Las manifestaciones oficialistas de los últimos días tras la activación de la maquinaria chavista siguen siendo masivas, y demuestran que el proceso político bolivariano tras veinte años de asedio violento, mantiene una base amplia de apoyo entre la población.
Por Augusto R. M.
Redacción de La Bagatela.
A pocos días de las elecciones presidenciales en Venezuela, que se realizarán el próximo 28 de julio, la oposición venezolana anuncia en actitud tramposa que desconocerá los resultados electorales si gana Nicolás Maduro, mientras diarios colombianos como El Tiempo, propiedad del banquero Luis Carlos Sarmiento Angulo, y la revista Semana, propiedad del grupo Gilinsky, se alinean con los golpistas, imponiendo la idea equívoca de que Maduro “no tiene los votos”, y señalando su salida por la fuerza.
María Corina Machado, la cabeza visible de la oposición venezolana según la gran prensa, y verdadero poder tras la candidatura de Edmundo González, fue una de las firmantes del “Acta de Constitución del Gobierno de Transición” decretado por el gobierno espurio que pretendió instalarse durante el golpe de estado contra Hugo Chávez en 2002. Por estos hechos fue juzgada en 2005 y condenada a 28 años de prisión, sin embargo recibió amnistía del Presidente Chávez.
En 2014 fue parte de la campaña golpista denominada “La Salida”, bajo el liderazgo de Leopoldo López y otros sectores pro-intervencionistas, que derivaron en una grave crisis de orden público por la organización de manifestaciones violentas y el levantamiento de barricadas en barrios de clase media y alta. Durante estas acciones de hecho, Machado aceptó el nombramiento como “embajadora alterna” de Panamá, con complicidad de dicho gobierno, para intervenir en una reunión de la OEA, en la que solicitó intervención militar extranjera para derrocar al gobierno de Nicolás Maduro. Por lo cual en 2015 fue inhabilitada por 15 años para ejercer funciones públicas. En 2019, fue una de las líderes de otro fallido intento de golpe de Estado llamado "Operación Libertad", que siguió a la autoproclamación de Juan Guaidó.
La sentencia del 14 de febrero del 2024 del Tribunal Supremo de Justicia -TSJ de Venezuela contra Corina Machado es una ratificación. Se le declara culpable de participar en la trama de corrupción orquestada por Juan Guaidó, que resultó en la entrega de activos venezolanos en el extranjero, como la empresa venezolana Citgo a la empresa canadiense Crystallex, con un detrimento de 32.500 millones de dólares, la entrega de la empresa Monómeros, así como la entrega de 31 toneladas de oro venezolano al Banco de Inglaterra. Además, la sentencia establece que junto con otros opositores venezolanos, ha solicitado la aplicación de sanciones y bloqueo económico contra Venezuela.
Este sector de la oposición liderado por Machado, que se ha caracterizado por defender insistentemente la intervención estadounidense, las sanciones y el bloqueo económico de su propio país, por el que habría 4.000 millones de dólares en activos y líquidos retenidos en el sistema bancario internacional, según el TSJ y diputados de la Asamblea de Venezuela, existiendo hoy 930 sanciones que habrían afectado toda la actividad económica, es sin duda uno de los artífices de las penurias y crisis migratoria que ha padecido la población venezolana en los últimos diez años.
Se presentan en estas elecciones con el programa “Venezuela Tierra de Gracia”, cuyo eje central es un plan masivo de privatizaciones, incluyendo a la empresa estatal petrolera PDVSA y las demás empresas del sector energético, por cuyos ingresos condicionan perversamente un plan de inversión social y subsidios. En salud y pensiones proponen una reforma al estilo de la ley 100 colombiana, con cuentas de capitalización individual y un conjunto de administradoras privadas de seguros de salud, como intermediarias entre pacientes y prestadores de salud. En materia educativa, proponen los vouchers o bonos escolares, y abren la puerta al sector privado para acceder a dichos recursos; lo mismo que abanderó Paloma Valencia en la reforma estatutaria de educación hundida en el Congreso de Colombia.
Plantean la eliminación de impuestos -retórica parecida a la de Milei en Argentina-, el establecimiento de una institución de regla fiscal y la independencia del banco central para prohibir el financiamiento monetario al gobierno y establecer políticas monetarias anti-inflacionarias al estilo de las recetas neoliberales. A nivel internacional, proponen la integración con la Ocde. En materia de seguridad, anuncian el cambio de la doctrina militar y la disolución de las milicias bolivarianas.
Este programa de corte neoliberal puro y duro, recuerda en su espíritu fantasioso a su homólogo “bienvenidos al futuro” de César Gaviria, pero con tres décadas de desfase, y en plena decadencia mundial de los dogmas e instituciones que lo sostienen. Lo que proponen no es una suave transición, un “construir sobre lo construido”, como dirían nuestros tibios, sino una motosierra. Es un programa de apropiación.
Mientras tanto, con titulares como “28 de julio Maduro te vas” del 3 de julio, o “El fin de la horrible pesadilla en Venezuela está cerca”, del 5 de julio, en la revista Semana dan por hecho el triunfo de la oposición y advierten a Maduro. Por su parte El Tiempo en edición del 7 de julio reproduce el titular “La única manera de que Maduro pueda quedarse en el poder en Venezuela es a la fuerza, los votos no los tiene” y el 11 de julio “María Corina Machado espera que Maduro acepte una negociación por su 'propio bien' luego de elecciones en Venezuela”, o del mismo día “¿Habrá elecciones presidenciales el 28 de julio en Venezuela?”. A su turno, estos y otros medios como Caracol y RCN, dan cubrimiento exclusivo a las manifestaciones de la oposición pro-intervencionista.
Al margen de que guste o no el gobierno del vecino país, o la reelección de mandatos por tiempos prolongados -caso que no es extraño en el “jardín” europeo- lo cierto es que el venezolano es un gobierno elegido por una mayoría de su población, que ha vencido en decenas de sucesivas elecciones, todas ellas observadas con la más minuciosa lupa por organismos internacionales, y ninguna de ellas impugnada seriamente.
Venezuela hoy ya no es la misma que hace diez años. La campaña se desarrolla en un contexto en que se confirma la estabilización de la economía con 11 trimestres consecutivos de crecimiento, llegando a 7% en primer trimestre de 2024; y donde se confirma la contención exitosa de la inflación, a niveles inferiores al 2012 y en tendencia decreciente, sin necesidad de las instituciones típicamente neoliberales. Las manifestaciones oficialistas de los últimos días tras la activación de la maquinaria chavista siguen siendo masivas, y demuestran que el proceso político bolivariano tras veinte años de asedio violento, mantiene una base amplia de apoyo entre la población.
Augusto R. M.
Julio 2024.
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