Científicos de Columbia encuentran y logran activar y desactivar en ratones las neuronas encargadas de tomar la decisión de dejar de comer
Doctor mide la cintura de una persona obesa.GETTY
Ricardo F. Colmenero
5 febrero 2025
La ciencia acaba de dar un paso de gigante para acabar con la obesidad. O al menos, de momento, con la obesidad de los ratones. Científicos de Columbia han encontrado unas neuronas especializadas en los cerebros de estos roedores que serían las encargadas ordenarles que dejen de comer.
No estaríamos hablando de engañar al cerebro, ni de falsa sensación de saciedad, sino de algo más parecido a un razonamiento cerebral completo. "Estas neuronas se encontrarían en el tronco encefálico, la parte más antigua del cerebro de los vertebrados, y son diferentes a cualquier otra neurona involucrada en la regulación de la saciedad", apunta Alexander Nectow, médico científico del Colegio de Médicos y Cirujanos Vagelos de la Universidad de Columbia, quien dirigió la investigación junto con Srikanta Chowdhury, científico investigador asociado en el laboratorio de Nectow.
"Las neuronas del cerebro suelen limitar sus funciones a detectar la comida que comemos, cómo llena el intestino o qué nutrientes obtenemos de ella. Pero estas neuronas que hemos descubierto son especiales, porque parecen integrar todos estos datos y mucho más", apunta Nectow.
La decisión de dejar de comer es un fenómeno habitual. "Cada vez que nos sentamos a comer sucede que, en un momento dado, empezamos a sentirnos llenos, hasta que llegamos a un punto en el que pensamos: bueno, ya es suficiente", afirma Nectow. Pero, ¿cómo sabe el cerebro cuando el cuerpo ha tenido suficiente y cómo actúa en función de esa información para dejar de comer?
Otros investigadores habían rastreado previamente las células encargadas de esta toma de decisiones hasta el tronco encefálico, pero las pistas terminaban allí. En el trabajo que acaba de publicar la revista Cell, Nectow y Chowdhury, sin embargo, implementaron nuevas técnicas unicelulares para observar esta región del cerebro y discernir diferentes tipos de células que, hasta ahora, habían sido difíciles de distinguir entre sí.
Estas células, que no habían sido reconocidas anteriormente, tenían características similares a otras neuronas implicadas en la regulación del apetito. "Entonces nos preguntamos: '¿para qué sirven estas neuronas?'", apunta Nectow.
Para ver cómo influían en la alimentación, los investigadores diseñaron un sistema para activarlas y desactivarlas con luz. Cuando las neuronas se activaron, los ratones comieron porciones mucho más pequeñas. Y si se activaban más intensamente dejaban de comer mucho más rápido. "No solo ordenan una parada inmediata, sino que ayudan a los ratones a disminuir gradualmente su ingesta de alimentos", afirma Chowdhury.
Los investigadores también analizaron cómo otros circuitos alimentarios y hormonas afectaban a las neuronas. Y así descubrieron que estas neuronas eran silenciadas por una hormona que aumenta el apetito, pero que pueden activarse por un agonista del GLP-1, una clase de fármacos que ahora son populares para tratar la obesidad y la diabetes.
Los experimentos permitieron descubrir que estas neuronas ayudaban a seguir cada bocado que tomaban los ratones. "Básicamente, pueden oler la comida, verla, sentirla en la boca, en el intestino, e interpretar todas las hormonas intestinales que se liberan en respuesta a la ingesta", explica Nectow. "En última instancia aprovechan toda esta información para decidir cuándo es suficiente".
Aunque estas neuronas especializadas se encontraron en ratones, Nectow dice que su ubicación en el tronco encefálico, una parte del cerebro que es esencialmente la misma en todos los vertebrados, sugiere que es muy probable que los humanos tengan las mismas neuronas.
"Creemos que es un nuevo e importante punto de partida para comprender qué significa sentirse lleno y cómo se decide terminar una comida", añade Nectow, con lo que espera "que pueda utilizarse en terapias contra la obesidad en el futuro".
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