Los resultados mostraron que sus ritmos circadianos se ajustaron en respuesta a los cambios estacionales... podrían ayudar a explicar afecciones como el trastorno afectivo estacional y abrir nuevas vías para comprender la salud mental
“Los humanos somos estacionales, incluso si no queremos admitirlo en el contexto moderno”.
Zap
10 de junio de 2025
La conclusión proviene de un estudio innovador de la Universidad de Michigan, que descubrió que nuestros ritmos circadianos (los relojes biológicos internos de los humanos) continúan respondiendo a los cambios estacionales de la luz diurna hoy en día, a pesar de los muchos cambios en la vida moderna.
Las investigaciones sugieren que los procesos biológicos diarios, como el sueño, el metabolismo y la frecuencia cardíaca, todavía son biológicamente sensibles a las variaciones estacionales de la luz solar.
Así que no, no somos inmunes a los cambios estacionales. «El estudio demuestra que nuestro ritmo biológico estacional afecta nuestra adaptación a los cambios en nuestras rutinas diarias», afirma la autora principal, Ruby Kim.
Los investigadores analizaron los datos del sueño de miles de residentes médicos que participaron en el Estudio de Salud de Internos. Estos internos, cuyos horarios cambian con frecuencia debido a las rotaciones hospitalarias, usaban dispositivos de seguimiento de la salud como Fitbits.
Los resultados mostraron que sus ritmos circadianos se ajustaron en respuesta a los cambios estacionales, incluso en condiciones de trabajo irregulares, una señal de que esta sensibilidad biológica está profundamente arraigada.
El estudio también incorporó datos genéticos de muestras de saliva. Identificó variaciones en un gen asociado con los ajustes circadianos estacionales. Algunas personas con marcadores genéticos específicos mostraron una mayor alteración del sueño y de los ritmos biológicos debido al trabajo a turnos, lo que pone de manifiesto que nuestra capacidad para adaptarnos a los horarios modernos podría estar parcialmente inscrita en nuestro ADN.
“Algunas personas pueden adaptarse mejor, pero para otras puede ser mucho peor”, declaró a Sci. News el profesor Daniel Forger, autor principal del estudio . “Muchas personas tienden a pensar en sus ritmos circadianos como un solo reloj (…) lo que demostramos es que en realidad no hay un solo reloj, sino dos . Uno intenta rastrear el amanecer y el otro el anochecer, y se comunican entre sí. La fisiología del cerebro ha estado trabajando durante millones de años para intentar rastrear el amanecer y el anochecer”.
Los hallazgos del estudio publicado en npj Digital Medicine podrían ayudar a explicar afecciones como el trastorno afectivo estacional y abrir nuevas vías para comprender la salud mental, los problemas metabólicos y la salud cardiovascular relacionados con la desalineación circadiana.
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