Récord de antigüedad al germinar semillas de 32.000 años
En el fondo de una madriguera fosilizada de ardillas, por debajo del permafrost, ubicada en la tundra de la Siberia, expertos rusos encontraron material sano para la fertilización que data del Pleistoceno.
4 Febrero
Por ALMA Plus Online
Lograron in vitro que naciera una planta de una semilla del Pleistoceno. Foto: National Geographic
Científicos rusos descubrieron en una capa permanente de hielo, semillas enteras y fértiles del género Silene stenophylla Ledeb (Caryophyllaceae), de 32.000 años de existencia, las cuales lograron reproducirlas in vitro a partir de extraer tejido frutal materno inmaduro y estableció así, el récord de la más antigua cultivada.
Las simientes se hallaban en una madriguera fosilizada de ardillas a 38 metros de profundidad, en sedimentos de permafrost (hielos perpetuos) del Pleistoceno tardío inalterados y nunca descongelados, con una temperatura de -7 grados centígrados.
Pruebas de radiocarbono por espectrometría de masas con acelerador (AMS) mostró que tenían 31.800 más menos 300 años de antigüedad.
Las semillas maduras fueron dañadas tal vez por las propias ardillas, para evitar que germinaran en la cueva, pero algunas de las inmaduras retuvieron material vegetal viable. En capas heladas cercanas, también hallaron huesos de mamut, bisonte y rinoceronte lanudo.
Unas 30 madrigueras fósiles (de unas 70 localizadas), exploraron los investigadores en el noreste de Siberia, en la ribera del río Kolyma, uno de los mayores de Rusia.
Silene es un género herbáceo que aún crece actualmente en Siberia nororiental y en las montañas septentrionales de Japón, y es considerada en la actualidad los organismos vivos más antiguos, viables, multicelulares.
Silene cece actualmente en Siberia nororiental y en las montañas septentrionales de Japón
Importante aporte a la conservación de semillas
El informe de la investigación reconoce el valor del descubrimiento del material vegetal en condiciones de congelación permanente por debajo del permafrost y propone continuar los estudios en busca de un antiguo acervo genético, el de la vida preexistente, que hipotéticamente ha desaparecido hace mucho tiempo de la superficie terrestre.
“Los sedimentos permanentemente congelados de origen natural ofrecen una oportunidad importante para el descubrimiento de especies de plantas silvestres, la preservación del material biológico, el estudio de las condiciones para la crio preservación y el desarrollo de colecciones de germoplasma”, concluyó el documento.
El tejido vegetal del Pleistoceno tardío, conservado naturalmente en el permafrost, puede regenerarse mediante el cultivo de tejidos y la micropropagación para formar plantas sanas que se reproducen sexualmente. La fuente del tejido antiguo son las placentas de frutos inmaduros de S. stenophylla que se encuentran en escondites de ardillas enterrados.
En este sentido, el desarrollo de la Bóveda Global de Semillas de Svalbard (Spits Bergen, Noruega) es de gran interés e importancia. En esta institución se almacenarán duplicados de semillas de plantas cultivadas procedentes de diferentes colecciones de germoplasma, señalaron los científicos.
El estudio demostró que, a temperaturas bajo cero, las tasas de reacciones bioquímicas y procesos biológicos, se vuelven extremadamente lentas y garantizan la preservación del sistema biológico. Además, en el suelo congelado, el hielo constituye el 93-98% del volumen total de agua y ese ambiente biológicamente seco favorece la conservación.
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