La luz, especialmente la solar, puede tener un impacto significativo en las enfermedades autoinmunes.
Kathy Reagan Young, paciente de esclerosis múltiple, ha experimentado en su propio cuerpo las bondades de los rayos ultravioletas
Sin el Sol que nos despierta cada mañana no existiría la vida en la Tierra. Sus rayos son una poderosa y abundante fuente de energía para la mayoría de los ecosistemas y para el hombre; su calor y luminosidad son garantía de un día de playa inolvidable, de cargarnos de vitalidad y buen ánimo, al mismo tiempo de recibir una dosis de vitamina D sin notarlo. Algunos estudios preliminares asocian la luz solar con otros beneficios para la salud que, incluso, podrían aliviar o atenuar enfermedades autoinmunes.
Tomar el sol, siempre que se haga con la debida precaución, puede ser un complemento interesante para luchar contra ciertas enfermedades como la osteoporosis o la psoriasis siempre que un médico apruebe este tratamiento. Kathy Reagan Young ha experimentado en su propio cuerpo las bondades de los rayos ultravioletas que recibe a través de un pequeño dispositivo. En 2018 fue diagnosticada con esclerosis múltiple y, sintió que su mundo se hundía debajo de sus pies. Tiempo después abrió su blog FUMSnow, para ofrecer información sobre la EM que no fuera aterradora.
“La realidad de la esclerosis múltiple es que es una sentencia de por vida, pero no de muerte, así que solo quería compartir que hay mucha vida después de esto”, dice con optimismo Kathy, conferencista y coautora de ‘Bowel and Bladder Issues in Multiple Sclerosis by Two Pee Brains With Potty Mouths Talking Shit About MS’. En sus podcats habla sobre los mínimos avances científicos que ayudan a estos pacientes a sobrellevar sus días.
Un rayo de luz para las enfermedades autoinmunes
Young es una de las primeras personas en EE UU en probar la terapia de luz ultravioleta como tratamiento para la esclerosis múltiple y la ha comprobado como beneficiosa para el control de sus síntomas. Su experiencia la comparte con su audiencia, representada fundamentalmente por personas con enfermedades autoinmunes.
La enfermedad afecta a aproximadamente 2,8 millones de personas en todo el mundo. La EM o la enfermedad de las mil caras, se produce cuando el sistema inmunitario ataca por error el cerebro y la médula espinal. Puede afectar la función cerebral en las áreas cognitiva, emocional, motora, sensorial o visual.
Todo empezó por una sugerencia de su médico. Le comentó que las fototerapias se realizan mediante unas cajas de luz ultravioleta (UV) y se han utilizado durante años en el tratamiento de la psoriasis y que en algunos pacientes con EM la mejoría era notable. Young se animó a probar y recibió una caja de luz enviada por una empresa de dispositivos médicos llamada Cytokind, que espera extender su uso a la esclerosis múltiple y otras enfermedades autoinmunes.
Para su sorpresa, Kathy descubrió que su fatiga desapareció a los pocos meses de empezar a usarlo. Cuenta que con la terapia de luz ultravioleta le ha permitido recuperar notablemente la energía y la vitalidad y, retomar las actividades que había cancelado por la fatiga. Además, su puntuación en la escala que mide la gravedad de la EM, ha mejorado significativamente y se ha mantenido en el tiempo.
Ensayos clínicos de fototerapia para estos pacientes demuestra que la luz ultravioleta, la parte de mayor energía del espectro solar que llega a la superficie terrestre, tiene capacidad para calmar un sistema inmunitario descontrolado, señala un estudio publicado por Scientific American.
Optimismo con reservas
Kathy Reagan YoungOtras investigaciones recientes ofrecen indicios prometedores de que la terapia de luz ultravioleta también podría ser eficaz en enfermedades autoinmunes, como la diabetes tipo 1, la artritis reumatoide, la enfermedad de Crohn y la colitis.
Kathy Reagan Young es optimista y motivadora, a pesar de padecer una enfermedad autoinmune que se produce cuando nuestras defensas naturales –sistema inmunitario- atentan contra nuestro propio cuerpo. Es incapacitante, degenerativa y sin cura.
“En realidad, comencé mi blog solo para compartir mi experiencia. La realidad de la esclerosis múltiple es que es una sentencia de por vida, pero no de muerte. Así que solo quería compartir que hay mucha vida después de esto”, dice entusiasta.
Conocida su experiencia y la de otros pacientes, los científicos esperan descifrar las vías por las que la luz ultravioleta hace que el sistema inmunitario se recupere de su estado de alarma. Están rastreando cómo las moléculas de la piel responden a una dosis de fotones desencadenando una cascada de señales que llegan a todos los órganos del cuerpo. Incluso, los defensores afirman que este trabajo podría conducir al desarrollo de un ‘Ozempic’ para la autoinmunidad.
Sin embargo, otros científicos que no participan en la investigación no van tan a prisa. Sobre los efectos de luz en enfermedades autoinmunes son cautelosos, pero coinciden en que algo importante está ocurriendo.
“La terapia con luz ultravioleta es prometedora”, afirma Annette Langer-Gould, investigadora de esclerosis múltiple y neuróloga de Kaiser Permanente en Los Ángeles. Pero, según la publicación, le gustaría ver ensayos rigurosos y de mayor envergadura en diversas enfermedades y una mejor comprensión del mecanismo.

La vitamina D que nos da el sol
La exposición a los rayos ultravioleta estimula la producción de vitamina D. Este nutriente es fundamental para la absorción del calcio, el fortalecimiento de huesos y dientes. Su consumo puede contrarrestar la osteoporosis, esa condición que debilita los huesos, haciéndolos más propensos a romperse.
Sin dudas, que exposición controlada al sol es una fuente de esa vitamina y sus propiedades son muchas. Durante la COVID-19 se recomendó tomarla porque protege contra las infecciones respiratorias de bacterias y virus. Nuestro cuerpo es capaz de fabricarla a partir del 7-dehidrocolesterol que podemos obtener gracias a la radiación UV del sol.
Una investigación, publicada en Research Outreach, advierte que hay más casos de esclerosis múltiple en los países del norte que en los del sur. George E. Davis, afiliado al Centro Psiquiátrico Riverview de Maine, ha explorado la relación entre la latitud, la EM y la radiación ultravioleta.
Plantea la idea de que los niveles de radiación UV durante el mes de la concepción ofrecen un mejor predictor del desarrollo de la EM que el mes del nacimiento. Al detallar la relación entre la radiación solar, la vitamina D y el sistema inmunitario, Davis sugiere que estos pueden influir en el desarrollo de la enfermedad.
Las estadísticas muestran que la incidencia de la EM aumenta linealmente con la latitud. Por ejemplo, las latitudes septentrionales presentan los niveles más altos. Como se observa en países como Canadá, Dinamarca, Suecia, las Islas Feroe e incluso el estado de Maine en EE UU.
Tras revisar numerosos estudios previos, Davis observó que la latitud y la radiación ultravioleta parecían ser más importantes en la asociación con la EM que los niveles de vitamina D per se o la temperatura ambiente.

La luz solar calma y activa enfermedades
Para algunos especialistas, la esclerosis obedece a la falta de vitamina D, uno de los desencadenantes de la enfermedad pero no se considera como el único factor involucrado. Pero, tras revisar numerosos estudios previos, Davis observó que la latitud y la radiación ultravioleta parecían ser más importantes en la asociación con la EM que los niveles de vitamina D per se o la temperatura ambiente.
Sin embargo, la variación de la UVR puede ayudar a aminorar los síntomas de enfermedades autoinmunes pero también las puede activar.
La luz, especialmente la solar, puede tener un impacto significativo en las enfermedades autoinmunes. Pudiendo potenciar o desencadenar ciertas manifestaciones. Algunas enfermedades autoinmunes, como el lupus eritematoso sistémico y la dermatomiositis, pueden ser más graves o tener mayor prevalencia en personas que se exponen a la luz solar.
Latitud, luz solar, enfermedades autoinmunes responden a un engranaje complejo que está en camino de visualizarse. La experiencia de Kathy Reagan Young es interesante, esperanzadora. Por lo pronto, ella recuerda que antes de su terapia de luz, presentaba cansancio y fatiga. Y permanecía muchas horas en cama. Su nueva rutina le ha cambiado la percepción de la enfermedad y cómo asumirla.
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