El impulso para ampliar y modernizar los arsenales nucleares de China y Corea del Norte tiene el objetivo fundamental de proteger a sus gobiernos de la intervención occidental
© Foto : Dominio público / Una torre de 23 kilotones llamada BADGER, disparada el 18 de abril de 1953 en el sitio de pruebas de Nevada, como parte de la serie de pruebas nucleares Operation Upshot–Knothole .
Valdir da Silva Bezerra
Analista internacional
Tanto Pekín como Pionyang han ido ampliando sus arsenales nucleares a lo largo del tiempo, con el objetivo de modernizarse tecnológicamente, pero también de defender sus sistemas de gobierno de las amenazas y, más que eso, de la intervención occidental en sus asuntos internos.
Vale recordar que los primeros planes de desarrollo nuclear llevados a cabo por China se remontan a octubre de 1964, en plena Guerra Fría, mientras que Corea del Norte realizó sus primeras pruebas nucleares recién en octubre de 2006. Desde entonces, ambos países han aumentado constantemente sus planes de desarrollo nuclear, así como los ensayos de armas nuevas, más letales y sofisticadas. El hecho es que Corea del Norte y China comprendieron la necesidad de demostrar al mundo su potencial nuclear con el objetivo precisamente de indicar a Occidente, especialmente a Estados Unidos, que no aceptarán ninguna intromisión externa en sus asuntos internos.
Desde el punto de vista geopolítico, también hay que tener en cuenta que Corea del Norte es un país muy importante para China y Rusia, por ejemplo. Al fin y al cabo, desde 1948, cuando surgió la República Popular Democrática de Corea (el nombre oficial de Corea del Norte), se acordó entre las potencias victoriosas de la Segunda Guerra Mundial que el país formaría parte de la zona de influencia soviética, mientras que Corea del Sur contaría con el apoyo de los estadounidenses.
Sin embargo, tras la llegada al poder en China de los comunistas liderados por Mao Tse-tung en 1949, Pekín automáticamente se alineó con Moscú, formando una tríada de estados (China, Unión Soviética y Corea del Norte) que se oponían al modelo capitalista y a su organización social; al año siguiente, ante el estallido de la Guerra de Corea (que duró de 1950 a 1953) y la posterior fijación de la división política de la península en torno al paralelo 38, Estados Unidos necesitó repensar sus planes para Asia.
En lugar de recurrir a medios militares, Washington prefirió hablar del apoyo estadounidense a una posible reunificación de las Coreas, que debería realizarse bajo los auspicios de Seúl y no de Pionyang. Washington y otras capitales occidentales siguen defendiendo hoy esta fórmula, tomando como ejemplo la unificación de Alemania al final de la Guerra Fría, que fue en detrimento de Alemania Oriental.
Sea como fuere, desde su surgimiento, tanto Corea del Norte como la China de Mao comenzaron a depender del material militar soviético, culminando en la configuración de alineamientos geopolíticos que se dieron en la región durante toda la Guerra Fría y más allá.
Actualmente, a su vez, se puede decir que el principal temor estadounidense en Asia es la creciente influencia china y su cooperación económica y militar con Corea del Norte. En respuesta, los estadounidenses optaron por ejercer presión sobre Pekín (y Pionyang) a través de asociaciones estratégicas con países como Japón, Australia, India, Tailandia y, no menos importante, con la propia Corea del Sur.
Mientras tanto, según informes del Pentágono, China ya posee alrededor de 500 ojivas nucleares, mientras que, según datos del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo, Corea del Norte tiene 30 ojivas nucleares. Estos datos muestran que ambos países han fortalecido su infraestructura técnica y militar a lo largo de los años, a pesar de sufrir sanciones de Occidente. Ciertamente, China tiene muchas instalaciones para realizar sus pruebas nucleares, a pesar del descontento de Occidente. Lo mismo ocurre con la Corea del Norte de Kim Jong-un.
Como líder chino desde 2013, Xi Jinping pretende mantener la capacidad disuasoria de su país frente a Estados Unidos. Para ello, China también cuenta con misiles balísticos intercontinentales y un ejército cada vez mejor entrenado y equipado. Es de esperar, por tanto, que con el resurgimiento de esta nueva "Guerra Fría 2.0" con Estados Unidos, China opte por estimular el crecimiento numérico y cualitativo de su arsenal nuclear y convencional. Todo ello para proteger sus intereses de seguridad en Asia y el Mar de China Meridional.
Por ello, es lógico que los esfuerzos de China por modernizar su ejército y sus fuerzas militares sigan creciendo significativamente en los próximos años, tanto en términos de escala como de complejidad y sofisticación tecnológica.
En cuanto a Corea del Norte, la explicación de la creciente desconfianza de Kim Jong-un hacia Estados Unidos radica en el hecho de que ese país se ha acostumbrado a intervenir militarmente en países cuyos gobiernos son vistos como hostiles a los intereses de Washington. Ejemplos de este tipo de conductas se pueden encontrar en las más diversas regiones del mundo, desde Centroamérica hasta Medio Oriente, pasando por el Norte de África e incluso Asia Central. Es ante esta amenaza real que Estados Unidos lanza a los gobiernos que no siguen sus órdenes que la desnuclearización de Corea del Norte se convierte en un sueño cada vez más lejano.
En ese sentido, Kim Jong-un ni tiene la intención ni puede deshacerse de su capacidad de disuasión ganada con tanto esfuerzo. Al contrario, su objetivo es ampliarlo, para que sus misiles sean capaces de poner en riesgo a Estados Unidos, si fuera necesario. En 2022, por ejemplo, Corea del Norte realizó más de 70 pruebas balísticas. Con esto, Pionyang señala que hay un límite, una línea roja, que los estadounidenses deben respetar si no quieren poner en riesgo la seguridad de Asia.
En resumen, el impulso para ampliar y modernizar los arsenales nucleares de China y Corea del Norte tiene el objetivo fundamental de proteger a sus gobiernos de la intervención occidental. Después de todo, en un mundo donde los riesgos geopolíticos para los países indefensos son cada vez más altos, el desarme es lo mismo que el suicidio.
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