Al capital le encanta ser el alma de la fiesta cuando la cosa está buena, pero huye despavorido en cuanto suenan
notas de cansancio
Una política para la transformación del país requiere considerar el regreso de los capitales invertidos en el extranjero, pero a fin de colocarlos en una perspectiva bajo la cual los excedentes generados por las clases trabajadoras resulten provechosos a todos los sectores de la clase popular
Por Edgar Fernández |
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Hace apenas unos días resaltamos que el gran capital había rapado más 350 billones de pesos del fondo pensional de los trabajadores y que de éstos mantenían 156 billones en el extranjeroi, es decir cerca de 32.500 millones de dólares, lo que viene a ser tres veces la fortuna pública de Luis Carlos Sarmiento en 2022. Esta denuncia cobra relevancia por la nueva, aunque muy anunciada, crisis del capitalismo, debido al riesgo de que esos recursos se deprecien, razón por la cual el Presidente ha pedido el retorno al país de los dinerosii. No obstante, la Superfinanciera ha desestimado esa inseguridad porque a su juicio los recursos en el extranjero no están invertidos en carteras de riesgoiii, soslayando la desvalorización que ya se sucede ante la caída en las tasas de retorno y develándose claramente como instrumento del gran capital.
De cualquier forma, lo que está saliendo a flote es la manera contradictoria y engañosa mediante la cual se ha dirigido al país. Para comprenderla, hay que tener presente la “disciplina de garrote” impuesta mediante: bajísimos salarios, recortes en gasto social y reducciones en los impuestos al capital.
Esta política había sido justificada como necesaria para que el capital extranjero arribara y bendijera con su acción al país. Sin embargo, contrariamente los recursos no han dejado de salir bajo las formas de: inversiones de capital “nacional” en el extranjero, ganancias del capital extranjero -las que sumadas superan las entradas- y fuga de capital al exterior.
Por eso a los 32 mil millones de dólares hay que sumar tanto los más de 52 mil millones en cuentas en el exterior y propiedad de colombianos, como las millonarias inversiones de los grandes grupos en otros países del continente (Bavaria, Nutresa, Argos, Panamericana…), fuga de capital resumida como “latinización” del capital colombiano, y que ha sido exaltada como su gran logro.
Frente a tal situación, la pregunta obvia es ¿Por qué esos recursos, que tanto faltan al interior del país, terminan en el extranjero?
La respuesta inmediata es que la tasa de ganancia interna resulta inferior a la que el capital puede obtener en el extranjero. Pero esto sucede porque en forma comparativa las condiciones de producción internas son menos dinámicas que las del exterior, a pesar de la alargada depresión del capitalismo mundial desde mediados de los setenta. Esta situación la constatan los resultados macroeconómicos en el país, que desde mediados de los setenta presentan una tendencia descendente, que no se modificó aún con el ciclo de recuperación de 2002-2014iv.
Por tanto, antes que el reino de las oportunidades y la prosperidad, la disciplina del garrote lo que ha traído es una larga reversión de las condiciones de producción ante lo cual el capital prefiere el escape, respuesta que sólo agudiza esa tendencia, y alienta aún más la salida de capital, creando un círculo vicioso.
Por así decirlo, al capital le encanta ser el alma de la fiesta cuando la cosa está buena, pero huye despavorido en cuanto suenan notas de cansancio. De este modo, las políticas de libre comercio han sido muy útiles para favorecer la salida de recursos, facilitando que los grandes grupos económicos ajusten sus portafolios de ganancias, sin importar su entorno. De ahí que la salida de capital se suceda mientras en el país reina la baja inversión -en su mayoría rentista y especulativa-, el trabajo precarizado, el desempleo, y con ellos los altos índices de pobreza y violencia.
Por todo lo anterior, una política para la transformación del país requiere considerar el regreso de los capitales invertidos en el extranjero, pero a fin de colocarlos en una perspectiva bajo la cual los excedentes generados por las clases trabajadoras resulten provechosos a todos los sectores de la clase popular. Esto es, utilizándolos para apalancar una Economía de Fondos Públicos, antes que continúen quedando como beneficios que sólo engordan a la perniciosa, y cada vez más parasitaria, clase burguesa.
Notas:
ii “Petro pide a AFP traer inversiones a Colombia tras caídas en bolsas por cierre de SVB”, diario La república, 14-03-22
iii “Colapso de SVB no tendrá un impacto significativo en sistema financiero colombiano” diario La república, 14-03-22
iv “Industria y empleo en Colombia” https://www.centropraxis.co/_files/ugd/ce68dd_a950638c4d47488e928a7a48d5fa47ef.pdf y “Ciclos económicos, inversión y rentabilidad del capital en Colombia: un análisis de series de tiempo”. Duque García, Carlos Alberto (2022).
Edgar Fernández. Centro de Pensamiento y Teoría Praxis.