Ante la incapacidad de los países más poderosos del planeta de articular un discurso que, al menos en lo simbólico, le ponga un freno a la escalada bélica de Israel, los líderes de América Latina están llamados a defender su apuesta por la paz
Editorial, diario red
16-06-2025
Luiz Inacio Lula da Silva y Claudia Sheinbaum en la Celac. Foto: X @LulaOficial
La escalada bélica en el Medio Oriente está configurando una nueva era en el mundo. N las últimas 72 horas el mundo ha mirado asombrado cómo los misiles lanzados desde Irán rompen el Domo de Hierro de Israel y golpean sobre Tel Aviv y otras ciudades, en respuesta al ataque injustificado del gobierno de Netanyahu sobre el país persa.
Mientras China y Rusia condenaron la agresión de Israel y Europa, una vez más, volteó la cara hacia otro lado y reforzó su pacto con el estado genocida, Estados Unidos se mantiene atento, observa y mira sus cartas sin cantar jugada. El mundo se reordena condicionado por una batalla que amenaza con convertirse en una guerra a gran escala, incluso con posible arsenal nuclear, cuya resolución resulta difícil vislumbrar.
En esta cumbre se discutirán temas que marcarán la ruta para los próximos años. América Latina y en especial México y Brasil tendrán un papel importante en la construcción de una alternativa pacífica al modelo de guerra.
Este es el contexto previo con el que arranca la reunión del G-7 en Canadá, donde México, Brasil y Argentina figuran como países invitados a la cumbre de las siete economías occidentales más industrializadas. Los días que corren plantean retos mayúsculos para la paz y la estabilidad mundial. En este interregno, América Latina se encuentra en una encrucijada, un momento crucial para definir el rumbo de la región. En esta cumbre se discutirán temas que marcarán la ruta para los próximos años. América Latina y en especial México y Brasil tendrán un papel importante en la construcción de una alternativa pacífica al modelo de guerra.
“¿Qué está pasando en nuestro mundo que en tan solo dos años el gasto en armas creció casi el triple que la economía mundial? ¿Cómo es que la economía de la destrucción alcanzó un gasto de 2.4 billones de dólares? ¿Cómo es que 700 millones de personas en el mundo aún viven en pobreza extrema?”, preguntaba en noviembre pasado la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum, durante su discurso en ese exclusivo club de países poderosos llamado G-20.
El poderoso mensaje de Sheinbaum en la cumbre de Río de Janeiro fue un alegato contra "las absurdas guerras" que "deben detenerse". Llamó a "parar la economía de la destrucción que no lleva a ningún lado más que al sufrimiento" y se decantó abiertamente por la paz:“Vengo a nombre de un pueblo, generoso, solidario y sabio, a hacer un llamado a las grandes naciones a construir y no a destruir; a forjar la paz, la fraternidad y la igualdad. Llámenos idealistas, pero lo prefiero, a ser conformistas”.
Más allá de las consecuencias macroeconómicas que sufrirá Latinoamérica debido al trastocamiento de la estabilidad de los mercados y el aumento en el precio del petróleo, la región que sufre una efervescencia de expresiones de derecha y ultraderecha que ya gobiernan países como Argentina, Ecuador, Perú, El Salvador, A eso se suma la presión extrema sobre Colombia que tiene en crisis al gobierno de Gustavo Petro desde su asunción como presidente y el hostigamiento arancelario y en materia migratoria contra el gobierno de Claudia Sheinbaum. Son acciones que marcan un franco recrudecimiento de la política imperial de Estados Unidos y sus aliados, que hasta ahora han cruzado todo los límites.
América Latina se enfrenta a una de las etapas más agresivas y volátiles en su relación con Estados Unidos, con la amenaza abierta de intervenciones y violaciones a la soberanía de los países. La visión de Trump de una América Latina subordinada a sus intereses, choca cada vez más con una fuerza popular insurrecta de larga data que resiste al colonialismo y al neoliberalismo como destino, y que, en el siglo XX y XXI ha cultivado procesos de izquierda que luchan por la justicia social.
El mundo multipolar comienza a articularse al mismo ritmo que cae la hegemonía occidental, con la crisis interna de Estados Unidos, la guerra rusoucraniana, el genocido palestino cometido por Israel y la gran cruzada contra el mundo islámico, que nos tiene al borde de una nueva guerra mundial. Pero los tambores de guerra obligan a los líderes de latinoamericana a plantarse en la Cumbre con una propuesta de paz, en la que la política prevaleza sobre la fuerza de las botas militares. América Latina está llamada a seguir avanzando en una alternativa política regional que supere la violencia y reconstruya una sociedad más justa y diversa.
___________
Fuente:
