Un equipo de científicos afirma que las setas mágicas podrían haber moldeado la conciencia humana durante siglos
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El compuesto psicodélico llamado psilocibina ha desempeñado un papel en la vida y las percepciones de los homínidos durante millones de años.
Por Manasee Wagh
26/07/2024
Hace unos 300.000 años, un humano primitivo buscaba comida en una pradera. Vio un grupo de setas que sobresalían de la tierra oscura, cogió uno de los sombreros marrones y examinó sus bordes marrones más oscuros y su tallo gris blanquecino. La comió tímidamente. La psilocibina natural de la seta, un compuesto psicodélico, llegó a su torrente sanguíneo y, finalmente, a su cerebro. Al escanear rápidamente su entorno, la humana se fijó en detalles minuciosos entre las hierbas ondulantes. Con más rapidez de lo habitual, identificó varias plantas comestibles y cazó con destreza animales que se movían rápidamente para su próxima comida.
Lo que este primitivo Homo sapiens no podía saber era que se estaba beneficiando de una actividad que sus lejanos antepasados llevaban millones de años repitiendo. Las pruebas indican que los primeros homínidos -nuestros antepasados extintos- recogían y comían «setas mágicas» hace hasta seis millones de años. Esta práctica probablemente influyó en el desarrollo de la cognición y la conciencia humanas, según una reciente revisión que examina el efecto de la psilocibina en la conciencia humana. Publicada en junio de 2024 por la Fundación Miguel Lillo, una organización de investigación de Argentina, la revisión concluye que la psilocibina no sólo influyó en las percepciones de un individuo mientras estaba bajo sus efectos, sino que moldeó la conciencia humana en su conjunto a lo largo de las miles de generaciones que los humanos habían estado comiendo hongos psicodélicos.
Estudios recientes han demostrado que la psilocibina mejora las funciones cognitivas, nuestro conjunto de herramientas cerebrales para comprender nuestro entorno a través de nuestras experiencias, nuestros sentidos y nuestros pensamientos. Estos pensamientos incluyen nuestros sentimientos, intenciones, creencias y deseos. Este tipo de estímulo cerebral asistido químicamente se produce porque la psilocibina "aumenta la conectividad entre las redes de la región frontal y eleva el nivel de conciencia de los estados de conciencia", afirma Fátima Calvo, de la Pontificia Universidad Católica del Perú, bióloga y coautora del artículo de revisión, en un correo electrónico. En concreto, la psilocibina afecta al córtex prefrontal, el hipocampo y el córtex cingulado anterior, que pueden afectar a la memoria y la toma de decisiones, escriben los autores.
"Desde una perspectiva evolutiva, se propone que la ingestión de psilocibina podría haber contribuido a la mejora de las capacidades visuales y al éxito reproductivo de las comunidades que hicieron uso de estos hongos", según una traducción de la revisión original. La revisión abarca estudios sobre la psilocibina en múltiples campos, como la neurociencia, la biología y la etnobotánica.
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Modelo molecular de la psilocibina, el compuesto psicodélico natural que se encuentra en más de 100 especies de setas de todo el mundo. Sus efectos incluyen euforia y alucinaciones, pero también podría haber tenido un efecto duradero en la conciencia humana a lo largo de millones de años de nuestra evolución. Los átomos de carbono están representados en gris, el hidrógeno en verde azulado, el nitrógeno en azul, el oxígeno en rojo y el fósforo en naranja.
Sin embargo, los mecanismos biológicos que podrían explicar exactamente cómo y cuándo cambió la raza humana a lo largo del tiempo mediante la ingesta de setas mágicas siguen siendo complejos y difíciles de comprender. Tal vez futuros estudios sobre la psilocibina puedan arrojar luz al respecto, afirman los autores. Y rastrear exactamente cuándo la conciencia humana pudo sufrir cambios significativos debido al compuesto psicoactivo sigue siendo impreciso.
"Que yo sepa, no existe ninguna prueba o cifra exacta que especifique el número de años necesarios para que se produzca un cambio de conciencia debido al consumo de hongos", afirma el biólogo y coautor Jehoshua Macedo-Bedoya, de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima, Perú, en un correo electrónico. Es probable que los primeros homínidos empezaran a consumir setas de psilocibina después de dejar de vivir en los árboles, hace entre cinco y seis millones de años, durante la época del Pleistoceno, un periodo geológico que incluye la última glaciación. En esa época, el
Ardipithecus ramidus, nuestros primeros antepasados conocidos, exploró los bosques que forman parte de las actuales Kenia, Etiopía y Nigeria. Encontraron setas en diversos entornos, tanto bosques como praderas, donde los hongos crecían bien en el suelo en descomposición que contenía las heces de bóvidos errantes, una categoría de ungulados que incluye a las vacas actuales.
Al haber evolucionado potencialmente para combatir insectos y otras plagas, la psilocibina de los hongos podría haber mejorado la capacidad visual de los primeros humanos al comerlos, aumentando sus misiones de caza y recolección. El compuesto también podría haber potenciado la estimulación sexual, aumentando así las posibilidades de apareamiento. El aumento de la búsqueda de alimento y sexo habría favorecido las tasas de reproducción.
Por supuesto, la psilocibina también es un compuesto alucinógeno. Es difícil saber exactamente qué impresiones de expansión mental dejaron las setas mágicas en nuestros antepasados. Que las setas pudieran haber sido «catalizadoras de experiencias místicas o impulsoras de procesos cognitivos, plantea profundas reflexiones sobre la interacción ancestral entre los seres humanos y su entorno natural», escribieron los autores.
Durante los milenios siguientes, los humanos siguieron encontrando hongos mágicos y desarrollaron usos culturales para ellos. Por ejemplo, las prácticas chamánicas y los rituales religiosos en diversas partes del mundo permiten a quienes ingieren los hongos vivir experiencias sensoriales que de otro modo nunca conoceríamos, afirma Macedo-Bedoya. Sin la influencia de la psilocibina, incluso nuestra cultura actual podría ser diferente de lo que conocemos, añade.
Las investigaciones que citan los autores de la revisión demuestran que los humanos desarrollamos el gen CYP2D6, que nos permite sintetizar ciertas sustancias psicoactivas, entre ellas la psilocibina. El compuesto químico tiene una toxicidad baja, lo que significa que, si se utiliza de forma responsable bajo un plan administrado profesionalmente, esta antigua herramienta para mejorar la conciencia podría cosechar recompensas para los humanos de hoy en día.
Podemos aprender de nuestros antepasados cómo beneficiarnos de un tratamiento con psilocibina hoy en día: los profesionales médicos ya llevan décadas utilizando la terapia asistida con psilocibina para tratar enfermedades como la adicción severa, con cierto éxito.
"Aprendiendo de nuestros antepasados, hoy podemos utilizar la psilocibina para conectar con partes de nosotros mismos que no conocíamos, para enfrentarnos a nuestros miedos y para curar nuestros traumas", afirma Macedo-Bedoya. Y estudiar el uso responsable de la psilocibina puede permitirnos "lograr una conexión entre distintos niveles de conciencia y potenciar la creatividad ante nuevos retos", añade Calvo.
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Before joining Popular Mechanics, Manasee Wagh worked as a newspaper reporter, a science journalist, a tech writer, and a computer engineer. She’s always looking for ways to combine the three greatest joys in her life: science, travel, and food.
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