Una vergonzosa eliminación de la memoria que hoy sirve para demonizar lo que, guste o no, representa en Palestina el mayor movimiento de resistencia a la ocupación y segregación de los territorios
por Sandro Moiso
Somdeep Sen, Descolonizando Palestina. Hamás entre el anticolonialismo y el poscolonialismo , Meltemi editore, Milán 2023, págs. 260, 22€
Nunca la publicación de un texto ha sido más oportuna y útil, incluso si probablemente fue una coincidencia que el texto de Somdeep Sen, recién publicado por Meltemi en la serie Biblioteca/Antropología, saliera al mismo tiempo que uno de los momentos más dramáticos. divisivo y, probablemente, decisivo del infinito conflicto de Oriente Medio ligado a la ocupación israelí de los territorios otrora considerados palestinos.
Así, mientras la situación en Gaza parece caer en un agujero negro, del que los civiles palestinos pagarán las consecuencias inmediatas pero también el destino de Israel en el futuro, resulta casi imprescindible leer un texto que, indirectamente, sirve para desmantelar esa imagen de "mal absoluto" que hoy los medios occidentales incrustados tienden a dar de Hamás, quitando los 75 años de historia transcurridos desde la Nakba (expulsión de los palestinos de sus tierras) y las consecuencias que las decisiones políticas del Estado colonizador y sus aliados también influyeron en la formación y el éxito del propio movimiento.
Una vergonzosa eliminación de la memoria que hoy sirve para demonizar lo que, guste o no, representa en Palestina el mayor movimiento de resistencia a la ocupación y segregación de los territorios palestinos y de sus habitantes originales y, al mismo tiempo, a la continua y colectiva esfuerzo de las potencias occidentales encaminado a cancelar la identidad palestina y el derecho a la existencia de todo un pueblo.
Somdeep Sen, de origen indio y probablemente por eso mismo que no olvida la historia del colonialismo occidental y sus pretensiones de hegemonía cultural, se convirtió en profesor asociado en la Universidad de Roskilde en 2018, tras un largo recorrido académico de investigación en ciencias sociales y política interestatal. Estados Unidos, Alemania y Dinamarca. Es coautor de The Palestina Authority in the West Bank (con M. Pace, 2018) y autor de numerosos artículos en "The Huffington Post", "open-Democracy" y "London Review of Books" y ciertamente no se le puede considerar , como quizás dirían algunos en Italia, un extremista. Teniendo en cuenta además que el trabajo publicado por Meltemi fue publicado previamente por Cornell University Press de Ithaca (Nueva York) en 2020.
Por supuesto, en lugar de inspirarse genéricamente en los estudios poscoloniales, el autor elige una referencia precisa en la obra de Frantz Fanon, todavía hoy a menudo insuperable, y al hacerlo, está claro que elige el campo en el que tomar partido. . Que no es exactamente la de Hamás, sino la de la causa palestina en todas sus facetas, a menudo complejas y contradictorias. Al tomar esta decisión, trabaja no sólo sobre Palestina y Gaza, sino también sobre una gran cantidad de ejemplos encontrados en los Estados que surgieron después de la descolonización y el uso de la memoria de la lucha contra el colonialismo que se llevó a cabo en estos, en formas más o menos auténtica o más o menos engañosa, y de la "liberación" real o sólo aparente que de ello resultó.
El repaso de estos ejemplos, que van desde la India hasta Zimbabwe, pasando por Sudáfrica, Cuba, Tanzania y el Kurdistán turco, se realiza en el último capítulo, el séptimo, titulado Sobre la liberación, pero la parte que más interesará al lector, a la luz de Uno de los hechos en el camino del desarrollo en Gaza e Israel es sin duda el contenido en los seis primeros. Todo ello intenso y vívido, además de lúcido, dedicado a Palestina, a su eliminación mediante el colonialismo de colonos; al poscolonialismo palestino como legado de los Acuerdos de Oslo, a la violencia anticolonial y a la lucha palestina por su existencia.
Sólo en este complejo detallado de elementos es posible enmarcar el papel y la función de Hamás, a lo que, dentro de la investigación, contribuyen elementos de etnografía auténtica recopilados sobre el terreno por el autor durante los períodos pasados en la Franja de Gaza. en Cisjordania, Egipto e Israel en varias ocasiones entre 2013 y 2016. Y quizá sea útil partir de un testimonio que Somdeep Sen utiliza al inicio del primer capítulo (Descolonizar Palestina: introducción) para comprender el desarrollo posterior de la análisis.
No sabemos qué pasará después. La vida es incierta. No se nos permite tener planificación. Aquí la gente piensa a corto plazo y se preocupa por las necesidades inmediatas, sin saber qué destino les depara el futuro. Quizás se cierre la frontera o quizás no obtengamos una visa. A los palestinos no se les permite soñar con su futuro [Ahmed Yousef, entrevista del autor, Gaza, mayo de 2013] 1 .
La declaración ya contiene en sí misma no sólo la fotografía emblemática de la condición "colonial" que viven los palestinos, sino también la enorme distancia que separa al mundo de los "valores" occidentales, todavía muy a menudo alardeados incluso por aquellos que con algunos aspectos de Occidente la sociedad se considera en conflicto 2 , por aquellos que ni siquiera saben cómo o si vivirán aún el día siguiente. Una enorme distancia en condiciones y expectativas de vida que, lamentablemente para los participantes, se pudo medir en el ataque a la fiesta musical, proféticamente titulada "Mundos Paralelos", el día de la ofensiva de Hamás y, mucho antes, con la del Bataclan. en París 3 . Pero antes de continuar, todavía vale la pena mencionar aquí algunos recuerdos del autor.
El 23 de noviembre de 2015, el mercado Mahane Yehuda (o shuk) en Jerusalén fue escenario de un ataque con cuchillo. Las imágenes de vigilancia muestran a dos adolescentes palestinos, Hadil Wajih Awwad, de 14 años, y su primo Nurhan Ibrahim Awwad, de 16, intentando golpear a los transeúntes con tijeras cerca de una estación de tren ligero. El lugar pronto es invadido por hombres armados que, en un intento de sofocar el ataque, disparan repetidamente a los adolescentes hasta que caen al suelo1. Hadil fue asesinado, mientras que Nurhan resultó herido y posteriormente acusado de intento de asesinato. Posteriormente se difundió la noticia de que Hadil era hermana de Mahmoud Awwad, un joven que recibió un disparo en la cabeza de un soldado de las FDI (Fuerzas de Defensa de Israel) con una bala de acero recubierta de goma durante la protesta del 1 de marzo de 2013 en el distrito de refugiados. Kalandia. Más tarde ese año, Mahmoud murió a causa de sus heridas.
El día del ataque que involucró a los primos Awwad, yo estaba realizando entrevistas en Jerusalén Este. Cuando me enteré de lo sucedido, tomé el tranvía hacia el oeste, en dirección a Mahane Yehuda, esperando encontrar una gran presencia militar y policial en el lugar. Sin embargo, sólo una hora después del ataque, la vida seguía con normalidad: el tranvía circulaba con regularidad y el bullicio del mercado se había reanudado; El lugar del ataque ya había sido limpiado y el pavimento bañado en sangre no dejó rastros de Hadil y Nurhan. Sin nada que ver en escena, entré al mercado y me senté en una cafetería para ordenar mis pensamientos. Allí escuché la conversación entre un guía turístico israelí y su cliente, quien, aparentemente conmocionado por el ataque, dijo: "Pero eran sólo niños". El guía turístico respondió: “Sí. Pero así es como funciona la vida aquí. Estos árabes vienen aquí y utilizan nuestras escuelas y nuestros hospitales. Bueno, puedes usarlos. Pero si vienes a mí con un cuchillo, te mataré". Al ver que su cliente no estaba convencido, añadió: “Mira, esto es lo que siempre pasa. Israel atacó a Hamás en Gaza y dicen que murió una mujer embarazada. Pero incluso una perra rabiosa queda embarazada, pero eso no significa que no la matemos". Es de suponer que el guía turístico se refería a la muerte de Noor Hassan, que estaba embarazada de cinco meses cuando murió en un ataque aéreo israelí.
Al parecer, para los pistoleros y el guía turístico del mercado, no había duda de que lo que merecían los jóvenes atacantes era una muerte rápida. Esta impresión fue igualmente evidente durante un presunto ataque con cuchillo en Cisjordania, cuando el conocido colono y político israelí Gershon Mesika atropelló con su coche a Ashraqat Taha Qatnani, de dieciséis años, antes de que los soldados israelíes la mataran a tiros. . De improviso, Mesika había dicho: “No me detuve a pensar; Pisé el acelerador y me lancé hacia ella. La niña cayó, y luego llegaron los soldados y continuaron disparando hasta neutralizarla por completo” 4 .
Noticia "en vivo" que no justifica la violencia contra los indefensos, sino que fotografía una condición social y política y los estados de ánimo que la determinan. Especialmente útil para plantear una pregunta sobre quiénes son realmente las "bestias" y los "animales" con los que tanta prensa italiana y tantos discursos públicos de políticos israelíes han llenado la boca y los titulares después del 7 de octubre. Inspirados por una visión sustancialmente racista de los adversarios que se atrevieron a levantar la mano no tanto contra civiles y soldados, sino contra el Estado divino de Israel, resultado ya de otro mal absoluto, el del Holocausto.
Como afirma Francesca Mannocchi en La Stampa el 15 de octubre:
El lenguaje deshumanizador proviene de lo más alto del liderazgo israelí, y no ahora. En 2013, Ayelet Shaked, que más tarde se convertiría en ministra de Justicia, escribió públicamente que todos los palestinos eran "el enemigo", incluidos "los ancianos, las mujeres, todas las ciudades, todos los pueblos, las propiedades y la infraestructura", con la esperanza de que las mujeres que resistieron la ocupación También fueron asesinadas para que no pudieran dar a luz "más culebras" 5 .
Aunque Yahvé no haya sido mencionado mucho en los últimos días, lo que queda en el fondo del discurso occidental y sionista es lo asimilado por el discurso sobre el pueblo elegido, hoy integrado por la arrogancia con la que Occidente, sus dignatarios y sus militares y medios de comunicación Los pretorianos se consideran los únicos custodios de la democracia, la libertad y la ley o del "bien absoluto". Un debate sobre el racismo subyacente que impregna la mentalidad occidental, que defiende la "superioridad" y el derecho a la dominación de los pueblos "salvajes", de los que, naturalmente, el texto de Sondeep Sen no salva nada.
En este libro sostengo que la presencia del Estado de Israel y la naturaleza de sus empresas en los territorios palestinos constituyen, en muchos aspectos, colonialismo de colonos. En este sentido, la situación política en la que los palestinos, en general, y una facción como Hamás, en particular, están destinados a encontrar su camino, no difiere de la de otros contextos coloniales. Generalmente, el colonialismo implica la dominación localizada y la supremacía de una entidad exógena perpetuamente capaz de "reproducirse en un entorno determinado" (L. Veracini, Settler Colonialism: A Theoretical Overview , Palgrave Macmillan, Nueva York. 2010, págs. 3-4). . Como observa Ania Loomba, el colonialismo no implica sólo la expansión de “varias potencias europeas hacia Asia, África o América”; la formación de un poder colonial también requiere la "descomposición o recomposición" de las comunidades ya existentes. Las prácticas de "descomposición o recomposición", que incluyen "comercio, saqueo, negociaciones, guerra, genocidio, esclavitud y rebeliones" (A. Loomba, Colonialism/Postcolonialism, Routledge, Londres 1998, p.2; trad. italiana de F. Neri, Colonialismo/Postcolonialismo , Meltemi, Roma 2000), también han puesto en marcha formas institucionalizadas de dominación cultural. Finalmente, el colonialismo implica la creación del “estatus” (inferior) de los colonizados en los discursos de los colonizadores […] La existencia plausible de instituciones, prácticas y discursos de dominación en Palestina me permitió establecer paralelismos entre la condición palestina y otras contextos coloniales. Sin embargo[…] el contexto del colonialismo de colonos se destaca en el sentido de que tales instituciones, prácticas y discursos de dominación no pretenden simplemente establecer y reproducir la dominación localizada de los colonizadores o exigir los recursos y el trabajo de los colonizados, sino la narrativa de El colonialismo de asentamiento también insiste en que los pueblos indígenas no existen como personas o comunidades con una identidad distinta. En Palestina, por lo tanto, los colonizados se encuentran luchando contra las instituciones, prácticas y discursos del colonialismo de colonos que, en un intento de materializar el mito de la inexistencia indígena, se esfuerza por eliminar la huella de la presencia palestina en la "Tierra Santa" ( I. Pappe, La limpieza étnica de Palestina , One World, Oxford; trad. Por L. Corbetta y A. Tradardi, La limpieza étnica de Palestina , Fazi Editore, Roma 2008) 6 .
De modo que la eliminación de la tradición y la cultura local y la segregación y eliminación física de los pueblos colonizados van de la mano con la expansión de los asentamientos "exógenos". Sucedió en África, donde los campos de concentración tomaron forma en Sudáfrica a finales del siglo XIX y se convirtieron en el modelo para todos los posteriores 7 , y sucedió en América, tanto en el Sur como en el Norte, donde hasta los años 1960 y más allá de cualquier imagen cinematográfica, su objetivo era representar a los pueblos nativos en rebelión como demoníacos e intrínsecamente salvajes y malvados. Hasta el punto de justificar el famoso lema: el único indio bueno es el muerto . Además de haber encerrado a los supervivientes en reservas que a menudo no constituían más que campos de concentración ante-litteram .
Y sin embargo, y sin embargo… sigue siendo sumamente útil utilizar el método adoptado por Frantz Fanon para distinguir claramente el mundo de los colonizadores del de los colonizados, como lo hace Somdeep Sen:
estos últimos viven en una zona pobre, hambrienta, hacinada, carente de infraestructura y de vivienda permanente, necesitados de los servicios más esenciales para una existencia digna; por otro lado, el mundo de los colonizadores se ve privilegiado por la permanencia de las calles de piedra, acero y empedrado, y sus habitantes están satisfechos y rara vez en busca de "cosas buenas" (F. Fanon, Los condenados de la tierra, Grove Press , Nueva York; traducción italiana de C. Cignetti, Los condenados de la Tierra , Einaudi, Turín 2007, p. 6). En medio de estos mundos está la estructura opresiva de los colonizadores –cuarteles y comisarías de policía– que habla el lenguaje de la violencia, vigila la zona habitada por los colonizados y garantiza que permanezca separada y distinta de la de los colonizadores. Esta distinción fanoniana es evidente en Israel-Palestina. Por ejemplo, la riqueza, la infraestructura y los privilegios materiales generales que encontré en, digamos, Tel Aviv contrastan marcadamente con la pobreza y el hacinamiento de los campos de refugiados palestinos en la ocupada Cisjordania y la Franja de Gaza. Mientras que la primera zona simboliza la estabilidad, está hecha de piedra y acero y es efectivamente la morada de los privilegiados, la última zona no se presta a una existencia digna, sus residentes se ven privados de las comodidades más básicas, como el agua potable. y electricidad, y sus vidas se caracterizan por la inestabilidad y la incertidumbre. En los confines de estos dos mundos hay pasos fronterizos y puestos de control: aquí está la estructura del ejército israelí -vehículos y gente armada- que vigila a los palestinos, atempera su espíritu rebelde y garantiza que el mundo de los colonizados no invada ese territorio. del colonizador. La violencia anticolonial palestina que responde a la brecha entre estos dos mundos (y realidades) refleja la violencia de los sectores armados en contextos coloniales (y) revolucionarios más allá de Palestina. Fanon escribe que la violencia de los colonizados debe seguir un plan de desorden y romper las infraestructuras materiales del dominio colonial (Fanon 2007, p. 3). Aunque la violencia de Hamás es materialmente incapaz de realizar este plan fanoniano, [...] pretende interrumpir el dominio colonial de Israel sobre los territorios palestinos con la esperanza de hacer cada vez más difícil su mantenimiento 8 .
El 7 de octubre hizo añicos las certezas de dominación y, muy probablemente, los civiles de Gaza y quizás no sólo ellos, estén destinados a pagar duramente no tanto por las matanzas y la violencia ocurridas en los kibutzim y otros lugares de Israel, sino por la humillación. sufrido por el Shin Bet, el Mossad, las FDI, Tsahal y Zro'a Ha-Yabasha (el brazo terrenal), que tendrán que ser lavados con sangre. Considerando todo, la masacre de Wounded Knee de un grupo de Lakota Sioux en 1890 todavía trajo consigo la venganza por la derrota sufrida por Custer en Little Big Horn en 1876.
Como afirma además el autor «al ser ésta la “circunstancia” política en la que opera Hamás, es “fácil” establecer el carácter anticolonial de su lucha armada» 9 y precisamente por esta razón toda acción e iniciativa militar debe quedar relegada a juicio de acto puro y simple de terrorismo y barbarie. Aunque esto último ciertamente ha aparecido en las últimas acciones, especialmente contra los kibutzim más aislados y el festival musical, esto no es suficiente para borrar las responsabilidades de los colonizadores y del actual gobierno de Netanyahu, a menudo también destacadas por periódicos israelíes como Haaretz. , al haber apoyado y alentado repetidamente la violación de todos los acuerdos anteriores por parte de los colonos en la ocupación de nuevas tierras ya atribuidas al "Estado palestino", especialmente en Cisjordania y en los enclaves árabes de Israel. Situación política agravada por la arrogancia con la que no hizo caso, antes del 7 de octubre, de las advertencias lanzadas por los servicios egipcios y estadounidenses sobre una posible e inminente acción palestina procedente de Gaza 10 .
Así como la falsa compasión de los organismos internacionales, de los Estados europeos y de los Estados Unidos parece hipócrita y cínica por un asedio que no hace más que amplificar el continuo al que de hecho ha sido sometida la Franja desde su falsa independencia con motivo de su abandono por Tropas israelíes y eliminación de los asentamientos de colonos que tuvo lugar a instancias de Ariel Sharon 11 . “Pietas” dictadas más por el miedo a una expansión del conflicto a un nivel regional o incluso global para el que Occidente no se siente preparado; si bien, muy probablemente, lo que está frenando la entrada de tropas israelíes en la franja, más que el temor por la suerte de los rehenes o las preocupaciones humanitarias por la población palestina planteadas internacionalmente, es el auténtico laberinto de ruinas y túneles subterráneos que pueden hacer La acción militar es arriesgada y costosa desde el punto de vista de las pérdidas 12 .
El incumplimiento de los acuerdos de Oslo y la violación de las fronteras de los "guetos" mediante la reducción de la superficie y las propiedades en manos de los palestinos constituye, sin embargo, no sólo un elemento más de opresión y conflicto, sino también la principal contradicción con las que cuenta Hamás en su gestión política territorial, que debe pretender la existencia de un Estado poscolonial, es decir, ya liberado, ante una situación que, gracias a los controles de Israel en todas sus fronteras y en los suministros de agua, electricidad , alimentos, petróleo, medicinas, etc., sigue siendo, de hecho, todavía colonial. Un hecho que debilita cualquier autoridad llamada a gobernar los territorios por una serie de razones que el estudioso de origen indio explica de esta manera:
Por poscolonialismo me refiero a la naturaleza específica del gobierno pseudoestatal de Hamás, mientras sigo argumentando que la Autoridad Palestina manifiesta las patologías del Estado poscolonial. Joel Migdal ( Strong Societies and Weak States: State-Society Relations and State Capabilities in the Third World , Princeton University Press, Princeton (NJ) 1988) cree que el Estado poscolonial, como nuevo participante en el sistema internacional, se ve socavado por “ fuerzas centrífugas”: ya sea una población que no reconoce la autoridad estatal, centros de poder alternativos que cuestionan a la élite política y las instituciones en la capital nacional, o una territorialidad que es disputada o demasiado grande para mapearla y controlarla, estas fuerzas desafían la capacidad del Estado poscolonial para garantizar su reconocibilidad y legitimidad en todo su panorama demográfico.
[…] Por lo tanto, para el Estado poscolonial que opera bajo dominio colonial – al igual que su contraparte en el período poscolonización – es imperativo ejercer continuamente su autoridad para hacerse visible ante los ciudadanos (apátridas). En realidad, el Estado poscolonial, ya sea que opere antes o después de la retirada de los colonizadores, contrasta marcadamente con su homólogo europeo, que disfruta de una existencia establecida al haberse integrado en las vidas de sus ciudadanos y hecho su presencia, al igual que los ríos. y montañas, tan naturales como la naturaleza misma (Migadl 1988, pp. 15-16) 13 .
Una situación vivida y aceptada por la Autoridad Nacional Palestina que, sin embargo, para satisfacción occidental e israelí, ha evaporado cualquier hipótesis de lucha armada por la liberación y la independencia de sus programas o al menos de los de Abu Mazen, que también se mantiene inamovible y silencioso en estas dramáticas circunstancias, pero que sigue gobernando Cisjordania, posponiendo durante algún tiempo las elecciones políticas normales, consciente de que en el enfrentamiento electoral de hoy Hamás no tendría rivales gracias a la corrupción que caracteriza desde hace tiempo a la administración de la Líder octogenario y su partido.
Según Fanon, ante una existencia tan fracturada de los colonizados, la violencia anticolonial no debe limitarse a la destrucción, sino que también debe ser una fuerza creativa que restaure las partes fracturadas de la identidad de los colonizados y garantice que emerjan como contenidas. en su carácter indígena histórico. Al reconocer que la violencia anticolonial es capaz de fortalecer la autopercepción del colonizado, Fanon reitera que a través de la violencia de la descolonización la nueva persona descolonizada, deshumanizada bajo la colonización, recupera su humanidad. En este sentido, según Fanon, la descolonización violenta es un proceso formativo, ya que elimina el complejo de inferioridad de los colonizados, construye conciencia colectiva y los orienta hacia una causa nacional común (Fanon 2007, p. 50). Mi tesis aquí es que la naturaleza anticolonial de la violencia de Hamás también abarca esta táctica totalizadora. [Por lo tanto] Creo que la violencia de Hamás encarna la capacidad fanoniana de reconstituir la humanidad de los colonizados y crear un sentido de identidad nacional. Esto significa que los actos de violencia anticolonial por parte de los colonizados, y las pérdidas materiales y humanas que a menudo siguen, rara vez permanecen en el nivel experiencial individual de euforia o tragedia; más bien, una vez que los individuos cometen actos de violencia o sufren las repercusiones de encuentros violentos con colonizadores, trascienden la esfera pública y la comunidad reclama su membresía en la causa nacional. En consecuencia, la violencia se convierte en un acto de violencia palestina, la tragedia se convierte en la tragedia palestina y la lucha armada se convierte en una herramienta para totalizar la comunidad de la nación en el camino de la causa nacional, a pesar de la afirmación de los colonos israelíes de que Palestina y los palestinos , en realidad, no existen 14 .
El Estado palestino, como se plantea como hipótesis en los acuerdos de Oslo, es, por tanto, una ficción que tanto Hamás como la Autoridad Palestina deben afrontar, como ya se ha dicho anteriormente, aunque desde perspectivas diferentes.
Los Acuerdos de Oslo iniciaron e incentivaron la poscolonialidad, alentando a las facciones palestinas a abstenerse de conductas políticas anticoloniales y, en cambio, a operar como si los colonizadores ya se hubieran retirado. Esta poscolonialidad se concentra a nivel institucional en la Autoridad Palestina, que se presenta exactamente como el Estado poscolonial de Palestina al decidir sobre la vida política, económica, social y cultural de los palestinos, a pesar del Estado "real".
de Palestina está lejos de realizarse. [Pero] creo que Hamás hace malabarismos con su doble papel: como movimiento de resistencia armada, Hamás ejemplifica la reacción a lo que los acuerdos no lograron, es decir, establecer el Estado soberano de Palestina y desmantelar el dominio colonial sionista; pero, como gobierno de Gaza, también encarna la poscolonialidad, como lo indican los acuerdos de Oslo, haciéndose pasar por un Estado poscolonial y gobernando la vida y la política en los territorios palestinos aún colonizados 15 .
Como afirma además el autor, no es sólo la religión, como se quiere hacer creer en Occidente, lo que caracteriza a Hamás, incluso si esto representa un aspecto que está lejos de ser irrelevante en la política de identidad del movimiento; después de todo, el nombre Hamas es un acrónimo de Haraket al-Muqāwamah al-'Islāmiyyah, o Movimiento de Resistencia Islámica . Una respuesta identitaria a menudo suscitada por el racismo comentado anteriormente, sin olvidar la definición que Marx dio del mismo como "suspiro de los oprimidos" en la introducción a su Crítica de la filosofía del derecho de Hegel 16 publicada en los Anales franco - alemanes en 1844 . .
De hecho, toda la Franja de Gaza se convirtió en un lugar de contradicciones cuando Hamas adoptó un modo dual de existencia después de su histórica victoria en las elecciones al Consejo Legislativo Palestino en 2006. Tras el triunfo inequívoco de la facción islámica, Fatah se negó a participar en la Gobierno de Hamás, que durante la batalla de Gaza de 2007 consolidó el gobierno de la Franja, al mismo tiempo que seguía participando en la resistencia armada 17 . De esta manera, Hamás oscilaba entre imágenes del Estado poscolonial y del movimiento anticolonial: como gobierno de la Franja de Gaza representaba una autoridad civil que se hacía pasar por un futuro Estado palestino, pero al continuar participando en la lucha armada también reconocía el hecho de que Palestina estaba lejos de ser liberada.
Los representantes de Hamás que conocí en la Franja de Gaza encarnaban regularmente esta imagen dual en sus personalidades públicas. En nuestra reunión en el Ministerio de Asuntos Exteriores, el Viceministro de Asuntos Exteriores, Ghazi Hamad, parecía un representante estatal: con su traje, de espaldas a los emblemas pseudoestatales de la Autoridad Palestina, y junto a la bandera palestina, evocaba más la figura de un burócrata que de un fedayín (luchador de la resistencia armada) envuelto en una keffiyeh, o de uno de los combatientes de al-Qassam que había imaginado al leer sobre la resistencia palestina 18 . Sin embargo, a pesar de su parecido con un burócrata, también recurrió rápidamente al vocabulario de la lucha de liberación. Cuando le pedí que reflexionara sobre el futuro de Hamás como organización, afirmó: “En primer lugar, tenemos que liberar el territorio. Antes de hacer cualquier otra cosa, debemos crear un programa político claro de liberación y utilizarlo para adquirir un Estado palestino” 19 .
Este último sigue siendo el problema subyacente que, tanto con los acuerdos de Oslo como con las masacres y la represión, Israel y sus aliados occidentales, con el consentimiento silencioso de muchas burguesías árabes, no han logrado eliminar. Hic Rhodus hic salta , éste sigue siendo el dilema que, en lugar de haber sido eliminado, se ha vuelto crucial en este momento de desorden mundial y de tendencia hacia la guerra generalizada, mientras que hay que reiterar una vez más que la entrada de tropas israelíes en Gaza podría resultar una verdadera amenaza. pesadilla 20 . Para comprender esto plenamente y comprender algunos aspectos del auténtico “estancamiento mexicano” en el que han terminado los principales actores regionales e internacionales, el trabajo de investigación de Somdeep Sen sigue siendo de fundamental importancia.
Nota
Somdeep Sen, Descolonizando Palestina. Hamás entre el anticolonialismo y el poscolonialismo , Meltemi editore, Milán 2023, p. 13
Basta pensar en las quejas fáciles sobre la falta de futuro de los jóvenes occidentales debido a la crisis medioambiental que tantas veces ventilan Greta Thunberg y sus seguidores.
Más allá de que no hay nada que reclamar de una doble entrada que tenga en cuenta las muertes de civiles, las violaciones o la violencia contra los niños de ambos lados, lo que hay que subrayar es la duplicidad de los discursos de los gobiernos, como el que actualmente está en el poder en Italia. que después de haber criminalizado las raves por razones de consenso electoral, al no tener mucho más que prometer a sus electores, han derramado auténticas lágrimas de cocodrilo sobre los jóvenes fallecidos o secuestrados en el desierto. Una vez más para demonizar al oponente y su ser "maldad absoluta".
Somdeeo Sen, op. cit., segundo capítulo: La eliminación de Palestina por el colonialismo de colonos , págs. 41-42.
F. Mannocchi, Israel, la deshumanización del enemigo , La Stampa, 15 de octubre de 2023
Somdeep Sen, op. cit., págs. 21-22
AJ Kaminski, Los campos de concentración desde 1896 hasta la actualidad. Historia, funciones, tipología , Bollati Boringhieri Editore, Turín 1997
Somdeep Sen, op. cit., págs. 22-23
Ibíd., pág. 22
ver D. Frattini, El país le da la espalda a Netanyahu. “Vuelve a casa después de la guerra” , Corriere della sera, 14 de octubre de 2023
El desmantelamiento de la presencia civil y militar israelí dentro de Gaza se basó en el plan de retirada, presentado por primera vez en 2003 por el Primer Ministro israelí Ariel Sharon, durante la Conferencia de Herzliya, que también incluía planes para evacuar cuatro asentamientos en Cisjordania. El plan fue aprobado inicialmente por el gobierno israelí en junio de 2004 y luego por la Knesset en octubre del mismo año. En agosto de 2005 se finalizó e implementó el plan de retiro. Los colonos israelíes evacuados de la Franja de Gaza y Cisjordania fueron compensados en virtud de la Ley sobre Procedimientos de Compensación aprobada por el Knesset en febrero de 2005. Dado que, en aquel momento, los colonos israelíes representaban una pequeña minoría en la Franja de Gaza, esta retirada fue presentada por el Primer Ministro Ministro Sharon como una forma de “preservar la mayoría judía” en el Estado de Israel. Sin embargo, a pesar de la retirada unilateral oficial de la Franja de Gaza, las autoridades israelíes han mantenido el control sobre las fronteras de Gaza por aire, tierra y mar, y no menos importante a través del actual asedio del enclave costero.
“El objetivo de erradicar completamente a Hamas es extremadamente ambicioso y difícil de lograr”, dice al Huffpost el director del Programa de Defensa del IAI, Alessandro Marrone, analizando los aspectos tácticos de la operación de guerra. Hablar de Gaza equivale a hablar de Hamás y viceversa, porque el grupo islámico controla política y militarmente la Franja. "Ha cambiado su geografía, construyendo túneles, laboratorios, rutas de escape, depósitos, trampas y vigías que pueden hacer muy difícil identificar y atacar a los milicianos". La red de metro es tan densa que la llaman Metro de Gaza. El conocimiento del territorio es, por tanto, el arma extra de los fundamentalistas, dado que "su capacidad militar se fusiona con la planificación urbana civil". Lo que conduciría a un problema mayor si se ordenara la entrada de las FDI. “Hay algunos sitios identificados como centros de mando, pero no hay cuarteles, por ejemplo”. Así que iremos casa por casa, aumentando el riesgo de involucrar a civiles.
“Israel tiene superioridad aérea y en los últimos días ha lanzado más de 6.000 bombas y alcanzado más de 3.800 objetivos”, continúa Marrone. "Pero no es una acción decisiva y necesitamos ver si ha abierto el camino para la operación terrestre". La última vez que las tropas israelíes llevaron a cabo uno en el corazón de la Franja de Gaza fue en 2008, con la Operación Plomo Fundido, utilizando fuerzas especiales, artillería, drones y, por supuesto, aviones. Ahora, sin embargo, "Gaza está más intrínsecamente ligada a Hamás", precisa el analista, que espera "una operación mucho mayor que la de hace quince años, debido al atentado sufrido" el 7 de octubre. Si en su momento fueron casi treinta días, esta vez la predicción casi unánime es que serán mucho más largos. “No sabemos cuánto, pero será. La forma en que se construye Gaza es algo que lleva mucho tiempo incluso para una potencia militar como Israel". Con una consecuencia bastante obvia: “Cuanto más dure, más víctimas habrá, más podrá Hamás radicalizar al mundo árabe contra Israel. Por el contrario, para Israel, cuanto más largo sea, más pondrá a prueba a la opinión pública occidental” en L. Santucci, Un riesgo extremo. Israel listo para invadir el “metro de Gaza” , Huffington Post, 13 de octubre de 2023. Somdeep Sen, op. cit., págs. 28-30
Ibíd., págs. 25-26
Ibíd., págs. 36-37
“La pobreza religiosa es a la vez la expresión de la pobreza real y la protesta contra la pobreza real. La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el sentimiento de un mundo sin corazón, así como es el espíritu de una condición sin espíritu. Es el opio del pueblo. Eliminar la religión como felicidad ilusoria del pueblo significa exigir su felicidad real. La necesidad de abandonar las ilusiones sobre la propia condición es la necesidad de abandonar una condición que necesita ilusiones."
La Batalla de Gaza se refiere al conflicto armado entre Hamas y Fatah ocurrido entre el 10 y el 15 de junio de 2007. Las circunstancias que llevaron a este conflicto se originaron dentro de las reglas impuestas a la política palestina por los Acuerdos de Oslo.
Las Brigadas Izz ad-Din al-Qassam son el ala militar de Hamás. Somdeep Sen, op. cit., pág. dieciséis.
“Se trata de la entrada de unos 300.000 hombres en una zona restringida cubierta por la gran destrucción que el propio Israel ha causado con los bombardeos aéreos de las últimas horas, repleta de "enemigos" que tienen a sus propios rehenes en sus manos. En definitiva, una pesadilla, como también dice el ejército israelí, que llega a este acontecimiento mellado en su reputación por haber sufrido la vergüenza del ataque inesperado de Hamas.”, L. Annunziata, La utopía de una coalición mundial en Gaza, en El momento más difícil la idea de volver a subir , La Stampa, 14 de octubre de 2023.
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Fuente:
