Hace más de 400 millones de años, un animal parecido a un insecto desarrolló una pequeña proteína crucial para nuestra evolución.
Sarah Romero,
Periodista científica
En el complejo esquema de la vida en la Tierra, cada organismo tiene un papel vital que desempeñar; todos, desde los más grandes a los más pequeños, conforman un equilibrio de biodiversidad que hace que nuestro planeta sea tan diverso y rico. Si nos vamos a los de menor tamaño, hay unos pequeños artrópodos que habitan en el suelo que suelen pasar desapercibidos y que sin ellos, la vida tal como la conocemos, incluida la existencia humana, sería muy diferente. Estos diminutos animales son los colémbolos.
Sin estos animales diminutos, la humanidad no existiríaMidjourney/Sarah Romero
¿Qué son los colémbolos?
Los colémbolos ocupan todos los continentes: se encuentran entre los artrópodos terrestres más abundantes de la Tierra, con más de 9.000 especies conocidas. Miden entre 0,2 y 10 milímetros de largo, lo que los hace invisibles a simple vista. Y hubo un momento en la historia de nuestro planeta en que fueron cruciales para la historia de la vida en la Tierra.
Remontémonos a hace unos 450 millones de años, al final del período Ordovícico cuando las aguas, antes hospitalarias y cálidas y la vida marina prosperaba, se transformaron en hábitats fríos e implacables. Tuvo lugar el segundo peor evento de extinción masiva de nuestro planeta en el que la mitad de todas las especies conocidas desaparecieron. Una especie tras otra sucumbió. La extinción del Devónico solo afectó a las especies acuáticas, pues los animales aún no habían llegado a tierra.
Sin embargo, uno de los animales que sobrevivió fue el colémbolo. Este pequeño animal parecido a un insecto había desarrollado un superpoder para combatir el frío reinante e inhóspito paisaje que se había convertido lo que antes era un hervidero de vida acuática.
¿Cuál fue este superpoder?
Las células de los colémbolos habían comenzado a producir proteínas que podrían proteger a la célula de la congelación. Se trata de una proteína anticongelante (AFP) que evita que sus células se congelen, permitiéndoles así sobrevivir en las condiciones invernales más duras. Las AFP se sintetizan en las células del organismo, de forma similar a como se producen otras proteínas. Los científicos creen que podría haber sido el primer animal en desarrollar proteínas de este tipo .
Evolución de la vidaMidjourney/Sarah Romero
"Sabíamos que las proteínas anticongelantes se habían desarrollado independientemente unas de otras varias veces durante la historia evolutiva. Los peces las tienen. Los insectos las tienen. Algunas arañas las tienen. Pero hasta que vimos estos resultados, no sabíamos que se habían desarrollado tan temprano en el mundo animal", explica Martin Holmstrup, profesor del Departamento de Ecociencia de la Universidad de Aarhus y uno de los investigadores detrás del estudio que recoge la revista Scientific Reports.
Y convirtió a esta criatura en una auténtica superviviente. Con su pequeño tamaño, estos bichitos parecidos a insectos reciben su nombre de una cola bifurcada, también conocida como fúrcula, un apéndice en forma de cola debajo de su abdomen que les permite saltar hasta 10 centímetros de altura -actúa como un resorte- cuando se ven amenazados, una hazaña notable para una criatura tan pequeña, ya que les ayuda a zafarse de los depredadores.
Isotoma Habitus, colémboloWikimedia Commons
"Los cálculos muestran que los colémbolos desarrollaron la proteína anticongelante mucho antes que otros animales. No sucedió con los peces y los insectos hasta un millón de años después. Aunque las plantas y los microorganismos, como las bacterias y las algas unicelulares, podrían haber desarrollado un mecanismo similar incluso antes", exponen los investigadores.
Su proteína anticongelante fue una adaptación crucial para su supervivencia en ambientes gélidos, desde las cimas de las montañas hasta las regiones polares, sobre todo tras el evento catastrófico que acabó con casi el 60% de los géneros de invertebrados marinos y el 85% de las especies de invertebrados marinos. Los más afectados fueron los braquiópodos y los briozoos, que eran las formas de vida marina dominantes de la época. Los trilobites y los conodontes también sufrieron pérdidas importantes, pero lograron sobrevivir al evento.
Postal animal.iStock
La extinción masiva del Ordovícico tuvo un profundo impacto en la vida en la Tierra, provocando una pérdida significativa de biodiversidad. Sin embargo, también allanó el camino para la diversificación de nuevos grupos de organismos así como formas de vida más complejas en el futuro.
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Referencias:
Connor L. Scholl, Martin Holmstrup, Laurie A. Graham, Peter L. Davies. Polyproline type II helical antifreeze proteins are widespread in Collembola and likely originated over 400 million years ago in the Ordovician Period. Scientific Reports, 2023; 13 (1) DOI: 10.1038/s41598-023-35983-y
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