Trump no es un loco autoritario, como quieren hacerlo ver, es el vocero de la plutocracia en el poder, una catástrofe neoliberal que amenaza los pueblos del mundo; que agudizará la crisis mundial del capitalismo
Por JORGE ARNULFO BAYONA*
Imagen: https://encrypted-tbn0.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcQE8CIknDAw_aRSbH57DUYMTSlah4avBE8Qeg&s
En un patético ejercicio de adanismo, el primer presidente convicto y criminal de los Estados Unidos, Donald Trump, en el discurso de su posesión anunció que “La era dorada de Estados Unidos comenzó ahora” y avisó que firmaría “órdenes ejecutivas” con las cuales “Comenzaremos la restauración por completo de Estados Unidos y la revolución del sentido común”. Con la primera declaró “una emergencia nacional” en la frontera sur y ordenó que “todas las entradas ilegales sean inmediatamente retenidas, “comenzaremos con el proceso de devolver millones de “Aliens criminales” al lugar de donde vinieron” y agregó: “enviaré tropas a la frontera sur para repeler las invasiones desastrosas a nuestro país. Defenderé este país de amenazas e invasiones”.
Así inició el proceso de expulsión de 10.5 o 12 millones de trabajadores inmigrantes indocumentados que realizan en EE. UU trabajo esclavo, de sobrexplotación laboral, incrementa la acumulación de capital de los empresarios que los contratan y los someten a largas, extenuantes y mal pagadas jornadas de trabajo; quienes, pese a ser ilegales, representan el 7.2% de la fuerza laboral de la decadente potencia, (Pew Research Center); además, tributan de manera decisiva al fisco norteamericano; al punto que, según estudiosos de la economía, la deportación masiva provocará una reducción del 6% al 8% del PIB, lo cual representará una pérdida de US$700.000 millones a US$1.6 billones de dólares anuales; además de un incremento en los costos laborales, porque los empresarios se verán obligados a contratar fuerza de trabajo gringa en las condiciones reguladas por las leyes laborales de ese país.
Lo que el mandatario presentó como una medida de protección de la economía y de recuperación del empleo para la clase trabajadora gringa, supuestamente robado por los “criminales inmigrantes”, en cuestión de horas, se convirtió en un bumerang, porque, como consecuencia de la despiadada cacería de indocumentados desatada por la policía federal, millones de trabajadores y las trabajadoras inmigrantes no enviaron sus hijos a las escuelas y tampoco concurrieron a desempeñar sus labores en los cultivos de pan coger, cuidado y ordeño del ganado, construcción, albañilería, fontanería y pintura de casas y edificios, limpieza de escombros, lavado de coche, cocinar, lavar platos, servir comidas y hacer aseo en restaurantes, limpieza de casas, oficinas y hoteles, cuidado de niños y personas mayores, empaque de carnes, pollos y pescados, el trabajo en fábricas de textiles y alimentos. Se clandestinizaron para escapar de la cacería desatada por los federales.
Pero no se escondieron, sino que indignados, decidieron luchar contra la arremetida supremacista para defender su derecho al trabajo en las calles; cientos de miles de la clase trabajadora emigrante se movilizaron en las principales ciudades, la Florida, Los Ángeles, California, Tejas, Newport etc. agitaron consignas contra la deportación, por la defensa de la vida y el derecho al trabajo. Los patronos explotadores, de dichas regiones, especialmente el empresariado de Tejas y Florida, cuyas economías dependen principalmente de los trabajadores y trabajadoras indocumentados, que votaron por Trump, pero no podrán, ni quieren reemplazar la mano de obra barata de la noche a la mañana, ni contratar con salarios precarios trabajadores formales gringos, llamaron la atención al mandatario sobre las consecuencias de su insensata orden ejecutiva y le expresaron su inconformidad. Además, los noticieros económicos informaron sobre una caída drástica de todas las bolsas de valores como consecuencia de dicha orden que agudizó la crisis que atraviesa la economía del hegemón imperial.
Con otras Órdenes Ejecutivas de inmediata ejecución, el presidente impuso arbitrariamente aranceles adicionales del 25% a los productos importados desde México y Canadá, que entrarían en Vigencia en febrero y del 10% adicional a los provenientes de China, que son los tres mayores socios comerciales de ese país en el mundo; las medidas fueron presentadas como represalia porque, los acusa de ser los mayores proveedores del mortal opioide sintético, llamado Fentanilo, a los millones de jóvenes estadounidenses que lo consumen por toneladas. Tales medidas fueron precedidas de acusaciones y amenazas intimidatoria de enviar tropas gringas a Canadá y anexar ese país como el estado 51 de los EE. UU, intervenir militarmente el territorio mexicano para perseguir las mafias de narcotraficantes, porque, según su calumniosa afirmación, el gobierno mexicano es cómplice de dichas mafias.
Los aranceles adicionales entraron en vigencia de manera inmediata para China, contra quien USA libra, desde su primer gobierno, (2017/2020) una guerra comercial y arancelaria bipartidista, continuada por Biden. China respondió enérgicamente con la imposición de aranceles adicionales del 10% y el 15% sobre productos estadounidenses, como el carbón, gas natural licuado, petróleo crudo, maquinaria agrícola y vehículos a partir del 10 de febrero e inició una investigación antimonopolio contra Google y aplicó controles de exportaciones de minerales clave que afectan significativamente a empresas norteamericanas, llamó a la colaboración a otras naciones para enfrentar el unilateralismo y el proteccionismo comercial gringo y presentó queja formal ante la OMC, alegando que son medidas ultra proteccionistas que violan las reglas comerciales internacionales.
El gobierno de Canadá, que consideró los nuevos aranceles “injustificados e irrazonables” e inmediatamente anunció la aplicación de aranceles de 25% sobre productos estadounidenses por un valor de 155.0000 millones de dólares canadienses que afectan productos, como jugos de naranja, mantequilla, maní, bebidas alcohólicas, café, electrodomésticos, ropa, calzado, motocicletas, cosméticos y pastas. Los gobiernos provinciales de Ontario y la Columbia británica, ordenaron a las tiendas LCBO dejar de vender vinos y licores y cervezas estadounidenses a partir del 4 de febrero.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, propuso resolver el conflicto por vía diplomática, no sin antes anunciar que responderían con los mismos aranceles del 25% adicional a los productos importados desde México, produjo un decreto prohibiendo el ingreso de maíz transgénico, proveniente de USA, equivalente al 40% del maíz que consumen los mexicanos y ante la imposición profirió una dura declaración en la que califica de calumniosas e irrespetuosas las acusaciones de Trump, al tiempo que sindicó al gobierno y a la industria militar gringa de ser los proveedores de armamento de guerra a las mafias norteamericanas, señala al gobierno estadounidense de ser responsable del consumo masivo de fentanilo y otros opioide sintéticos, que se produjeron en los laboratorios gringos, autorizados por la FDA, los recetan en su sistema de salud y los distribuyen, en las farmacias y en las calles de sus ciudades, por la mafia norteamericana, que jamás ha sido perseguida por las autoridades de ese país. Claudia Sheinbaum le propuso una mesa de coordinación para combatir el narcotráfico bajo la premisa de respeto a la soberanía, “colaboración sí, pero sin subordinación” afirmó enfáticamente la mandataria.
A la amenaza del garrote arancelario se sumó la orden ejecutiva de Trump, decretando el 25% de aranceles adicionales, aplicables en la primera semana y del 50% a partir de la segunda semana, a los productos importados desde Colombia, porque Petro se negó a autorizar el aterrizaje de aviones del ejército norteamericanos cargados de colombianos y colombianas deportados, atados con cadenas y grilletes desde el cuello hasta los pies, “como si fueran peligrosos delincuentes” y notificó al mandatario yanqui, que sí recibiría deportados pero en condiciones dignas y de respeto a sus derechos humanos. Anunció que respondería con la imposición del 25% de aranceles adicionales a los productos estadounidenses que importa Colombia. En el mismo sentido, se había pronunciado la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, al declarar que si el gobierno de los EE. UU, insistía en su “actitud hostil” de expulsiones masivas de hondureños, ella consideraría cerrar las bases militares que tienen los gringos en ese país.
La enérgica respuesta de los países afectados, acompañada del llamamiento a Trump acambiar la arbitrariedad por la vía diplomática para encontrar soluciones que beneficien a las partes, obligó al mandatario a recular y negociar. Con México y Canadá acordaron aplazar por un mes la aplicación de las medidas arancelarias y adoptaron medidas provisionales para abrir unas mesas de negociación bilaterales. Con México acordaron el despliegue de 10.000 soldados mexicanos en la frontera norte para controlar el ingreso de fentanilo y otras opioides a Estados Unidos, mientras se desarrollan las mesas de trabajo para buscar un acuerdo definitivo y, por su parte, EE. UU, se comprometió a combatir el envío de armas de guerra a las mafias mexicanas por parte de la industria militar norteamericana, lo cual implica la militarización reforzada y cierre total de la frontera gringa.
Con Canadá acordaron que su gobierno invertirá US$1.300 millones en reforzar la seguridad fronteriza y crearán una fuerza conjunta entre Canadá y USA para “combatir el crimen organizado y el tráfico de fentanilo. Con el gobierno colombiano el acuerdo fue más simple pero definitivo, Colombia recibirá, sin restricciones, los deportados nacionales que EE. UU envíe, en aviones facilitados por Colombia o en cruceros si fuese necesario”, pero en condiciones dignas “Sin grilletes, ni encadenados”, a cambio de suspender definitivamente las sanciones arancelarias.
Pero, no hay que perder de vista que la política de incrementar aranceles a todos los productos importados, desde casi todos los países del mundo, por los Estados unidos, es una estrategia proteccionista de la economía de ese país, que pretende superar la crisis que arrastra desde hace años, superar el desbordado déficit comercial acumulado durante décadas de vigencia del modelo neoliberal aplicado, sin restricciones, al pueblo norteamericano y realizar, a cualquier precio, la utopía de volver a ser la primera potencia económica, comercial y hegemónica del mundo. En boca del propio presidente la deuda de Usa con China es de US$36 billones, con la Unión Europea US$2 billones es, con Canadá US$63.0000 millones, con México US$172.000.000 millones,, con el Japón US$700.000 millones. Usa ha financiado su deuda pública con bonos del tesoro estadounidense, cuyos principales tenedores, en su orden China, Japón y Brasil. En enero de 2025 la deuda pública global de los EE. UU, supera los US$100 billones de dólares, cifra sin precedentes en la historia. (Fuente ChatGPT).
Lo que Trump ha desatado es una guerra comercial contra todos los países del mundo que comercian con USA, principalmente contra China, la UE, Japón, Brasil, Canadá y México, no le importó violar los acuerdos recientemente firmados con Canadá y México. Su pretensión es descargar sobre estos países su exorbitante déficit comercial y trasladar a sus economías el pago de su deuda, además de las secuelas de su aguda crisis.
Las consecuencias de la guerra mundial comercial decretada por Trump las sufrirán, no solo las economías nacionales que verán crecer su deuda, sino que afectarán la vida de los pueblos porque los gobiernos lacayos les trasladarán el peso de la deuda y de de la crisis agravada por la agresión arancelaria gringa, mediante reducción del gasto en la salud, la educación, agua potable y servicios públicos en general. Economistas críticos norteamericanos han alertado sobre la agudización de la crisis en el país del norte, porque, como consecuencia del aumento de las tarifas arancelarias, los países que exportan a Estados Unidos, responderán con tarifas del 10% al 15% sobre los productos importados, lo cual afectará los bolsillos del pueblo gringo y no solucionará, sino que agravará la crisis del capitalismo norteamericano y mundial. Afirman los críticos que con estas medidas Estados Unidos no superará, sino que agudizará la crisis económica. Trump no es un loco autoritario, como quieren hacerlo ver, es el vocero de la plutocracia en el poder, una catástrofe neoliberal que amenaza los pueblos del mundo; que agudizará la crisis mundial del capitalismo.
¡Unidad, resistencia, rebeldía y lucha de masas!. Debe ser la respuesta de los pueblos del mundo.
13 Febrero, 2025
_____________________________
* Miembro de la Red Socialista de Colombia, Fiscal de la ANEP.
__________
Fuente: