Un nuevo holocausto en el siglo XXI. El sionismo amenaza al mundo
El evento apuntó 40 observaciones entre las que destacan las diferencias determinantes entre los conceptos de nacionalidad y religión; la falacia de Israel como «Estado judío»...
Por José Steinsleger
27/06/2024
Uno. Tras ocho meses de ininterrumpidos bombardeos de Tel Aviv en la franja de Gaza, el Centro de Estudios Latinoamericanos y del Caribe Rómulo Gallegos (Celarg) y la Universidad Bolivariana de Venezuela tuvieron el coraje necesario para realizar el seminario internacional Un nuevo holocausto en el siglo XXI. El sionismo amenaza al mundo (Caracas, 13 y 14 de junio).
Dos. Ocho meses y 12 días, mientras redacto estas líneas. O sea, 262 días o 6 mil 288 horas que suman 377 mil 280 minutos de planificada destrucción de hospitales, escuelas, universidades, plantas de energía, campamentos de refugiados, depósitos de agua y de alimentos, y el despiadado bloqueo de la ayuda humanitaria internacional. Junto con las minuciosas masacres de bebés, niños, mujeres, ancianos, jóvenes, y de cuanto ser vivo (perros, gatos, pájaros) o materia orgánica existente (árboles, plantas, flores), respire en aquel territorio similar al aleph borgiano.
Tres. El relato de Jorge Luis Borges remite a la primera letra del alfabeto hebreo, aleph , un punto desde el cual se puede ver todo el universo, simultáneamente. Y quien ve a través del aleph no puede, después, sorprenderse de nada porque en un instante lo habrá visto todo. Retengamos la mirada, entonces, del joven palestino Badr Dahlan, interrogado por sus torturadores (https://www.facebook.com/watch/?v=1213760686460162).
Cuatro. ¿Cuántas víctimas mortales requieren las «democracias-del-mundo-libre-y-civilizado» para escribir con hache mayúscula el holocausto palestino? ¿»Seis millones»? Por ahora, en ocho meses, a diario y en promedio, «apenas» fueron asesinados más de 150 (38 mil, al alza). Sin contar los centenares de miles que, a vista de todo mundo, agonizan y mueren de enfermedades, desnutrición y de tristezas que ningún poeta, periodista o escritor imaginativo podrá describir jamás.
Cinco. De veras. ¿Qué requieren para calificar de genocidio y frenar esta película que al empezar nos paralizaba de horror, y ya menos porque el mundo sigue andando y hay que seguir viviendo? Pocos gobiernos soberanos lo han hecho, retirando a sus embajadores de Tel Aviv. Sin embargo, la mayoría patea la pelota a la tribuna con el ficticio argumento de los «dos estados», y temiendo ser acusados de antisemitas por la franquicia judeoestadunidense sionismo & asociados.
Seis. Para The Economist (que según Lenin habla «en nombre de los multimillonarios británicos»), la entidad neocolonial llamada Israel «no cumple la prueba de genocidio» (sic, 11/11/23). Añadiendo: «Los israelíes tampoco muestran ninguna intención evidente de impedir los nacimientos palestinos» (sic).
Siete. Sin embargo, el nuevo Holocausto del siglo XXI guarda una diferencia sustantiva frente al perpetrado en secreto por los nazis, y que sólo a posteriori de los juicios de Nuremberg conocimos en documentales y fotografías (1945-46). En cambio, el de los palestinos transcurre on line , y cualquier niño puede verlo en su telefonito, como si fuera un videojuego. Y es que el propósito consiste en que vayamos naturalizando el horror y la crueldad.
Ocho. De todo ello se habló en el referido seminario del Celarg, que contó con la asistencia y participación de centenares de estudiantes y jóvenes que se dieron cita para oír a un grupo selecto de analistas internacionales de América Latina y Europa. Organizado y coordinado por el sociólogo venezolano Sergio Rodríguez Gelfenstein, cuatro fueron los temas tratados en el seminario: identidades judías e Israel; Israel: ente ilegal creado artificialmente; la agresión en Gaza viola el derecho internacional, y la causa palestina, causa de la resistencia.
Nueve. En su declaración final, el evento apuntó 40 observaciones entre las que destacan las diferencias determinantes entre los conceptos de nacionalidad y religión; la falacia de Israel como «Estado judío»; la manipulación del antisemitismo como excusa para liquidar las voces críticas; la perversa apropiación del término «holocausto»; los vínculos entre el sionismo y el complejo militar industrial estadunidense; la neutralidad cómplice a la espera de que la ONU detenga la barbarie; la dualidad jurídica internacional que favorece al agresor; el proceso de aplicación del miedo como forma de dominación: el silencio de los grandes medios; la advertencia de que ésta no es una guerra contra Palestina, sino contra la humanidad, y una solicitud a la ONU para que suspenda la membresía de la entidad sionista, y expulse al régimen ocupante, racista e infanticida de dicha organización y de otros organismos internacionales.
Diez. El seminario del Cerlag fue cerrado con la conferencia Hitler y Netanyahu: dos caras de la misma moneda, disertada por el embajador de la República Islámica de Irán, Hoatolah Soltani, y clausurado por Ernesto Villegas Poljak, ministro del Poder Popular para la Cultura de la República Bolivariana de Venezuela.
Con información de La Jornada (México)
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