DOSSIER:
1. Lula gana las elecciones en un Brasil dividido
2. Lula, el 'renacido' político que asume el reto de cerrar brechas en un Brasil de alta tensión
3. Unidad, lucha contra el hambre y "más democracia": las claves del discurso de Lula tras ganar en Brasil
4. Lula gana por un estrecho margen el polarizado balotaje en Brasil
5. Lula derrotó a Bolsonaro en la campaña más larga y tensa de Brasil
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1. Lula gana las elecciones en un Brasil dividido
El líder histórico del Partido de los Trabajadores vence en una elección muy ajustada al ultraderechista Bolsonaro.
Lula da Silva ofrece un discurso este domingo en Sao Paulo tras ganar las elecciones de Brasil. — EFE
SAO PAULO (BRASIL)
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Luiz Inácio Lula da Silva es el nuevo presidente de Brasil. La noticia se confirmó al finalizar la noche de un domingo de segunda vuelta marcada por una inmensa tensión. Los resultados, al igual que en la primera vuelta, tardaron en mostrar la victoria sobre Jair Bolsonaro de Lula, quien pasó a encabezar con el 67,7% de los votos. A partir de ahí la tensión se mantuvo hasta el último momento debido a unos resultados nuevamente más ajustados de lo que anticipaban las encuestas. El dato final indicó un 50,88% contra un 49,12%, menos de dos puntos de diferencia. Unos minutos antes de las 00.00h Lula tuiteó una imagen de la bandera nacional con su mano y la palabra "democracia".
La forma en la cual se vivieron los resultados en Brasil fue de infarto. Los seguidores del líder histórico del Partido de los Trabajadores (PT) comenzaron a festejar desde el cierre de las urnas con los primeros bocinazos, vuvuzelas, "fora Bolsonaro", "ole ola Lula· y petardos en la ciudad de Sao Paulo. El ánimo optimista dentro de la campaña durante los últimos días, así como la necesidad de dar fin a los cuatro años de mandato de Bolsonaro, explicaron la pronta movilización de los lulistas, con el rojo característico de su campaña, frente al verde y amarillo brasileño de la campaña del actual mandatario.
La dimensión de lo que estaba en juego pudo verse en un dato a contracorriente de las tendencias: la abstención, a diferencia de lo que sucede habitualmente, disminuyó y pasó de 20,59% a 20,56%. Una de las explicaciones de ese número fue que se trató del enfrentamiento entre dos antagonismos políticos que movilizaron a numerosos ciudadanos tanto en respaldo del proyecto propio como en rechazo o miedo al del contrincante. Otra razón de la participación estuvo en la gratuidad del transporte en la mayoría de los estados, que facilitó la movilización hacia los centros de votación.
Eso último estuvo, sin embargo, enfrentado al accionar de la Policía Vial Nacional, que realizó más de 500 operativos para retrasar el transporte. Esas acciones afectaron doblemente a los votantes de Lula por recaer sobre los sectores populares donde el expresidente tiene mayoría, y realizarse centralmente en la región del nordeste donde el dirigente del PT tiene una parte central de su electorado. ¿Cuánto afectó efectivamente a la hora de la totalización de votos? El número resulta incierto, pero la acción evidenció el tipo de prácticas antidemocráticas que puede usar el bolsonarismo.
Un país dividido
La alegría por la victoria de Lula se vio enfrentada al buen desempeño del presidente. Esa misma sensación había recorrido al lulismo después de la primera vuelta. La segunda vuelta volvió a evidenciar que Bolsonaro, lejos de ser un mandatario en retirada y sin apoyo, es un líder popular de extrema derecha que está al frente de la conducción de la derecha brasileña y tiene competitividad electoral, tanto en la presidencia como en las gobernaciones y en el poder legislativo, donde logró la mayoría en la primera vuelta.
Los resultados de este domingo 30 de octubre le dieron, por ejemplo, la victoria de Tarcisio de Freitas quien enfrentaba a Fernando Haddad para la gobernación del estado estratégico y siempre esquivo al PT de Sao Paulo. Tarcisio ganó a través del partido Republicanos, relacionado con la Iglesia Universal del Reino de Dios, una de las principales estructuras del evangelismo que demostró, una vez más, tener un peso importante en la sociedad, con cerca del 32%, y en las elecciones. Sao Paulo será entonces gobernada por la derecha aliada a Bolsonaro y el evangelismo.
Esa fotografía dio cuenta de un Brasil partido, no solamente en términos de colores de campaña, sino en el orden de las ideas, los modelos políticos, el imaginario nacional. El enfrentamiento entre Lula y Bolsonaro vehiculizó un antagonismo histórico brasileño, entre una propuesta autoritaria, conservadora, sintetizada en el "Dios, patria y familia" de Bolsonaro, y una idea de país democrático y popular, representativo del Brasil diverso y multicolor representado por Lula. Ambos modelos tienen arraigo profundo en el país.
La partición brasilera se vio acrecentada por las lógicas de enfrentamiento de este siglo XXI, y en particular a través de uno de los instrumentos predilectos de las extremas derechas: el uso de noticias falsas. La maquinaria de Bolsonaro envió un promedio, según una investigación de la Universidad Federal de Río de Janeiro, de 311.500 mensajes falsos al día, una escala industrial de mentira. Esa ingeniería golpeó a Lula al acusarlo de corrupto o de oponerse al evangelismo y querer cerrar templos. Una parte de quienes apoyaron a Bolsonaro en las urnas votaron contra Lula y ese imaginario construido tras años de noticias falsas.
Los días por venir
Lula estaba por salir de la cárcel de Curitiba hace tres años producto de lo que se demostró ser una persecución judicial. Ahora es el nuevo presidente electo, por tercera vez, que comenzará el mandato tras los dos meses de transición que se anuncian difíciles: Bolsonaro parece imaginar una retirada trumpista, con crisis para mantener su caudal de seguidores más duros y proyectar un regreso. El actual mandatario lo insinuó en varias oportunidades y es probable que apele al método de construcción de crisis que le fue fructífero durante su mandato y puso crónicamente al país al filo.
Luego vendrá lo siguiente, tal vez lo más difícil después del regreso épico: gobernar y transformar un Brasil dividido, con necesidad de respuestas materiales y políticas que den respuestas a las grandes expectativas depositadas en su regreso. Lula estará al frente de un gobierno seguramente conformado por la amplitud de quienes lo acompañaron en esta segunda vuelta, desde la izquierda hasta la centro-derecha como su vicepresidente Gerardo Alckim, o Simone Tebet, quien salió tercera en la primera vuelta y le dio activamente su apoyo para esta segunda y definitoria contienda.
Por el momento, la mayoría brasileña festeja con un grito que es un descargo tras cuatro años de un gobierno que disparó sobre la democracia y tuvo una de las peores gestiones ante la pandemia. Todavía quedan varias declaraciones por conocerse hasta que se asiente la victoria que muchos esperaban en América Latina y en el mundo.
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Fuente:
2. Lula, el 'renacido' político que asume el reto de cerrar brechas en un Brasil de alta tensión
Marta Miera
El patriarca de la izquierda recibirá un país extremamente fracturado, con una situación económica delicada y un Congreso derechizado.
El candidato presidencial del PT, Luiz Inácio Lula da SilvaAndre Penner / AP
Luiz Inácio Lula da Silva, de 77 años recién cumplidos, ha vuelto a demostrar su capacidad para sobreponerse a los grandes reveses de la vida. Este domingo ha ganado la segunda vuelta de los comicios de Brasil y se ha convertido en el primer brasileño en ser elegido tres veces presidente de la República.
Cuando el próximo 1 de enero reciba la banda presidencial de manos del actual mandatario, Jair Bolsonaro, Lula empezará a escribir un nuevo capítulo en su dilatada trayectoria, que le llevó desde una infancia marcada por la pobreza a ser el primer obrero en ocupar la primera magistratura de Brasil y a convertirse en uno de los políticos más relevantes del planeta.
El examandatario de EE.UU. Barack Obama se refirió a él como "el hombre" y destacó "su don para conectar con el pueblo", mientras que el exprimer ministro británico Tony Blair llegó a calificarlo como "uno de los más excepcionales líderes de la era moderna".
Luiz Inácio Lula da Silva ejerce su voto en Sao Bernardo do Campo. 02 de octubre de 2022.Fotoarena / Legion-Media"Y yo, que durante tantas veces fui acusado de no tener un título universitario, consigo mi primer diploma, el título de presidente de la República de mi país", dijo al asumir la presidencia en 2003.
Pero el Brasil que recogió Lula entonces nada tiene que ver con el que recibirá de Bolsonaro, cuyo mandato de cuatro años deja una sociedad extremamente fracturada, y un contexto económico y social lastrado por la inflación y el disparado gasto público. Además, para sacar su programa adelante deberá negociar con el Congreso más derechizado y conservador salido de estas elecciones.
Carrera meteórica
Séptimo hijo de Arístides y Lindu, una pareja de campesinos analfabetos, Lula nació el 27 de octubre de 1945 en una zona pobre y semiárida del interior del nordestino estado de Pernambuco. Antes de que él naciese, su padre emigró al estado de Sao Paulo. Siete años después, su madre viajó junto a sus hijos a Santos, en el litoral de Sao Paulo, para reunirse con su esposo, a quien terminaría abandonando por su carácter violento.
"Si existen dos personas absolutamente fundamentales para que yo llegara a ser el metalúrgico, el dirigente sindical y el presidente de la República que fui, esas dos personas fueron doña Lindu, mi madre, y Marisa, la madre de mis hijos. Dos mujeres luchadoras que tenían en común fuerza y fortaleza", comentó en una ocasión.
Lula trabajó desde los ocho años como vendedor ambulante y lustrabotas. A los 15 años, hizo un curso para tornero mecánico y después empezó a trabajar en una metalúrgica. Esa época de obrero le dejaría recuerdo imborrable, cuando a los 17 años un torno mecánico de la fábrica de producción de tornillos en la que trabajaba le aplastó el dedo meñique de su mano izquierda y tuvieron que amputárselo.
En la biografia escrita por Fernando Morais, Lula explicó que utilizó parta de la indemnización para amueblar pagando al contado toda la cocina de su madre. "Un armario, una mesa y cuatro sillas de fórmica, un material que estaba de moda", relató.
Maliciosamente, Bolsonaro se ha referido a él en esta campaña como "nuevededos".
Su carrera fue meteórica. Tras sus contactos con el movimiento sindical, en 1979, asumió el cargo de primer secretario del Sindicato Metalúrgico de Sao Bernardo de Campo, en la región metropolitana de Sao Paulo, una asociación de la que nunca se ha desvinculado y que le cobijó durante tres días cuando, en abril 2018, se emitió una orden de prisión contra él por corrupción.

Luiz Inácio Lula da Silva en su época como sindicalista en Sao Paulo en 1982.Gettyimages.ru
La década de los 70 estuvo marcada por huelgas y paralizaciones contra la dictadura militar (1964-1985), que se materializaron en el surgimiento en 1980 del Partido de los Trabajadores (PT), del que Lula fue fundador y es actualmente su máximo líder.
Su primera campaña presidencial fue en 1989. Volvería a presentarse sin éxito en 1994 y 1998, y no fue hasta 2002 cuando fue elegido presidente de Brasil, cargo que ocuparía hasta 2010 y que abandonó con una popularidad récord del 87 %. Durante sus mandatos, sacó a millones de personas de la pobreza.
"Víctima de una conspiración"
El antiguo obrero metalúrgico se ha casado tres veces. Su primera esposa María de Lourdes da Silva y el hijo que esperaban fallecieron por una hepatitis. En 1974, se casó con Marisa Letícia Rocco y tuvieron tres hijos. Tras 43 años juntos, Marisa falleció en 2017 por un derrame cerebral.
Este año, contrajo matrimonio con Rosangela da Silva, de 56 años, más conocida como Janja, y que ha participado de manera activa en su campaña. Su relación se hizo pública en 2019, cuando Lula llevaba más de un año preso tras ser condenado por corrupción en la megaoperación anticorrupción Lava Jato, que sacudió la política brasileña.
En julio de 2017, fue condenado a nueve años y seis meses de prisión. Durante los 580 días que pasó entre rejas tuvo que enfrentarse a la muerte de uno de sus hermanos y de uno de sus nietos.

Luiz Inácio Lula da Silva con su mujer Janja.Alexandre Schneider / Gettyimages.ru
Lula fue sentenciado por el entonces juez Sergio Moro, por lo que quedó inhabilitado en 2018 para participar de las elecciones en las que era el gran favorito. Bolsonaro salió victorioso y después nombró a ese togado como ministro de Justicia, cargo que terminaría abandonando tras una disputa interna con el presidente.
El líder petista siempre negó las acusaciones y alegó que era víctima de una conspiración para impedir que se presentara a los comicios. Su tesis se confirmó cuando el portal The Intercept Brasil filtró unas conversaciones privadas entre Moro y los fiscales del caso Lava Jato.
En noviembre de 2019, fue liberado por una cuestión procesal y, recuperados sus derechos políticos, preparó su sexta candidatura presidencial mientras la justicia le iba absolviendo o anulando las casi 20 causas que tenía abiertas en su contra.
"Queremos volver para que nadie nunca más ose desafiar la democracia y para que el fascismo sea devuelto a la alcantarilla de la historia, de donde jamás debería haber salido", dijo al confirmar su candidatura en mayo.
Ahora tiene cuatro años por delante para hacer realidad esa promesa.
3. Unidad, lucha contra el hambre y "más democracia": las claves del discurso de Lula tras ganar en Brasil
A sus 77 años, el izquierdista será el presidente con mayor edad en asumir el cargo y el primer brasileño en entrar por tercera vez en el Palacio de Planalto.
El presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da SilvaFotoarena / Legion-Media
El presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, aseguró este domingo tras su triunfo en un reñido balotaje contra el actual mandatario, Jair Bolsonaro, que el "único y gran vencedor es el pueblo brasileño", que "desea más y no menos democracia".
"Estoy aquí para gobernar este país en una situación muy difícil, con ayuda del pueblo vamos a encontrar una salida para que este país vuelva a vivir democráticamente", afirmó.
El líder del Partido de los Trabajadores (PT) subrayó que estas han sido una de las "elecciones más importantes de la historia, que colocaron frente a frente a dos proyectos opuestos del país".
Asimismo, destacó que se trata de "la victoria de un inmenso movimiento democrático que se forma por encima de los partidos políticos, los intereses personales o las ideologías para que venza la democracia".
"Combatir la miseria"
"Este pueblo está cansado de ver en el otro un enemigo", añadió el líder de izquierda, en unas palabras que pretendían desmarcarse del tono altisonante y de las constantes tensiones que caracterizaron la dura campaña electoral.
"A nadie le interesa vivir en una familia donde reina la discordia. Es hora de volver a unir a las familias, reconstruir los lazos de amistad rotos por la propagación criminal del odio. A nadie le interesa vivir en un país dividido, en estado de guerra permanente", apuntó.
Por otra parte, el líder del PT aseveró que su compromiso más urgente "es terminar otra vez con el hambre". "No podemos aceptar como normal que millones de hombres, mujeres y niños en este país no tengan suficiente para comer, o que consuman menos calorías y proteínas de las necesarias", recordó.
"Brasil es mi causa, el pueblo es mi causa y combatir la miseria es la la razón por la cual lucharé hasta el fin de mi vida", apuntó.
4. Lula gana por un estrecho margen el polarizado balotaje en Brasil
Su victoria consolida el giro izquierdista de América Latina, pero el resultado refleja un país completamente dividido.
Luiz Inácio Lula da Silva ganó este domingo las históricas elecciones de Brasil, con el 50,9 % de los votos, frente al 49,1 % alcanzado por Jair Bolsonaro.
A sus 77 años, el izquierdista será en el presidente con mayor edad en asumir el cargo y el primer brasileño en entrar por tercera vez en el Palacio de Planalto, tras liderar el país entre 2003 y 2010.
Aunque con la victoria de Lula se consolida el giro izquierdista de América Latina, el estrecho margen, el más ajustado desde la redemocratización del país, refleja un país completamente dividido.
Como era de esperar, Bolsonaro comenzó liderando el conteo, pero fue rebasado por Lula al 67,76 % del escrutinio, a medida que iban entrando los votos de los estados pobres del norte y de nordeste. En esta ocasión, la abstención fue del 20,55 %.
Tensión y primeras lecturas
Bolsonaro ha hecho en los últimos meses una intensa campaña en contra del sistema de voto electrónico usado en Brasil desde 1996, lo que ha desatado temores de que no acepte la derrota.
"En el momento en que se confirme la victoria de Lula, se puede esperar que los líderes occidentales reconozcan el resultado de inmediato para aumentar la presión sobre Bolsonaro para que acepte la derrota", escribió el analista Oliver Stuenkel.

Un brasileño vota en la segunda vuelta. 30 de octubre de 2022.TheNews2 / Legion-Media
Dos horas después de que el Tribunal Superior Electoral (TSE) declarase vencedor a Lula, Bolsonaro no había reaccionado ni le había telefonado para felicitarle, como manda la tradición.
En una rueda de prensa, el presidente de la institución, el juez Alexandre de Moraes, dijo que llamó a los dos candidatos.
"Les avisé que iba proclamar el resultado oficial. No creo que haya ningún problema. Si hay impugnaciones dentro de las normas electorales, serán analizadas", aseguró.
En esta noche electoral, el ultraderechista se apuntó una victoria en el estado de Sao Paulo, el más rico y poblado de Brasil, donde su candidato, el exministro de Infraestructura Tarcísio Gomes, derrotó al aspirante petista, Fernando Haddad.

Luiz Inácio Lula da Silva en Recife, Brasil. 14 de octubre de 2022.Rafael Vieira/AGIF/Sipa USA / Legion-Media
En Rio Grande do Sul, el candidato bolsonarista Onyx Lorenzoni perdió, contra todo pronóstico, con el joven Eduardo Leite. Otros diez estados escogieron también a sus gobernadores en segunda vuelta, entre ellos Bahía, donde ganó el candidato de Lula, Jerónimo Rodrigues.
La detención de cientos autobuses con electores por parte de la Policía Federal de Carreteras, considerada cercana a Bolsonaro, empañó la jornada electoral porque retrasó el ritmo de votación. Por la mañana, el director de este cuerpo llegó a publicar un mensaje en las redes apoyando a Bolsonaro, que luego retiró.
Aunque la operación policial fue criticada por utilizarse con intereses electorales, el TSE aseguró que no había afectado los resultados y reiteró que la votación transcurrió dentro la normalidad.
La campaña electoral se vio sacudida también a última hora tras un incidente grabado en video el sábado, en el que una diputada bolsonarista persiguió a punta de pistola a un periodista negro después de una discusión sobre los comicios.
"Lula, ave fénix"
La victoria de Lula no solo da carpetazo a cuatro años de gobierno de Bolsonaro, sino que también simboliza su espectacular renacer, después de que fuese encarcelado y se le denegasen sus derechos políticos en 2018, tras ser condenado por corrupción en el marco de la operación Lava Jato.
Lejos queda ahora la imagen del líder del Partido de los Trabajadores (PT) refugiado en el sindicato metalúrgico de Sao Bernardo do Campo, a las afueras de Sao Paulo, y al que se afilió con tan solo 22 años para terminar presidiéndolo.
Miles de personas acudieron entonces a los alrededores del sindicato para apoyar a uno de los mayores políticos que ha tenido América Latina al grito de: "No te entregues, no te entregues".
Lula se entregó porque siempre defendió su inocencia y denunció una conspiración para evitar su regreso a Planalto en las elecciones de ese año, en las que fue el gran favorito. Con el petista en la cárcel, Bolsonaro consiguió la vitoria frente al delfín de Lula, Fernando Haddad. En noviembre de 2019, fue liberado por una cuestión procesal y supuso su regreso al ruedo político, que ha sellado este domingo.
"Gobernar para los vulnerables"
Su vicepresidente será el exgobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, un viejo enemigo con el que se alió para tratar de agradar a los mercados.
Lula encabeza una coalición de partidos progresistas que recibió el apoyo de numerosas personalidades, entre ellos el expresidente Fernando Henrique Cardoso (1994 y 1998), un exrival político que le derrotó en dos ocasiones.
Pacificar el país y gobernar para todos, en especial a los más vulnerables, ha sido uno de los mensajes que ha prometido el líder del PT durante esta campaña. Lula afirma que durante su mandato combinará responsabilidad fiscal y social y desarrollo sostenible. También sostiene que revocará muchas de las medidas de Bolsonaro, especialmente las que afectan al medio ambiente: recuperará todas las áreas indígenas y prohibirá cualquier ocupación de minería ilegal y deforestación ilegal en la Amazonía.
Uno de los aspectos más criticados al ultraderechista fue su discurso y sus medidas para favorecer el avance del agronegocio en los áreas protegidas de la Amazonía, entre ellas el corte de recursos de los principales órganos de control ambiental.
Los analistas le auguran a Lula un gobierno difícil porque estas elecciones han dejado un Congreso más derechizado y conservador, dominado por partidos aliados de Bolsonaro.
Así que este viejo de la política –que este domingo se presento por sexta a unas elecciones presidenciales– tendrá que desplegar su habilidad negociadora para poder sacar adelante sus proyectos.
El próximo 1 de enero deberá asumir su cargo.
Lula también afirmó que durante su gobierno luchará por la deforestación cero en la Amazonía. "Tenemos un compromiso con los pueblos indígenas (...) es posible generar riqueza sin destruir", comentó.
Aunque con su victoria se consolida el giro izquierdista de América Latina, el estrecho margen, el más ajustado desde la redemocratización del país, refleja un país completamente dividido. Lula se hizo con 59.801.287 votos (50,9 %), mientras que Bolsonaro obtuvo 57.810.805 (49,1 %).
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Fuentes:
5. Lula derrotó a Bolsonaro en la campaña más larga y tensa de Brasil
Por Emir Sader
Desde Río de Janeiro
La campaña electoral más larga y tensa de Brasil terminó con el enfrentamiento entre los dos líderes políticos más fuertes, que representan los valores más opuestos que se puedan imaginar. Brasil vivió entre estos dos mundos durante varios meses. Por supuesto, Lula siempre ha liderado las encuestas. Pero pocos puntos separaban a uno del otro, a un futuro del otro.
La campaña terminó pronosticando los resultados que finalmente llegaron. Lula finalizó la campaña arriba y Bolsonaro deprimido, derrotista, presagiando su derrota. El resultado siguió el curso natural de toda una larga campaña. Al final, después de muchas oscilaciones, todas las encuestas tendieron a converger hacia una diferencia favorable a Lula de seis puntos.
Lula triunfó así para convertirse en el primer presidente de Brasil que resulta electo por tres mandatos. Y Bolsonaro, en cambio, será el primer presidente que no logra ser reelegido.
Lula ganó con poco mas del 50 por ciento de los votos, la menor diferencia con la que un presidente brasileño ha sido elegido. Poco menos de dos millones de votos de diferencia. Con una concentración de votos para Lula en el nordeste y para Bolsonaro en el sur del país, como apuntaban las encuestas.
Fue la victoria más difícil y la más esperada. La más difícil, sobre todo por los bots y las fake news que actuaron con la complicidad del poder judicial. La más esperada, porque el país sufrió cinco años en manos de los mismos políticos que habían sido derrotados democráticamente cuatro veces seguidas.
Sentimos injusticias y retrocesos.
Brasil amanecerá aliviado. Con un futuro decidido. Con un presidente que ya definió que su gobierno será de reconstrucción nacional, por el país destruido que recibirá Lula cuando asuma dentro de dos meses.
La jornada también fue tensa porque apareció otra anomalía. La PRF (Policía Rodoviaria Federal) realizó varios operativos, precisamente en el nordeste, deteniendo micros y dificultándoles el voto a los pasajeros, con denuncias que no tenían sentido. El presidente del Tribunal Supremo Electoral ya había exigido el sábado que no se realizara tal operación el día de las elecciones.
El Partido los Trabajadores (PT) pidió la detención del director de esa rama de la policía, pero la justicia no aceptó aplicar ningún tipo de penalidad. Fuentes sólidas han dicho que la operación fue articulada directamente desde el Palacio del Planalto.
No se sabe si hubo personas que no votaron por estos operativos, pero quedan dudas sobre las intenciones de estos procedimientos y en qué medida pueden haber afectado el resultado final de las elecciones.
El margen estrecho de la victoria de Lula sorprendió a todas las encuestas que daban la victoria a Lula por márgenes de entre el cuatro y el ocho por ciento. El episodio mencionado anteriormente puede haber perjudicado a Lula en el nordeste, lo que se podrá saber cuando se analicen todos los datos.
No hay duda de que Brasil sale dividido de esta votación. Lula es elegido por una pequeña diferencia. Pero la derecha logra elegir al gobernador de San Pablo, además de otros estados importantes, sobre todo del sur del país. La izquierda, en cambio, elige a casi todos los gobernadores del nordeste.
Lula tiene un nuevo gran desafío. No solo debe reconstruir el país sino también construir una mayoría parlamentaria y reunificar el país, como ha logrado hacerlo en 2002 y deberá repetir 20 años después.
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