieron Yugoslavia y Checoslovaquia y se realizó un nuevo reparto del mundo, la Primera Guerra Mundial fue un colosal derroche de dinero. Para Estados Unidos, convertido en abastecedor de armas, alimentos, combustibles y maquinaria significó una era de prosperidad económica que contribuyó a la elevación del nivel de vida, al enriquecimiento de los capitalistas y abrió amplios causes a la especulación económica, especialmente bursátil y monetaria. Concluida la guerra, Europa quedó arruinada, endeudada y sin capacidad de compra y Estados Unidos que desmovilizó dos millones de hombres jóvenes de su ejército, sin clientes para sus manufacturas. Muchas fábricas y astilleros cerraron, los puertos dejaron de funcionar, los barcos no lograban fletes, los agricultores que habían invertido en obras de infraestructuras no tenían a quien vender sus cosechas ni sus animales, las acciones sobrevaloradas por la coyuntura flotaron en busca de sus valores reales y se desplomaron, los depositantes reclamaron su dinero, los bancos que lo habían prestado a inversionista o invertido en acciones no pudieron honrar sus compromisos y la economía entró en caída libre. Hoover decretó una moratoria sobre las deudas contraídas por Europa, creó instituciones y fondos de contingencia, pidió a los empresarios que no recortaran los salarios, trató de paliar el desempleo con planes de obras públicas y acudió a los fondos federales hasta casi agotarlos. No pudo frenar la crisis. Entonces, según se le atribuye preguntó a su gabinete: “¿Quién creó la crisis?” ─ Los bancos, le respondieron.
─ Entonces que ellos la resuelvan.
Fue duramente criticado por abandonar a los necesitados, el país se hundió en la pobreza y en 1932 resultó derrotado por Franklin D. Roosevelt que asumió el poder en 1933. En cierto sentido fue como si hubiera ocurrido una revolución. Lo que no pudo el liberalismo económico, lo logró la intervención estatal, la planificación, las regulaciones de precios y los aranceles.
Cuando parecía que el capitalismo norteamericano se derrumbaba, apareció el hombre para la crisis, Franklin D. Roosevelt que, sin vacilar, enfrentó al Congreso, al Tribunal Supremo, los magnates de la industria y a la oligarquía financiera. Lo más notable fue la determinación con que el presidente se apartó del liberalismo económico, iniciando un resuelto, multilateral y decisivo período de intervencionismo estatal, lejos de repudiarlo, sus compatriotas lo premiaron eligiéndolo ¡cuatro veces como presidente!
Roosevelt dictó leyes de Emergencia Bancaria, Regulación Agrícola y Recuperación Industrial, diseñó un vasto plan de obras públicas para generar decenas de miles de empleos, otorgó protección federal a los sindicatos, reguló la jornada de trabajo, congeló precios e introdujo el salario mínimo, reglamentó las pensiones, el seguro de desempleo y otorgó subsidios para bienestar social.
El avance del fascismo en Europa fue la panacea que Roosevelt no dejó pasar, abandonó la neutralidad que el Congreso le había impuesto a Woodrow Wilson, hizo aprobar las leyes de Prestamos y Arriendo, reconvirtió a la economía a tiempo de guerra, abasteció a Inglaterra y a la Unión Soviética con material de guerra y vituallas y, aliándose con Churchill y Stalin dio la batalla a Hitler y al Japón militarista. Al morir, Estados Unidos era la más grande y próspera economía del planeta.
Algunos amigos me han acusado de sobrestimar el papel de Roosevelt a quien respeto profundamente. En todo caso creo comprender el papel de las personalidades en la historia y he conocido otros líderes también muy competentes, Fidel Castro es el más cercano. Hay hombres que debutan en el momento propicio y como si estuvieran en estado de gracia, parecen creados para determinadas épocas y para grandes tareas históricas. Puedo asegurar que George Bush no es uno de ellos.
DEL INTERVENCIONISMO AL NEOINTERVENCIONISMO DE ESTADOEl liberalismo es la expresión política del capitalismo de plena competencia; el neoliberalismo es la expresión política del capitalismo imperialista Por Ulises Casas Jerez
La evolución de los modos de producción va delineando sus supraestructuras; éstas son las instituciones sociales, políticas y culturales, fundamentalmente. De las estructuras
feudales surge, en un proceso evolutivo, la estructura capitalista que se inicia en la producción artesanal, continúa con la manufactura y se eleva a la industrial en la
cual la máquina es su fundamento. El modo de producción actual se desenvuelve sobre los mecanismos de la técnica y el conocimiento.
Cuando la revolución francesa rompe la estructura feudal monárquica, lo hace en una forma tan violenta que los elementos nacientes del capitalismo no resisten el cambio y viene
una especie de “restauración” de la monarquía; pero esta “restauración” no podía constituirse con los mismos elementos de la monarquía decapitada por la
revolución porque la Historia no se puede devolver; la “restauración” no podía desprenderse de los elementos nuevos del capitalismo naciente y la nueva monarquía
era ya una monarquía financiera; en 1830 el triunfo de Felipe de Orleáns fue el triunfo de los banqueros; el capitalismo industrial y financiero avanzaba ya en pleno ascenso; las
revoluciones de 1848 en toda Europa, fueron los anuncios de la confrontación entre la clase capitalista y la clase de los obreros. Ahí surge la teoría del socialismo científico,
con el “Manifiesto del Partido Comunista” escrito por Marx y Engels, por encargo de la Liga de los Comunistas.
El nuevo Estado capitalista es, esencialmente, intervencionista; en efecto, las grandes obras de infraestructura que necesita para su desarrollo, como ferrocarriles y vías de comunicación, en general, no pueden ser construidos por los capitales privados y es el Estado el que invierte en ellas. Es decir, el Estado, con los dineros públicos, dineros de los impuestos que los ciudadanos de toda clase tributan, coloca la infraestructura para que los agricultores, ganaderos, industriales y comerciantes puedan desarrollar la producción de mercancías. Esto se hace, en primer lugar, porque los capitalistas o no poseen el suficiente dinero para llevarlas a cabo o porque no van a correr el riesgo de esa inversión que puede llegar a no ser rentable; luego de que esa infraestructura adquiere eficacia y rentabilidad, el Estado la privatiza; es lo que se llama la privatización de los servicios públicos.
Cuando todo lo anterior se encuentra en funcionamiento, el Estado se convierte en Estado gendarme y establece una política liberal, es decir, de plena competencia en la cual gana el más fuerte, el más astuto de los capitalistas. Este proceso se desarrolla sobre las leyes generales de la concentración y acumulación en pocas manos de la riqueza, es decir, de los medios de producción. Esta ley es la que rige todos los modos de producción sustentados en la propiedad privada individual de los medios de producción, desde el esclavismo hasta el actual capitalismo globalizado o internacionalizado de carácter imperialista.
Sobre el anterior estado de desarrollo, las grandes potencias imperialistas generan una política de neoliberalismo: consiste en liquidar las barreras aduaneras y abrir el comercio a todo el mundo. La expansión del capital ha generado el neoliberalismo como su consecuencia política, así como el capitalismo de plena competencia generó el liberalismo. Sin embargo, las grandes potencias son neoliberales en lo que respecta a sus exportaciones pero proteccionistas en lo que se refiere a las importaciones; en la Organización Mundial de Comercio- OMC- todas las naciones defienden sus intereses nacionales y allí encontramos las respectivas contradicciones entre naciones ricas y naciones pobres.
Ahora, ante la crisis de la banca y de las entidades financieras especulativas, el Estado norteamericano ha vuelto a tomar medidas proteccionistas, lo que ha venido a llamar el “rescate” de las entidades en bancarrota como, por ejemplo, la mayor aseguradora mundial, la American International Group Inc.- AIG-, y seguramente de otras, cuyos propietarios poseen decisiva influencia en el gobierno. El Estado capitalista, como es natural, garantiza los intereses de quienes poseen el poder económico del cual aquel es su expresión ideológica, política, social y cultural.
En síntesis, el Estado es intervencionista cuando así lo necesitan los intereses de la clase económica dominante, es liberal en el período de desarrollo del capitalismo de plena competencia, es neoliberal cuando ese capitalismo ha llegado a la etapa imperialista mundial y es intervencionista cuando la crisis, elemento esencial del mismo, lo necesita para resguardar los intereses de esa clase capitalista dominante. No es que los gobernantes determinen la política a aplicar, sino la estructura económica la que, en su evolución, los determina a actuar en esa forma.
Esto es lo que explica el que economista alguno, por más sabio que sea, puede evitar.
Por lo anterior, trascender el modo de producción, sustentado
en la propiedad privada individual, solo es posible desarrollando estructuras económicas de carácter colectivo consciente. Si el capitalismo surge en la Historia en una forma necesaria, sin el conocimiento de quienes son sus poseedores, el siguiente modo de producción tiene que construirse sobre la consciencia o conocimiento de las leyes que determinan la evolución histórica de la sociedad, es decir, sobre las tesis del colectivismo económico consciente.
