Trump con menosprecio de la soberanía de las naciones y la libre autodeterminación de los pueblos, con subestimación de los derechos humanos y su apego al autoritarismo, lo identifican como un tirano dispuesto a todo
CICERÓN FLÓREZ MOYA*
lanuevaprensa.com.co/07 Diciembre, 2025
El presidente de Estados Unidos Donald Trump tiene la fijación según la cual los países de América Latina son el llamado patio trasero de su nación. Su talante arbitrario y dislocado lo lleva a incurrir en las acciones recurrentes de arbitrariedad como las que ha asumido en las zonas marítimas del Caribe y el Pacífico, con despliegue militar intimidatorio y criminal mediante bombardeos letales contra lanchas sobre las cuales no hay pruebas de que transportaran cargamentos de alucinógenos. Lo hace so pretexto de perseguir el narcotráfico, mientras indulta a reconocidos actores de las mafias que se han aprovechado del mercado de las drogas ilícitas predominante en su país.
Las narrativas de Trump contra Venezuela con el adobo del supuesto cartel de los soles o de operaciones trasnacionales del Tren de Aragua, es otra forma de extorsión de alcance político. Busca infundir miedo con la finalidad de acomodar intereses de utilidad económica en provecho propio. La presa perseguida es el petróleo y otros recursos naturales con que cuenta el país perseguido. Pero se hace creer que se está tras el exterminio de bandas señaladas de provocar situaciones de perturbación en territorio gringo.
Con la irresponsabilidad que debiera ser ajena al presidente de la nación más poderosa del mundo, Trump también se entromete con ánimo ofensivo en Colombia. Ha escogido como víctima al presidente Gustavo Petro vinculándolo al narcotráfico y colgándolo en la fatídica lista Clinton. Esa perversa ligereza lo muestra como proclive al abuso. Es la suya una conducta deleznable, propia de personas adictas a la ofensa y a un revanchismo de ultraje. Guarda semenjanza con personajes que encarnaron el esclavismo, el menosprecio a la persona humana y la negación de los derechos consagrados como soporte de toda sociedad que dignifique la existencia.
Esos desplantes de Trump con menosprecio de la soberanía de las naciones y la libre autodeterminación de los pueblos, con subestimación de los derechos humanos y su apego al autoritarismo, lo identifican como un tirano dispuesto a todo. Es el líder de un colonialismo devastador, capaz de ejercer la violencia contra las naciones que no se someten a sus dictados. Es la encarnación del mal con poder derivado de la supremacía económica de su país.
Todo un entramado de contradicción con la democracia que dicen encarna la nación norteamericana. Pero no hay tal democracia donde se niegan las garantías que sustentan la independencia y el Estado social de derecho.
No se puede retroceder a los tiempos de la dominación imperial. Colombia se libró de ese lastre en una lucha recia de su pueblo contra la la esclavitud y las estrecheces impuestas por la férula del sometimiento del régimen opresor español.
El colonialismo es atraso, es ultraje, como lo evidencian los actos del señor Donald Trump, a los cuales son sumisos algunos colombianos que perdieron la noción del patriotismo y se convirtieron en mercenarios abyectos del nuevo tirano. Esos colombianos que piden ayuda extranjera a cambio hipotecar la libertad.
Puntada
El aporte en educación traído por el presidente Gustavo Petro al Catatumbo debe preservarse hasta al alcanzar su máximo rendimiento.
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* ciceronflorezm@gmail.com - Publicada en La Opinión el 7 de diciembre 2025.
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