Neurobiología
La respiración es una capacidad de neuromodulación con la que podemos influir en los circuitos cerebrales que definen nuestra percepción de la realidad, nuestras emociones y nuestra propia identidad.
La fuente de nuestra felicidad podría estar en nuestra respiración
Combinada con música, puede llevarnos a estados de consciencia que diluyen traumas emocionales
Representación artística de cómo la respiración de alta ventilación modula la actividad cerebral. La disminución del flujo sanguíneo en la corteza insular (el 'centro del yo') y la activación de áreas emocionales como la amígdala permiten alcanzar estados de consciencia expandida. / ChatGPT/T21
Redacción T21
Madrid 31 AGO 2025
Un estudio ha confirmado que nuestra respiración puede modular la percepción de la realidad: el cerebro sintoniza una frecuencia de consciencia más amplia y conectada que diluye el peso del yo y nos permite liberar traumas sin necesidad de psicodélicos.
Un estudio ha descubierto que la respiración de alta ventilación (HVB) combinada con música puede desencadenar estados alterados de conciencia similares a los inducidos por sustancias psicodélicas. La investigación, publicada en PLOS One, representa el primer estudio de neuroimagen que cartografía los cambios neurobiológicos ocurridos durante estas sesiones, abriendo una puerta para comprender científicamente cómo nuestra respiración puede modular la percepción de la realidad.
El estudio confirma que estas prácticas de respiración no solo inducen relajación, sino que transportan a los practicantes a un estado conocido como "disolución de los límites oceánicos" (OBN). Este término se refiere a un profundo sentimiento de unidad con el todo, una sensación de dicha y la disolución temporal de la identidad personal o ego. Es el núcleo de lo que muchos describen como una experiencia mística o trascendental, un estado que hasta ahora se asociaba principalmente con el uso de potentes sustancias psicodélicas como la psilocibina o el LSD.
El hecho de que pueda alcanzarse de forma segura y consistente a través de una técnica de respiración, y en diferentes entornos —desde la comodidad del hogar hasta un laboratorio—, sugiere que no se trata de un fenómeno aleatorio, sino de una capacidad inherente del cerebro humano que podemos aprender a activar.
Apagando el "yo" y encendiendo la memoria
Este trabajo muestra el "cómo" neurológico. Gracias a técnicas de neuroimagen que miden el flujo sanguíneo cerebral (CBF), los investigadores identificaron una danza de actividad cerebral muy específica que ocurre durante estos procesos respiratorios.
En primer lugar, registraron una especie de tregua en el centro de la autoconsciencia (la ínsula): el cerebro, para mantener nuestra sensación de ser un individuo separado, depende en gran medida de la corteza insular. Esta región actúa como un centro de mando de la interocepción (la capacidad de percibir y sentir las señales internas del cuerpo) procesando sin descanso las señales orgánicas para construir nuestra autoimagen.
El estudio descubrió que, durante la respiración, cuanto más intensa era la sensación de unidad y felicidad, más disminuía el flujo sanguíneo en esta zona. Es como si la respiración forzara una "tregua" en esta región, atenuando la constante transmisión del "yo, yo, yo". Al bajar el volumen de esta red de autopreocupación (por el trabajo, la salud, los hijos…) el cerebro parece poder sintonizar una frecuencia de consciencia más amplia y conectada.
El segundo lugar, los investigadores observaron una activación del archivo emocional (amígdala e hipocampo) simultánea al proceso descrito: a pesar de una reducción general del riego sanguíneo en la corteza insular, se produce un aumento relativo de la actividad en el complejo de la amígdala y el hipocampo, estructuras cruciales para el almacenamiento y la gestión de nuestras memorias emocionales.
Este hallazgo sugiere que la respiración de alta ventilación podría estar abriendo una vía de acceso a recuerdos con una fuerte carga emocional traumática, permitiendo que sean reprocesados (y eventualmente sanados)de una forma segura. Este mecanismo es muy similar al que opera en las terapias asistidas con psicodélicos para tratar condiciones como el estrés postraumático.
Paradoja fisiológica
A nivel corporal, por tanto, lo que ocurre durante una de estas sesiones es una paradoja. El cuerpo entra en un estado de estrés agudo donde se activa el sistema nervioso simpático y el corazón se acelera. Sin embargo, esta tormenta fisiológica se experimenta con una profunda calma y positividad.
Esta paradoja se denomina hormesis: la idea de que un estresor intenso, pero breve y controlado, puede fortalecer un sistema mediante una reacción adaptativa. El "shock" fisiológico de la hiperventilación parece obligar al cerebro a soltar sus patrones de pensamiento rígidos, creando un espacio de flexibilidad mental en el que surgen nuevas perspectivas y un profundo bienestar emocional.
Base de la felicidad
Este estudio, por tanto, no solo confirma las experiencias profundas vividas por los practicantes de estas técnicas respiratorias, sino que también nos dota de un primer mapa neurobiológico para entenderlas.
La respiración es una capacidad de neuromodulación con la que podemos influir en los circuitos cerebrales que definen nuestra percepción de la realidad, nuestras emociones y nuestra propia identidad. Es como si hubiéramos localizado la fuente cerebral de nuestra propia felicidad.
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Referencia
Neurobiological substrates of altered states of consciousness induced by high ventilation breathwork accompanied by music. Amy Amla Kartar et al. PLOS One, August 27, 2025. DOI:https://doi.org/10.1371/journal.pone.0329411
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Fuente:
