Con los hechos en la mano, pensar en Trump como un salvador es engañoso: lo que quiere es salvar los intereses de la América imperialista…
LORENZO M. PACINI, PROFESOR de la UNIVERSIDAD “DOLOMITI”, ITALIA
14 enero, 2025
¿Recuerdan que Donald Trump en su primer mandato no inició ninguna nueva guerra? No se preocupen, es solo un “mal” recuerdo. La América de 2025 volverá a la conquista.
Un mal hábito que nunca desaparece
Durante unos días muchos creyeron que Donald Trump, al ganar las elecciones, conduciría al planeta a una era de paz entrando en relación, no en competencia, con los países del emergente mundo multipolar; incluso hubo quienes creyeron que el gobierno de Estados Unidos volvería a ocuparse de los problemas de los estadounidenses (que no son pocos y que exige soluciones con cierta urgencia si se quiere evitar un colapso estructural interno).
También hubo quienes teorizaron una especie de “liberación” del globalismo imperialista poniendo de nuevo la política en el centro y asegurando un renacimiento de las relaciones internacionales.
Lamento decepcionar a todos los creyentes: Trump es presidente de los Estados Unidos de América y, como tal, parece que quiere hacer lo que todos los presidentes estadounidenses han hecho hasta la fecha, es decir, guerras de conquista.
Trump aún no ha asumido la Casa Blanca y ya ha amenazado con destruir Irán, anexar Canadá, apropiarse de Groenlandia, explotar tierras del Círculo Polar Ártico, arrebatarle Taiwán a China, quedarse con el Canal de Panamá y cambiar el nombre del Golfo de México a Golfo de América, todo esto mientras exige a Europa aumentar el gasto militar e imponer más sanciones a los rusos.
Mientras tanto, su colaborador más confiable Elon Musk está planeando no solo la transición al transhumanismo sino también el reemplazo de cualquiera que se oponga a la hegemonía del gobierno estadounidense, tanto en el país como en el extranjero.
Todo ello endulzado con concesiones a la libertad de prensa y de expresión en sus redes sociales, haciendo creer a la gente que esa es la verdadera libertad, cuando en realidad es una jaula interactiva en colores. Nada menos que una obra maestra.
Hacer de Estados Unidos México otra vez
Es una cuestión de perspectiva.
Los americanos de verdad no son los colonos que vinieron desde Viejo Mundo y… que eran una acumulación de parias criminales enviados lejos para aliviar unas prisiones europeas abarrotadas de alimañas.
El continente ni siquiera se llamaba América pero la cultura de la cancelación es algo que comenzó mucho antes de la llegada del globalismo actual y a los británicos, vaya, a los estadounidenses, les encanta.
Los americanos de verdad fueron exterminados, diezmados y encerrados en reservas como animales . A ellos nadie les ha preguntado qué piensan sobre “hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande”. Me pregunto por qué…
Lo mismo ocurre con el Golfo de México, que Trump quisiera convertir en el Golfo de América. Geográficamente, ¿está proponiendo la desaparición o la anexión de México? Todavía no lo sabemos, pero pronto se disiparán estas dudas.
Brillante en este sentido fue la respuesta de la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum a Trump: “Claro que el nombre “Golfo de México” es reconocido por las Naciones Unidas, pero ¿por qué no le llamamos América Mexicana? Desde 1607, con la constitución de Apatzingán se le llamó a todo este territorio la América Mexicana. Así que llamémosle América Mexicana. Y el Golfo de México, bueno, desde 1607, también es reconocido internacionalmente por su nombre”. Y agregó: “Creo que el presidente Trump fue mal informado, porque creo que le dijeron que en México todavía gobernaban Felipe Calderón y García Luna, pero no, en México manda el pueblo”.
Sería interesante que los mexicanos hicieran reclamos -totalmente legítimos- para recuperar sus territorios “americanos”, ya que estaban allí mucho antes de la llegada de los colonos británicos. Un lema pertinente podría ser Make America Mexico Again, como lo señaló mi amigo periodista Pepe Escobar.
Burlándose del dragón rojo
China y Estados Unidos podrían enfrentarse a una crisis a gran escala en las relaciones bilaterales con una amenaza de un conflicto militar, afirma un informe del Instituto de Economía Mundial y Relaciones Internacionales de la Academia de Ciencias de Rusia (disponible en RIA Novosti).
Los autores del informe señalan que si a finales de año Trump se convence que la presión económica sobre China es insuficiente, podría intentar aumentar la apuesta utilizando la cuestión de Taiwán.
Hace unos días, Trump nominó al belicoso neocon Elbridge Colby, subsecretario de Defensa.
Colby, uno de los neoconservadores pro-guerra más trastornados, a menudo es confundido como antiintervencionista por haberse opuesto a las guerras contra Rusia e Irán, pero sólo porque cree que todos los esfuerzos y recursos deberían destinarse a una guerra contra China.
Colby olvida intencionadamente que Taiwán es reconocido por Estados Unidos como parte de China apoyando el separatismo de los insulares
Por el momento exige a los gobernantes de la isla que gasten más en armas estadounidenses y declara que el fabricante de chips TSMC podría llegar a ser destruido ante la posibilidad “de caer en manos de China” .
Trump hizo campaña con un programa de cambios drásticos, pero ha construido una administración comprometida con la férrea continuidad de la agenda expansionista imperialista.
Bromear con China sigue siendo uno de sus pasatiempos… ya en 2016, bajo su primera presidencia, demostró su espíritu antichino.
En este sentido, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, en una entrevista concedida a TASS , explicó:
“No especulamos sobre los planes de la futura administración estadounidense, es un trabajo de politólogos. Si evaluamos la situación general en la región, ésta sigue deteriorándose. Estados Unidos y sus satélites que habían manifestado su compromiso con el principio de “una sola China”, pero ahora insisten en mantener el status quo, lo que implica mantener la situación actual indefinidamente”.
Y añadió: “Mientras tanto, los estadounidenses realizan acciones provocadoras en el estrecho de Taiwán, suministran armas a Taipei y apoyan a su gobierno separatista . Todo esto en conjunto contribuye sin duda al crecimiento de los sentimientos separatistas. Estos métodos son muy similares a los utilizados en el pasado por los estadounidenses para establecer un punto de apoyo antirruso en Ucrania”.
No sabemos exactamente si Estados Unidos será capaz de sostener un conflicto convencional con China, pero lo que es seguro es que China no tiene intención de ceder bajo ninguna circunstancia a la doctrina de unidad china y no retrocederá ante la arrogancia estadounidense.
Irán no da la paz
Lo mismo ocurre con Irán, una verdadera espina en el costado para la administración en Washington.
Irán es el único país de Oriente Medio que ha permanecido fuera del control de Estados Unidos. No hay bancos ni bases militares estadounidenses. En resumen, es el “reino del mal”. Y si a esto añadimos el hecho de que son antisionistas, entonces tenemos al diablo en persona.
Trump no puede permitirse el lujo de perturbar el desarrollo del proyecto del Gran Israel y la reconstrucción del Tercer Templo, por lo cual promovió los Acuerdos Abrahámicos.
En declaraciones a Fox News, Mike Waltz, el próximo responsable de seguridad nacional, afirmó que los “terroristas que se han infiltrado en nuestras fronteras no recibieron el mensaje de Biden, quien decidió que la guerra contra el terror había terminado”.
Al contrario Waltz piensa que la administración Trump debe desarrollar “planes destinados a contrarrestar la radicalización mediante el monitoreo de mezquitas, individuos, universidades, profesores –y lo que sea– que representan una amenaza para Estados Unidos” En particular, advirtió contra las personas con visa de estudiante que participen en protestas, subrayando que “serán deportadas rápidamente”.
Añadió que la administración Trump planea implementar un cambio “filosófico” de la seguridad nacional. Y en lo que respecta a la política en Oriente Medio, argumentó que “los problemas en Oriente Medio provienen de Teherán, no de Tel Aviv”.
Huelga decir que reiteró el compromiso de Trump de apoyar a Israel. Las prioridades de esta administración incluyen alinear a Israel con los estados árabes del Golfo para contrarrestar a Irán, restablecer la máxima presión económica sobre la nación persa y boicotear la venta de petróleo iraní.
En palabras de Waltz, Trump se plantea lograr “avances históricos” en la reducción de los conflictos en Medio Oriente. Trump, afirma “quiere hacerlos más pequeños a través de la diplomacia estratégica pero ahora habrá que realizar un ataque implacable contra los hutíes”, cuya aniquilación es parte de la agenda estadounidense.
Tócame cualquier cosa menos mi hegemonía.
Al fin y al cabo, la cuestión es siempre la misma: el orden basado en reglas no puede ser desafiado. Quienes lo hagan, tarde o temprano, deberán ser neutralizados.
Pareciera que Trump está dispuesto a desatar una guerra global para luego a echar la culpa a una larga serie de chivos expiatorios. Y por supuesto, siempre que sea posible, se promoverán guerras por delegación, porque siempre es mejor que otros hagan el trabajo sucio.
Con los hechos en la mano, pensar en Trump como un salvador es engañoso: lo que quiere es salvar los intereses de la América imperialista, y ciertamente no la paz multipolar y un nuevo orden mundial.
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