Un fósil descubierto en Kenia podría ser el primer rastro de canibalismo prehistórico, aunque esta posibilidad suscita dudas en la comunidad científica
Redacción T21
Nueve marcas identificadas como de corte (números 1 a 4 y 7 a 11) y dos identificadas como marcas de dientes (marcas números 5 y 6). Escala = 1 cm. JENNIFER CLARK.
Un fósil de la pierna de un homínido de 1,45 millones de años de antigüedad presenta evidencia previamente no reconocida de nuestros antiguos parientes evolutivos descuartizándose y posiblemente devorándose unos a otros, afirma un nuevo estudio.
Los científicos del Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian han identificado la evidencia más antigua y concluyente de que los parientes evolutivos cercanos de los humanos se descuartizaban y probablemente se devoraban unos a otros, aunque esta interpretación ha sembrado dudas en la comunidad científica.
En un nuevo estudio publicado en Scientific Reports, la paleoantropóloga del Museo Nacional de Historia Natural, Briana Pobiner, y sus coautores describen nueve marcas de corte en un hueso de la espinilla izquierda de un pariente de Homo sapiens descubierto en el norte de Kenia.
El análisis de modelos 3D de la superficie del fósil reveló que las marcas de corte eran idénticas al daño infligido por herramientas de piedra. Este es el caso más antiguo conocido de este comportamiento con un alto grado de confianza y especificidad, destacan los investigadores.
¿Qué nos dice el fósil?
Pobiner se encontró por primera vez con la tibia fosilizada, o hueso de la espinilla, en las colecciones del Museo Nacional de Nairobi de los Museos Nacionales de Kenia mientras buscaba pistas sobre qué depredadores prehistóricos podrían haber estado cazando y comiendo a los antiguos parientes de los humanos. Con una lupa de mano, Pobiner examinó la tibia en busca de marcas de mordedura de bestias extintas cuando en su lugar notó lo que le pareció inmediatamente evidencia de carnicería.
Para averiguar si lo que estaba viendo en la superficie de este fósil eran realmente marcas de corte, Pobiner envió moldes de los cortes -hechos con el mismo material que usan los dentistas para crear impresiones de los dientes- al coautor Michael Pante, de la Universidad Estatal de Colorado. No le proporcionó a Pante ningún detalle sobre lo que le estaba enviando, simplemente le pidió que analizara las marcas en los moldes y le dijera qué las había hecho.
Identificación positiva
Pante creó escaneos 3D de los moldes y comparó la forma de las marcas con una base de datos de 898 marcas individuales de dientes, carnicería y pisoteo creadas a través de experimentos controlados. El análisis identificó positivamente nueve de las 11 marcas como coincidencias claras con el tipo de daño infligido por herramientas de piedra. Las otras dos marcas eran probablemente mordeduras de un gran felino, siendo el león la coincidencia más cercana.
Según Pobiner, las marcas de mordedura podrían haber sido causadas por uno de los tres tipos diferentes de tigres dientes de sable que merodeaban por el paisaje en la época en que el dueño de este hueso estaba vivo.
Por sí solas, las marcas de corte no prueban que el pariente humano que las infligió también se comiera la pierna, pero Pobiner dijo que este parece ser el escenario más probable.
¿Qué implica este hallazgo?
"La información que tenemos nos dice que los homininos probablemente se comían a otros homininos al menos hace 1.45 millones de años", explica Pobiner en un comunicado. "Hay numerosos ejemplos de especies del árbol evolutivo humano consumiéndose unas a otras por nutrición, pero este fósil sugiere que los parientes de nuestra especie se comían unos a otros para sobrevivir mucho antes de lo que reconocíamos".
El fósil pertenece a una especie llamada Homo erectus o Paranthropus boisei, ambas parientes cercanos pero no directos del Homo sapiens. Estas especies vivieron durante el Pleistoceno temprano, una época en la que el clima era más frío y seco que el actual, y en la que los recursos alimenticios eran escasos. El canibalismo podría haber sido una forma de obtener proteínas y calorías adicionales, o una estrategia de supervivencia en tiempos de hambruna.
El canibalismo no es exclusivo de los humanos y sus parientes evolutivos. Se ha observado en muchas otras especies animales, tanto en la naturaleza como en cautiverio. Algunas especies se comen a sus propios hijos, a sus parejas o a otros miembros de su grupo social. Otras especies se comen a sus competidores o a sus presas. Los motivos del canibalismo pueden ser diversos, desde la nutrición hasta el control de la población, pasando por el estrés o el ritual.
¿Qué nos dice esto sobre la evolución humana?
Este hallazgo amplía nuestro conocimiento sobre el comportamiento alimentario de los antepasados y parientes de los humanos modernos. Nos muestra que el canibalismo era una práctica más antigua y extendida de lo que se pensaba, y que podría haber tenido un papel importante en la supervivencia y adaptación de nuestras especies relacionadas.
También nos recuerda que los humanos somos parte de la naturaleza, y que hemos evolucionado en un entorno cambiante y desafiante. Nuestros parientes evolutivos tuvieron que hacer frente a situaciones difíciles, y utilizaron las herramientas y habilidades que tenían a su disposición para obtener alimento, refugio y seguridad.
¿Qué nos hace humanos?
El estudio del canibalismo entre los parientes evolutivos de los humanos nos ayuda a comprender mejor nuestra propia historia, y también a reflexionar sobre nuestra ética y valores actuales.
¿Qué nos hace humanos? ¿Qué nos diferencia de otros animales? ¿Qué nos une como especie? Estas son algunas de las preguntas que podemos plantearnos al conocer este fascinante descubrimiento.
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Referencias
Early Pleistocene cut marked hominin fossil from Koobi Fora, Kenya. Briana Pobiner et al. Scientific Reports, volume 13, Article number: 9896 (2023). DOI:https://doi.org/10.1038/s41598-023-35702-7
Milestones in Human Evolution. Smithsonian Institution. National Museum of Natural History (2010)